Jesús
Heras. ABC DE LA SEMANA
Era
lógico que Chávez utilizara la figura de Bolívar con fines electorales. De otra manera no se explicaba la exhumación
de sus restos; la contratación de especialistas para la reconstrucción digital
de su rostro, ni tampoco la construcción de un costoso mausoleo.
“El
culto a Bolívar” como lo definiera el historiador Germán Carrera Damas no es
nuevo. Ha servido a dictadores desde el siglo diecinueve hasta nuestros días
para exacerbar la fibra patriótica. Pero con Chávez se da una circunstancia
distinta. Su personalidad mesiánica, suficientemente estudiada por
especialistas, requiere de la herencia y el nombre del prócer para alimentar su
propósito continuista en el poder.
No
importa que en ese camino se mienta, se altere la historia y se destinen los
dineros públicos para ceremonias propias de los más primitivos despotismos. Eso
hemos presenciado los venezolanos en los últimos días ¿Hasta dónde esta
enloquecida exaltación es beneficiosa en
términos electorales? ¿Acaso alguien discute que Bolívar es el Padre de la
Patria? ¿Acaso alguien desconoce su origen o sus riquezas? El historiador
Guillermo Morón ha puesto las cosas en su lugar: “Bolívar era aristócrata, mantuano, burgués, adinerado y blanco. Todo lo
que odia Chávez”.
Pero
las cosas no hay que tomarlas demasiado en serio. Sobre todo cuando provienen
de un hombre enfermo. Si la nueva cara del Libertador, surgida de la “supuesta”
reconstrucción computarizada de su rostro es veraz, sólo existen dos
explicaciones posibles. O bien los mejores pintores de la época eran malazos o
los restos, exhumados por Hugo Chávez, no corresponden al Libertador.
Con
relación al mausoleo destinado a los restos de nuestro héroe histórico, difícil
es distinguirlo, por su forma, del arquetipo de velero que sirvió de
inspiración para el diseño del famoso hotel, Burj al Arab de Dubái, preferido
por las parejas más ricas del mundo para sus Lunas de Miel.
Solo
que Bolívar, sin Manuelita a su lado, ya no está para esos trotes. Y Hugo
Chávez enfermo como se encuentra, mucho menos lo está.
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