Castro, el viejo, o el más viejo de los dos Castro usurpadores del poder en Cuba dice queriendo abordar el conflicto libio con “franqueza” que no comparte concepciones políticas o de carácter religiosos con el tirano libio. Seguro, el no comparte concepciones de carácter religioso con Gadafi ya que dice ser “marxista-leninista” y los comunistas, que brotaron del bolchevismo ruso y de la fragua de Stalin son definitivamente más que ateos, antirreligiosos. Le creo.
Ahora, que no comparta concepciones políticas con la hiena de Trípoli, ya eso está por ver; como está por ver que sea martiano como él mismo, durante más de cincuenta años ha pretendido presentarse. Recuérdese los lazos de amistad que contrajo con Gadafi, el premio que recibió de manos del libio hoy en apuros. No olvidemos que Fidel Castro fue galardonado por Gadafi con el premio de la Fundación nada menos que de Gadafi de Derechos Humanos que estaba dotada con un premio en metálico de un cuarto de millón de dólares. Gadafi premiaba a Castro por “su resistencia al imperialismo, su lucha en nombre de los principios y su audacia para enfrentar la realidad, que auguran una nueva etapa en la lucha de los pueblos frente a la hegemonía, el embargo y la agresión”.
El 23 de agosto de 2010 el diario Granma se complacía en anunciar que “el embajador libio califica de excelentes relaciones con Cuba”. Señaló también ese diario que el embajador libio manifestó “que, lustros atrás, más de 800 cubanos brindaron su colaboración en su país, incluidos médicos, ingenieros, constructores de carretera y marineros”; agregando además que el diplomático expresó “el interés de su Gobierno de invertir también en el turismo, en la Isla, particularmente en hoteles y su infraestructura”. Un sutil modo de lavar dinero.
El mismo Granma, ocho meses antes señaló que el vicecanciller del país árabe, Ahmed S. Fituri “quien es secretario de los Asuntos de las Américas en el Comité Popular General de Enlace con el Exterior y Cooperación Internacional, destacó que la Comisión (Mixta Intergubernamental Cuba-Libia) fue un marco propicio para impulsar una colaboración fructífera, partiendo de los sólidos vínculos históricos entre ambas naciones”. A su vez, remarcó el Granma, el viceministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera de Cuba, Ramón Ripoll “destacó como se han ido nuevamente consolidando esos nexos, no solo con los resultados de la reunión, sino también con la firma, horas antes, de un acuerdo intercancillerías para consultas políticas”.
En marzo de 2008, Raúl Castro envió una carta a Gadafi en la que expresaba su deseo de reforzar las relaciones entre ambos países, según reportara la agencia oficialista libia Jan.
En marzo de 1977 Fidel Castro visitó Libia. Allí el gran usurpador pronunció un discurso. Veamos algunos fragmentos de lo que dijera entonces, y que fueron reproducidos por la página digital Acción Comunista, www.forocomunista.com, y tomado de http://cuba.cu/gobierno/discursos/1977/esp/f090377e.html
“Desde hacía tiempo pensábamos que la Revolución Libia y la Revolución Cubana debían acercarse, porque nosotros, aunque distantes, por los hechos veíamos que aquí se estaba produciendo una revolución. Y siempre que ocurre una revolución en cualquier parte del mundo es importante para todos los pueblos del mundo...
“Ahora, hemos visto con nuestros propios ojos la Revolución Libia, hemos conocido de cerca al pueblo revolucionario de Libia, hemos conocido a sus dirigentes... Lo que hemos visto nos ha impresionado profundamente. Imaginamos cómo era Libia antes de la Revolución, después de siglos de colonialismo y de ocupación extranjera. El país estaba repleto de bases militares, los imperialistas habían descubierto grandes riquezas petroleras en Libia y habían planeado agotar esos recursos en 15 ó 20 años”.
Dijo también Castro:
“Cuba es una isla, pero nosotros decimos que Libia también es una isla, rodeada de un mar de arena. Y lo más importante es que ustedes están construyendo el futuro, luchando por abastecerse de la mayor parte de los alimentos que necesitan y transformar la naturaleza”.
