Chávez propone una “comisión de países amigos” para “solucionar” la crisis de Libia.
El aprendiz de brujo totalitario había guardado silencio sobre el conflicto en Libia. Esperaba, parece, qué diría al respecto su mentor Fidel Castro. Castro le concedió el “beneficio de la duda” a su gran amigo Muamar el Gadafi. Luego el payasito de Nicaragua rompió lanzas a favor del tirano libio.
Chávez no podía seguir guardando silencio, él no puede quedarse atrás defendiendo lo indefendible. El es el líder del Socialismo del Siglo XXI que ha copiado de Fidel Castro y de los métodos de Gadafi. Y ahora salta, se agita, se angustia por la suerte del tirano de Libia. Es que no se puede aceptar que prácticamente el mundo entero haya condenado la represión de Gadafi, que casi todos los gobierno de América Latina hayan levantado su voz de rechazo.
Le angustia que ya frente a las costas libias se divisan naves de guerra de los Estados Unidos. Le molesta que el Consejo de Seguridad de la ONU se pronunciara en contra de la represión libia condenándole como crímenes contra la humanidad. Le preocupa que la Unión Europea haya roto su colaboración con Gadafi y haya ordenado un embargo de armas, la prohibición de que el tirano y los miembros de su familia puedan viajar a Europa y hasta se haya decretado la congelación de sus cuentas bancarias.
Y proclama Chávez: “¿Por qué no enviamos una comisión de países amigos que abogue de manera pacífica por la solución del conflicto? Yo en lugar de armas, optaría por buscar amigos. Estoy seguro de que muchos gobiernos están de acuerdo en buscar una fórmula política, en vez de mandar armas y tanques contra el pueblo libio”
¿Mandar armas y tanques contra el pueblo libio? Pero, ¿será tarugo este presidente con ansias mesiánicas y delirios cesáreos? Quien ha arrojado no solo sus armas y sus tanques sino también aviones y helicópteros contra el pueblo libio ha sido el propio Gadafi.
Por supuesto, tiene que atacar a los Estados Unidos al que acusa de estar “exagerando y distorsionando las cosas para justificar una invasión en Libia”.
El, mentor de ALBA, integrada por un conjunto de gobiernos a los que ha comprado con petrodólares, va a buscar entre ese rebaño a los supuestos amigos de la tiranía libia. “Ojalá ─ dice ─ logremos articular una comisión que vaya a Libia a conversar con el Gobierno y los líderes de la oposición, que hasta ahora no son conocidos públicamente”.
Los líderes de la oposición no son conocidos públicamente, porque esos líderes son todos los estratos de la sociedad libia, los jóvenes que se cansaron de la corruptela del también payaso Gadafi y de su inescrupulosa familia, la gente sencilla, las mujeres, los ancianos, los profesionales y hasta los niños, todos son los líderes de la gran protesta. No hubo una cabeza visible que movilizara, cual un mesías árabe, un redivivo Saladino, a todo, o casi todo un pueblo para exigir el cambio, el derecho a una vida digna.
Pese a lo que desea Chávez, u Ortega, o Castro, la era de Gadafi está llegando a su colosal fin; como está cercano el final del chavismo. El próximo año, Venezuela se librará del payaso que le gobierna y el ejército fiel al chavismo tendrá que pensarlo dos veces antes de negarse a reconocer la victoria electoral de la oposición y cuidarse mucho, pero mucho, intentar sacar los tanques a la calle. La experiencia libia, estará muy fresca entonces.
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