José Antonio Fornaris. CUBANET
Desde
1992 hasta la fecha, los “Pastores por la Paz” han estado en Cuba 23 veces,
para traer artículos que dicen recoger en diferentes ciudades de Estados Unidos
y Canadá, y que entregan a entidades que el gobierno de la Isla determina
previamente. Después, pasan varios días en el país, haciendo declaraciones,
vacacionando, y participando en actividades de apoyo al régimen.
Son
gente rara, porque se supone que sean cristianos, pero el tiempo que pasan en
la Isla lo dedican casi en su totalidad a desarrollar acciones políticas que
poco tienen que ver con el cristianismo.
Los
verdaderos pastores siempre llevan algún mensaje de redención. Sin embargo,
estos, que afirman profesar la paz, casi siempre andan con la imagen del
violento y guerrerista Che Guevara, ya sea en su vestimenta o pintada en alguno
de los ómnibus que traen como donación.
Al
mismo tiempo, se definen como antiimperialistas, y en la actualidad se dedican
a realizar propaganda a favor de los cinco agentes condenados por espiar en
Estados Unidos, diciendo que son inocentes y que deben ser liberados.
Al
respecto, han declarado que no descansarán “hasta que los 5 regresen a la
patria”. Al parecer, ni siquiera saben – o si lo saben, prefieren hacer suya
una mentira política ─ que dos de ellos están en su patria (Antonio Guerrero y
René González), porque son ciudadanos estadounidenses por nacimiento.
Pero
lo que resulta realmente incomprensible es que un grupo que se hace llamar
Pastores por la Paz tenga como estandarte y paradigma a Ernesto Guevara, un
hombre que fue capaz de decir frases como: “Estoy
en la manigua cubana, vivo y sediento de sangre”, o: “El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que
impulsa más allá de las limitaciones del ser humano y lo convierte en una
efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar”.
Solo
se me ocurre pensar que la paz de estos “pastores” sea la de los sepulcros.
Se
conoce la tendencia innata de las personas a relacionarse con quienes son sus
iguales, o con aquellos que aspiran a imitar. En este contexto, representantes
de “Pastores por la Paz” llegan incluso a declarar, de manera pública, cuando
todo demuestra lo contrario, que “Cuba es
un ejemplo para los demás pueblos del mundo”. Pero el comunismo nunca ha sido un régimen de
paz. Y por supuesto, en Cuba eso se sabe bien.
La
paloma blanca ha estado casi extinta en la Isla. Entonces resulta imposible creer
que el denominado grupo “Pastores por la Paz”, que durante 23 años ha
materializado su apoyo a la dictadura cubana, fundamentalmente con propaganda
política, represente un mensaje de salvación. Ellos podrán ser cualquier cosa,
menos mensajeros de la paz.
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