Agregó compulsivamente:
“¡No importan los esfuerzos que realicen los imperialistas para aislar a Libia! ¡No importa el apoyo que tengan de gobiernos reaccionarios! La reacción no será eterna, la revolución triunfará, no solo en Libia sino en todo el mundo árabe... Pero además, el pueblo de Libia no está ni estará aislado, el pueblo de Libia tiene amigos firmes y leales... El pueblo de Libia cuenta con la simpatía de los gobiernos progresistas del mundo árabe y de las masas de la nación árabe.... Apoyándose, como se apoyó Cuba, en los Estados y gobiernos progresistas y en las fuerzas revolucionarias de todo el mundo, la Revolución Libia será invencible.... Ahora, con la proclamación del poder del pueblo, la Revolución Libia se ha hecho más sólida y más fuerte....
Soy revolucionario marxista-leninista, pero siento un profundo respeto por las ideas de ustedes..., las convicciones de ustedes y las creencias de ustedes. Somos revolucionarios y eso nos une. Por ello estamos dispuestos a luchar junto a ustedes contra el imperialismo...; apoyar junto a ustedes a los movimientos de liberación nacional y trabajar junto con ustedes por una humanidad más fraternal y más justa”.
Entonces ¿qué, comparte o no concepciones políticas con su amigo el Gadafi?
Si se puede destacar algo que en su discurso en Libia dijo: “el pueblo de Libia no está ni estará aislado, el pueblo de Libia tiene amigos firmes y leales... El pueblo de Libia cuenta con la simpatía de los gobiernos progresistas del mundo árabe y de las masas de la nación árabe....”. De cierta manera fue profético. Hoy el pueblo de Libia, no Gadafi no está solo frente a la sangrienta represión que desatara Gadafi en contra de sus opositores; el pueblo de Libia, ese que resiste en el este del país cuenta con la simpatía de los gobiernos progresistas del mundo árabe y de las masas de la nación árabe....”.
Las acciones de apoyo a la resistencia libia que ofrece la alianza de las potencias occidentales son calificadas por Castro de fascistas y dice:
“En un mundo donde la alianza de Estados Unidos y las potencias capitalistas desarrolladas de Europa, se adueña cada vez más de los recursos y el fruto del trabajo de los pueblos, cualquier ciudadano honesto, sea cual fuere su posición ante el gobierno, se opondría a la intervención militar extranjera en su Patria”.
Parece que olvidó los miles de militares rusos que mantenían cuarteles en Cuba. Se olvida que él apoyó la invasión soviética en Checoslovaquia. Se olvida que él envió tropas a Angola y que sus tropas mataron a cientos de civiles angolanos. Se olvida que intervino con tropas en Etiopía en medio de una guerra civil a favor del dictador Mengistu Haile Miriam. Se olvida que fomentó una guerrilla con militares cubanos bajo las órdenes del aventurero Ernesto Guevara en Bolivia.
“Gadafi ─ aseguró Castro en aquel discurso de 1977 ─ no olvidó a los hombres del desierto, no olvidó a los campesinos, no olvidó a los trabajadores, no olvidó a las familias humildes de donde él surgió. Una de las cualidades más admirables del compañero Gadafi es su constancia, su lealtad a la revolución y la firmeza de sus convicciones....”
Es el mismo tópico de su manera particular de verse a sí mismo confundiendo constancia con arrogancia, lealtad a la revolución con lealtad a sí mismo, firmeza con intransigencia y prepotencia.
A Castro le puede quedar un consuelo. Quizá Tanatos le conceda el no ver el fin de su utopía y morir tranquilamente en su lecho, satisfecho de que con él moriría el sistema que impuso tenaz y violentamente a la sombra de los patíbulos, del presidio, de los fusiles de sus fuerzas armadas y de su Ministerio del Interior y el apoyo inicial de la Unión Soviética que convirtió a Cuba en una plaza de penetración ideológica en el continente; pero de ningún modo podrá constatar si un día el pueblo engañado y sofocado decide sacudirse sus cadenas se opondrá a no a una intervención militar extranjera que le permita abreviar los sufrimientos que la lucha por la libertad impone.
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