...a ese partido fue el que los estadounidenses le devolvieron el control de la Cámara de Representantes, y a sus precandidatos los que aplauden cuando exponen teorías salvajes como que alguien que no tiene seguro médico debe dejarse morir en la puerta de los hospitales.
Pedro Caviedes. EL NUEVO HERALD.
Barack Obama en Osawatomie: “...a strong middle class can only exist in an economy where everyone plays by the same rules, from Wall Street to Main Street”.
El día 7 de diciembre una encuesta del diario Boston Globe anunció que un 49% de las personas del estado de Massachusetts pensaba votar por Elizabeth Warren para uno de sus escaños en el Senado, mientras que un 42% por el senador republicano Scott Brown, que ostenta hoy ese puesto. Ese mismo día un ejército de asesores dirigido por Karl Rove preparó un comercial que saldría al aire al otro día; el mismo que todos los republicanos del Senado, con excepción de uno, bloquearon al nominado del presidente Obama a director de la nueva agencia de protección al consumidor; la excepción (¡qué casualidad!) fue el senador que compite con Warren.
Más allá de esa primera muestra de la hipocresía en la que ha caído ese partido, lo que dice el comercial deja a Maquiavelo, a Sun Tzu, a Hugo Chávez, a Fidel Castro, a Vladimiro Montesinos, al agente Smith de The Matrix y al cardenal Richelieu de Los Tres Mosqueteros, en pañales. La acusan de haber promocionado los rescates a la industria financiera. A ella, que fue por el contrario una ferviente opositora, ¡y ellos!, que fueron por el contrario sus principales forjadores y defensores. ¿Y son estos señores los que hablan de enseñarle al ‘tercer mundo’ cómo se ejerce la democracia? ¿Qué dirán de Obama cuando empiece la campaña a la presidencia?
Seguramente que fue él quien bloqueó todas las iniciativas para crear empleo en el país y para modernizar su infraestructura. Seguramente que fue él quien bloqueó a su propio candidato para dirigir la agencia de protección al consumidor que su gobierno forjó, y que seguramente dirán que la forjaron ellos. Que fue él quien insistió en que no desregularan a la industria financiera. Que no fue él quien ordenó la operación que acabó con la vida del terrorista Osama Bin Laden. Que no fue él quien salvó a la industria automotriz estadounidense. Que él recibió de George W. Bush un país con una economía boyante, sin desempleo, con un crecimiento anual de 20% del PIB y un mundo en paz. Por un lado. Y por el otro, lo de siempre: que es un comunista, un fascista, un socialista, un islamista, un musulmán, un nazi, el anticristo y un socio de Al Qaida. Así que estén preparados. El año que viene será uno más de mentiras declaradas en boca de los que se supone deben ser el ejemplo de la patria, y en nombre de la democracia.
El miércoles pasado, en un discurso en que el presidente Obama mostró cómo el Partido Republicano quiere volver nuevamente a las prácticas que ocasionaron el desastre económico y social de la era Bush, el presidente también se refirió a los valores. Habló de cómo este país triunfa cuando todo el mundo tiene su oportunidad justa, cuando todos dan su cuota justa de sacrificio y cuando todos operan bajo las mismas reglas. Dijo que estos no eran valores del 99% ni del 1%, ni de los demócratas o de los republicanos, sino valores estadounidenses.
Ya yo no estoy tan seguro. Porque si fueran valores también del 1%, por ejemplo, existirían muchos más miembros de ese 1% demandándole a los republicanos que permitan que los descuentos en los impuestos de la era Bush se acaben, y no se impusieran personajes como Grover Norquist, que les exige mantener el compromiso que tienen con su organización ultraconservadora, American Tax Reform, y ellos le obedecen en lugar de seguir el sagrado compromiso que tienen con quienes los eligieron. Que cada uno tenga su oportunidad justa no corresponde con los recortes que desean para la educación pública ni con las leyes anti inmigrantes; la cuota de sacrificio es obvio que no es la misma cuando solo defienden que no les suban los impuestos al 1%; y con lo de las reglas, les extienden desregulaciones a todas las empresas que tengan para pagar el millonario presupuesto de un cabildero.
Pero a ese partido fue el que los estadounidenses le devolvieron el control de la Cámara de Representantes, y a sus precandidatos los que aplauden cuando exponen teorías salvajes como que alguien que no tiene seguro médico debe dejarse morir en la puerta de los hospitales.
Añoro que la elección del 2012 me demuestre lo contrario, pero por el momento parece que todos esos valores de los que habló el presidente Obama, ya no lo son de todos los estadounidenses, y que a muchos más les valen las mentiras y las conspiraciones siniestras de personajes como Karl Rove, que eligieron y reeligieron (a pesar de sus trágicos cuatro primeros años) a George W. Bush, antes que una justicia verdadera para todos los habitantes de la Unión americana.
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