miércoles, 14 de diciembre de 2011

La permanente humillación

Un pequeño grupo se apoderó de todo en el país, y se erigió poseedor de todas las virtudes nacionales y la encarnación de toda la historia patria.
José A. Fornaris

Managua, La Habana (PD) Dentro de unos días, el primero de enero, se cumplirán 53 años de la llegada de los Castro al poder. A ese gobierno, durante más de medio siglo, se le ha llamado "Revolución", cuando el nombre adecuado es tiranía.

Es lo peor que le ha ocurrido a Cuba en toda su historia. Durante la etapa colonial, los Capitanes Generales o Gobernadores eran cambiados con bastante frecuencia, y los criollos, que a su vez eran ciudadanos españoles, tenían derechos políticos y económicos.

Y durante los 57 años que duró el período republicano los cubanos fueron ciudadanos, con todos los derechos que esa categoría representa, aunque hubo momentos en que la deuda social pudo ser grande. Pero las posibilidades y los grados de expectativas fueron siempre enormes. Tantos, que un puñado de gente pudo generar una conspiración, alzarse en armas y obtener de esa forma el poder.

Lo terrible de estos 53 años no ha sido sólo el alto nivel de avasallamiento, sino lo perenne de la humillación.

Un pequeño grupo se apoderó de todo en el país, y se erigió poseedor de todas las virtudes nacionales y la encarnación de toda la historia patria. No importa para nada que la cifra de cubanos exceda los 13 millones ─ es obligatorio contar los que residen fuera del territorio nacional. Los únicos con las cualidades requeridas para dirigir los destinos del país serán siempre los mismos que lo han hecho durante más de medio siglo.

Primero hubo uno que dijo, repitiendo una idea de José Martí, que "toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz" y que "el poder es una esclavitud". Pero nunca quiso obtener la libertad alejándose del poder, y al parecer, siempre se consideró el elegido grano de maíz.

Su sustito y hermano, aunque tiene 80 años de edad, asegura ahora que no tiene quien lo sustituya. Ellos dos, y el resto de sus seguidores y colaboradores más cercanos, se autodenominan los líderes históricos. Lógicamente, sus voceros se encargan de decir a los cuatro vientos que la "revolución" es benévola y generosa; a la vez, la esencia de esa "revolución" son los "históricos".

Arriba de todo eso, la administración de esa gente ha sido también, desde el punto de vista económico, nefasta. Cuba, nunca en su historia, había sufrido durante un tiempo tan prolongado, de tantas y tan diversas necesidades materiales, ni la forma de vida entre gobernantes y gobernados había sido tan dispar.

Por suerte, aunque ese vocablo nunca debería utilizarse en un tema de estas características, las expectativas han regresado a la mente de los cubanos. Y de ahí a decidirse a remover los obstáculos para hacerlas posibles el tramo es corto.

El momento es propicio ─ la inmensa alegría llegará después ─ para repetir con José Martí, que "donde fue más cruel la tiranía será luego más amada y eficaz la libertad."

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