martes, 15 de marzo de 2011

Premiando la emulación de la UPEC

Mario J. Viera. 





Para hacer crónicas cursis, no hay quien le gane a los propagandistas de los medios oficiales de Cuba. Estos escribidores quieren hacer gala de un elegante estro hasta para reportar cualquier baladí noticia y terminan cayendo en eso que los cubanos denominamos “picuísmo”. Por supuesto tienen que dedicar algunas palabras de adorno revolucionario dentro del cuerpo del artículo y babear adulonería a las supremas antiguallas del poder.
Ejemplo de lo anterior es la croniquilla aparecida en Juventud Rebelde bajo el título “Informar, esclarecer y convocar” tomado del bla bla bla de Rolando Alfonso Borges, del que se dice es el jefe del Departamento Ideológico del Comité Central del único partido que se permite legalmente en el país.
Este señor en su perorata durante la premiación expresó que  ser “un trabajador de la prensa en la Cuba de hoy es un privilegio, porque permite estar en la primera trinchera del combate de ideas”.
Quizá sea cierto que ser empleado de uno de los medios de comunicación del partido comunista sea un “privilegio”, es decir, una ventaja exclusiva o especial que goza alguien por concesión de un superior, como recoge el Diccionario de la Real Academia y que si a ese superior no le gusta el tipo de ideas que exprese el escribiente en su “combate de ideas”, pues simplemente lo mandará bien lejos y sin compensación salarial.
“Los periodistas (¿periodistas?) ─ afirmó el jefe (¿jefe?) del Departamento Ideológico (que es como decir el jefe de los censuradores del periodismo oficial) ─ han acompañado y acompañarán siempre a la dirección histórica de la Revolución, para informar, esclarecer y convocar…” Cuando se dice “dirección histórica” hay que entender que se quiere decir el hatajo de vejetes que por más de cincuenta años han tenido que mantener los cubanos.
¿Informar?, lo que a la geriátrica élite le convenga. ¿Esclarecer?, es decir, indoctrinar e idiotizar a los lectores, si es que todavía les queda algunos. ¿Convocar?; ¡bueno, sí! Si se toma la segunda acepción que de este verbo da el Diccionario: aclamar (dar voces en honor y aplauso de alguien, por ejemplo de Fidel Castro, de Raúl Castro y… ¡Para de contar!)
El dirigido dirigente, señala la croniquera, “exaltó el magisterio periodístico de Fidel, quien desde sus reflexiones ha profundizado en los más importantes conflictos y desafíos del mundo contemporáneo, ubicando los hechos en su devenir histórico y sus implicaciones futuras y denunciando los turbios manejos que se esconden tras los acontecimientos”. Resulta ser que los papagayos de la UPEC insisten que los periodistas independientes no son periodistas porque no hicieron esos estudios en la Universidad y ahora resulta que Fidel Castro, que no estudió periodismo, posee un “magisterio periodístico”, todo un maestro del periodismo.
Hay que ser “guatacón” a la quinta potencia para calificar las “reflexiones” del desecho mental en que ha devenido Fidel Castro como modelo de “magisterio periodístico”.
Afirmar, se puede afirmar lo que a uno se le venga en ganas. El problema radica en probar que lo que se afirma se legitima con la verdad. Así el dirigente dirigido afirmó, muy convencido, con entusiasmo, con los ojos cerrados a la verdad, pero sin temor de que le regalaran una trompetilla: «Pocas veces ha sido tan evidente el papel insustituible de la prensa en nuestra sociedad como en este último año, en el que debimos enfrentar una descomunal campaña mediática. Lo hicimos con argumento y con altura, nos preparamos a fondo y, como consecuencia, en la red de redes se escucha la voz de Cuba cada vez con más fuerza»,
No sé si se escucha la voz de los usurpadores del gobierno de Cuba, que hasta se creen ser Cuba ellos mismos, lo que sí sé es que si acaso les lean en “la red de redes” cuatro gatos recogidos entre los comunistas que todavía existen, los progres románticos o acanallados y cualquier que otro mentecato.
Finalmente la reportera se decide a informar el tema central de la noticia (se invirtió la pirámide invertida), la entrega de los premios a los ganadores en la emulación de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), correspondientes al año 2010. El primer lugar le correspondió a Prensa Latina cuyo pergamino fue recogido por una señora mal peinada y con rostro de abuelita sonriente.
El acto, nos informa el artículo, estuvo presidido por el Tío Tom del castrismo, Esteban Lazo que solo se encomendó a repartir certificados; el siempre incondicional de los Castro, Armando Hart y el máximo representante del periodismo lacayuno, Tubal Pérez.

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