martes, 15 de marzo de 2011

La indecisión de Occidente

Mario J. Viera.





Un cable de REUTERS publicado en el diario español EL MUNDO, el 15 de marzo, señala con evidente claridad que la “falta de consenso de las potencias mundiales a la hora de dar una respuesta conjunta al conflicto de Libia está afianzando el avance de las fuerzas del dictador Muamar Gadafi hacia la victoria en la batalla contra la revolución”.
Según este cable, el representante ruso ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, Vitaly Churkin, declaró luego de no llegarse a un acuerdo en el caso libio: "Hay que responder cuestiones fundamentales, no sólo qué tenemos que hacer, sino cómo tiene que hacerse", agregando: "Si hay una zona de exclusión aérea, quién va a aplicarla...sin esos detalles o respuestas a esas preguntas, es muy difícil tomar una decisión responsable".
Por otra parte, al concluir la reunión del G-8, Serguei Lavrov, ministro de Exteriores ruso justificó la posición rusa diciendo que Rusia necesitaba más aclaraciones sobre la propuesta de la Liga Árabe de una zona de exclusión aérea sobre Libia.
Geoff Morrell, secretario de prensa del Pentágono, dijo durante una entrevista para el canal MSNBC refiriéndose al establecimiento de la zona de exclusión que se trataba de “una decisión política en última instancia, que aún no se ha tomado", aunque agregando que todavía se estaba considerando el tema.
El ministro de exteriores de Alemania, Guido Westerwelle ha dicho refiriéndose al tema: "Somos escépticos porque tememos que, al final, la intervención devenga en una guerra que debilite el movimiento de democratización del norte de África”. Expresó además sus dudas de que la zona de exclusión cumpla su objetivo de detener los ataques de Gadafi contra los rebeldes. "No quiero que Alemania se implique en una guerra en el norte de África”, declaró enfáticamente.
El párrafo inicial, según REUTERS, del comunicado final del G-8, que hacía referencia a la exclusión aérea ha sido retirado y los ministros se limitarán a aplaudir cualquier medida que adopte el Consejo de Seguridad para proteger a la población libia de los ataques de las fuerzas de Gadafi. La mención a la exclusión aérea, apoyada por Reino Unido y Francia, ha sido vetada por Rusia y Alemania, según informaron a Reuters fuentes procedentes de una de las delegaciones.
La indecisión para actuar firmemente para detener los actos del régimen de Gadafi, catalogados por la comunidad internacional de “crímenes contra la humanidad” parece estar determinada por lo que pudiéramos denominar como el síndrome iraquí, con la excepción de Francia y el Reino Unido.
Francia fue el primer país europeo que reconoció al Consejo Nacional libio como único representante legítimo de Libia a la vez que anunciara el intercambio de embajadores entre París y Bengasi, cede de la resistencia libia. El gobierno francés se había mostrado partidario del establecimiento de la zona de exclusión aérea aunque con ciertas condiciones, entre las que se cuentan la aprobación de la ONU y una participación aunque simbólica de los países árabes.
Sarkozy recibe a los representantes del Consejo Nacional de Transición de Libia

El ministro de asuntos exteriores de Francia, Alain Juppé, declaró al concluir la reunión de los países más rico, el G-8 indicó en tono decepcionado: "Ahora mismo, no tenemos los medios militares, porque la comunidad internacional no ha decidido dotarse de ellos”, para finalizar diciendo: "Si hubiésemos utilizado la fuerza militar la semana pasada para neutralizar algunas pistas de aviación y algunas decenas de aviones de Gadafi, quizá los reveses que sufren ahora los rebeldes no se habrían producido".
Una verdad indiscutible. Fuera de las muchas deserciones que se han producido dentro de las filas de Gadafi, él todavía cuenta con una superioridad en tropas disciplinadas, fuerza aérea. Carros blindados y poderosa artillería, lo que le ha permitido recuperar territorio antes ocupado por los insurgentes. Sus indiscriminados bombardeos hubieran podido ser evitados si antes se hubiera establecido la ahora controversial zona de exclusión aérea.
En un artículo aparecido en The Wall Street Journal bajo la firma de Christopher Emsden se informa que Gadafi ha decidido cambiar “de bando en la guerra mundial contra el terrorismo si los gobiernos occidentales hacen en su país lo mismo que hicieron en Irak”. De acuerdo con el artículo, Gadafi habría declarado al diario italiano Il Giornale su disposición a aliarse con Al Qaeda y declarar la guerra santa.
En sus declaraciones, Gadafi exigió que los rebeldes de Bengasi tenían que “rendirse o huir” y, contradictoriamente denominó al Consejo Nacional de ser un frente para Al Qaeda, asegurando que si los rebeldes se rinden “no los mataremos”; “"Los terroristas ─ agregó el tirano ─ serán llevados a juicio, pero la gente normal, que han sido engañados, serán perdonados". Sus peores palabras las dedicó al presidente Sarkozy de Francia al que acusó de tener “un desorden mental”.
Señaló además en tono de vencedor que creía y esperaba que el pueblo libio reconsidere en el futuro sus vínculos económicos, financieros y de seguridad con Occidente.
Ante las dudas de Europa y las fuerzas de la OTAN, Gadafi se atreve a lanzar amenazas y sentirse seguro de su victoria con el aplastamiento de los últimos focos de resistencia opositores. Puede emplear sus armas de agresión sin temor a una intervención de la OTAN, ya sea suministrando equipamiento militar a los rebeldes o estableciendo la zona de exclusión.
Alemania y Rusia de hecho han actuado como cómplices de Gadafi con su obstinación de rechazo hacia el establecimiento de la zona de exclusión aérea. Francia ha demostrado su capacidad de defender a un pueblo oprimido que se alza en defensa de su libertad. Estados Unidos, aferrado  a la espera de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, que tal vez nunca se produzca, prácticamente se ha cruzado de brazos ante la tragedia de la población libia.
Los tiranos que han quedan en este mundo sonríen felizmente ante los remilgos de Europa, Estados Unidos, Alemania, Rusia y la OTAN. Si Gadafi puede resistir aplastando a fuego y sangre la resistencia, sin enfrentar una firme acción de rechazo de Occidente, ellos podrán reeditar su “hazaña” en caso de producirse en sus feudos alguna rebelión popular.

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