sábado, 12 de marzo de 2011

Una triste bloguera llamada Vladia.

Mario J. Viera.  



Nunca había oído hablar de ella. No sabía que existiera un blog con su nombre. Pero hojeando la página cibernética del Granma me encontré por primera vez con ella. Por curiosidad periodística leí el artículo que el súper oficialista diario dedicaba a comentar la entrega de premios que la también súper oficialista Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) o tal vez la UNEAC (porque el redactor de la noticia mezcla las dos instituciones confundiéndolas en una misma) concedía los Premios nacionales José Martí por la Obra de la Vida 2011 y el Juan Gualberto Gómez por la Obra del Año a periodistas (cuesta trabajo darles ese título) oficialistas en reconocimiento a su supuesto “talento, profesionalidad y compromiso revolucionario”.
Vladia Rubio
Lo de talento y profesionalidad de los galardonados está por ver, lo del “compromiso revolucionario” entendido como mercenarismo pro castrista, es lo más seguro.
Fue así que supe del nombre de Vladia Rubio y de la existencia de El Blog  de Vladia. Esa triste bloguera castrista y tan triste que solo recibió mención por su blog en el  Premio Juan Gualberto Gómez de periodismo digital.
No redacta mal Vladia y hasta es capaz de hilvanar algún que otro poema literalmente aceptable. Creo que no le falta talento. ¡Qué triste! Un talento prostituido al servicio de una causa fallida, fracasada, cruel, intolerante…
Vladia, la redactora de Bohemia, se inició en la ciberguerra cuando apareció la figura de Yoani Sánchez. Su blog es uno de los tantos que surgieron, más que para transmitir ideas, para atacar inescrupulosamente la figura de Yoani. Los dardos que lanza contra la autora de Generación Y expresan el celo, por no decir la envidia, por los logros que esta ha acumulado a través de su breve carrera como periodista alternativo.
En su blog ha dicho refiriéndose a Yoani: “Yoani y los suyos tienen como único fin de sus actos el derrocamiento del gobierno, la toma del poder; si existe una intención expresa de subversión, entonces hablamos de confrontación y del derecho del gobierno cubano a defenderse”
¡Triste bloguera! Habla como si ella fuera paladín del gobierno de los Castro; ella que solo es una ficha en el tablero de ajedrez del régimen, una ficha que se mueve según los intereses de la cúpula gobernante y que puede ser desechada o sacrificada una vez que ya no dé más; y parece que no da más, o da muy poco cuando solo alcanza una mención en un premio de poco mérito.
¡Pobre bloguera oficialista que exige no ser callada y pretende callar la voz de los otros, de los que no comulgan con el credo oficial! En su poema Palabras, la bloguera clama:
“No silencies mi boca,/ que no te guste cuando callo/ porque estaré entonces ausente/ en viaje sin brújula/ donde solo hay boleto para uno/ -y es mejor viajar en compañía”.
Quizá sea cierto que una vez hubo una fuente en su casa y se rompió cuando vendió su pluma a los tiranos. Se siente la nostalgia que le invade en su poema “12:30” cuando canta:
“Jirones tejidos a crochet/ van estrangulándome con blanduras idas/ recordando que sí,/ que una vez/ hubo una fuente en mi casa/ pero/ se rompió”.
Pobre cazadora de noticias ya elaboradas para ofrecerlas, después que los censores lo autorizan, en las páginas de lo que ha quedado de la revista Bohemia. Esa donde no es cierto que “en cada pliego recién salido hacia la imprenta late un periodismo vivo, leal a su tiempo, a sus lectores”. Un periodismo falto de vida, leal, no a su tiempo, sino a una ideología anacrónica, y dirigido a desinformar a sus lectores, con la verdad a media, con la completa mentira, con la saliva de los déspotas…
Miente, y sabe que lo hace sin ruborizarse siquiera, obediente a la voz del amo, cuando afirma que ella y los que como ella son, hacen un periodismo donde “ninguna mordaza intente silenciarnos”. Aquellos que impúdicamente cantan loas al gobierno no tienen que temer a la mordaza; la mordaza es para aquellos que se decidan a expresar su pensamiento libre, sin concesiones ideológicas, convencidos de su verdad que no tiene que ser la verdad oficial, como pueden ser blogueros como Yoani Sánchez a quienes, desde todos los medios oficiales se pretende desacreditar o hacerles callar como hicieron en aquella negra primavera cuando la mordaza se impuso con largas penas de prisión.
Sigue tranquila, pobre aeda, pobre rapsoda oficialista, tal vez sea cierto, “que aquí no pasa nada/ simplemente todos los minutos agonizan” como dices en tu poema “No pasa nada”. Los minutos agonizan donde no hay atisbos de cambio, donde han muerto las esperanzas. Aquí no pasa nada… por el momento. Tal vez se haga realidad lo que expresaste en ese poema:
“Que nadie se espante./ algún día otros/ volverán a empezar desde la arcilla”.

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