Mario J. Viera
¿Quiere Ud. bostezar y caer somnoliento, cuando ni el Valium logra su efecto adormecedor? Pues es muy sencillo el remedio. Siéntese cómodamente, hojee las pocas páginas de los diarios cubanos que el oficialismo mantiene sin comerciales sino con el peculio del tesoro público que es nada más que el dinero que se le quita al cubano.
Pruebe... Intente leer en esos periódicos oficialistas, ¡a que se cae dormido en cuestión de pocos minutos! Es tan pésimamente aburrida esa prensa legal de Cuba que resulta una angustiosa manera de perder el tiempo con su lectura.
Es el mismo discurso monocorde, aburrido, desgastado, lleno de clisés que utilizan los iluminados y bien achacosos líderes de la... ¡Bueno, de esa cosa que denominan revolución! Revolución, revolución... Si ya hasta cansa el sustantivo. ¿Cómo puede haber una revolución dirigida por viejos acomodados a las glorias del poder? Con viejos que ya carecen de testosterona para emprender cambios verdaderos que beneficien a todos ¡A todos!
La prensa oficial sigue como corderito al amo, canta lo que ensalza el régimen, condena lo que los “líderes” condenan; afirma convencida lo que los jefes afirman. Nada de crítica. Todo marcha bien sobre papeles.
Antes se resaltaba hasta la coronilla la figura de Vladimir I. Lenin. Había Lenin hasta en la sopa. Escuela Lenin, Parque Lenin, Lenin para acá, Lenin para allá. Si acaso alguna breve mención a algún prócer latinoamericano ¿Se mencionaba alguna vez a Simón Bolívar? Por muy Libertador que fuera, ese Simón era otro burguesito nada comparable con la extraordinaria figura de Lenin... si acaso se le reconocía alguna fracesita negativa que hiciera hacia los Estados Unidos o se exaltaba su convocatoria al Congreso Anfictiónico, ese que fue un fracaso total y mostró cuán grande era la desunión latinoamericana.
Los tiempos cambian. Ahora casi ha desaparecido de las crónicas periodísticas el nombre del eminente dictador soviético, alguna referencia a él sin mucha relevancia. Ahora todo es Bolívar, Bolívar para acá, Bolívar para allá...
Y a la altura de Bolívar, más allá de los epónimos de la gesta de la revolución bolchevique, se resaltan las prominentes figuras de cinco héroes de cartón. Ya no cuentan con héroes, se les acabaron, se les gastaron los héroes y tienen que aferrarse a cinco agentes de la Inteligencia que por ser espías, que por ser cómplices de un asesinato sobre aguas internacionales están presos en Estados Unidos. No falta un día que no se mencione, se repita, se itere el nombre de los cinco hombrecillos de la dictadura, elevados a la categoría de héroes, mucho más que la de los ocho estudiantes de medicina fusilados en Cuba por la presión de los cuerpos paramilitares de Voluntarios españoles.
Son tan aburridos los medios oficiales de Cuba. Son tan cansonamente, tan vomitivamente, aburridos los discursos de los grandes entre los grandes, el asilo de ancianos que dice gobernar a Cuba que uno se pregunta ¿Cuándo será? ¿Cuándo será que en Cuba exista una prensa seria, analítica, crítica, punzantemente crítica y sobre todo, amena? ¿Cuándo será que los vejetes que se creen los amos de la isla desaparecerán de la escena pública, bien porque Tánatos les haya dado acogida, bien porque se hayan marchado al extranjero, o bien porque reciban asilo en alguna cárcel donde concluyan su triste y olvidada vida?
Desde el exilio es agobiante esa espera. Quizá nuestros años por vivir no puedan ver ese momento añorado. ¿Tal vez? Quizá sí, quizá ese día esté bien cerca. Quizá todavía podamos ver renacer a la prensa cubana, quizá podamos ver el día cuando ya no queden aburridos, abúlicos, cansados, desgatados gobernantes rigiendo los destinos del país.
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