Andrés Oppenheimer
Barack Obama habla en Myanmar, durante su reciente visita. Foto de Paula Bronstein/Getty |
El reciente viaje a Asia del
presidente Barack Obama fue eclipsado por las noticias de las hostilidades en
la Franja de Gaza, al punto de que casi ninguno de nosotros le prestó atención.
Sin embargo, su visita a Asia podría tener implicaciones para Latinoamérica en
general, y para Cuba en particular.
En primer lugar, el viaje tendrá un
impacto en buena parte de América Latina porque, en una reunión con líderes
asiáticos el 20 de noviembre en Camboya, Obama acordó concluir a fines del 2013
las negociaciones para a crear el Acuerdo de Asociación Trans-Pacifico (TPP, en
sus siglas en inglés), que unirá a casi una docena de países asiáticos y
americanos de la cuenca del Pacífico en el bloque comercial más grande y
ambicioso del mundo.
Aunque las negociaciones del TPP ya se
habían iniciado, el viaje de Obama a Asia aceleró la agenda. La próxima rueda
de negociaciones se realizará el 3 de enero en Nueva Zelanda, y se tiene
programado firmar el acuerdo en octubre del 2013, para que sea ratificado e
implementado en el 2014.
El TPP incluye a Malasia, Vietnam,
Singapur, Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Canadá, México, Chile y
Perú, y posiblemente se integren Japón ─ la tercera economía más grande del
mundo ─, Corea del Sur y Colombia. Aunque los funcionarios estadounidenses lo
niegan, el TPP es entre otras cosas una iniciativa de Obama por contrarrestar
la creciente influencia económica de China en ambas márgenes del Pacífico.
“Es
algo importantísimo”, dice David Lewis, un experto en comercio de la firma
consultora Manchester Trade, de Washington D.C. “Es el mayor pacto comercial que hemos visto desde el Acuerdo de Libre
Comercio de América del Norte (NAFTA) de 1994, y les va a dar a los países
miembros ventajas comerciales muy superiores a las de los que se queden afuera".
Esto podría generar una partición de
facto de Latinoamérica, entre los países del Pacífico que tendrán un acuerdo de
libre comercio con Estados Unidos y buena parte de Asia, y un bloque de países
del Atlántico que — pese a ser grandes exportadores de materias primas a China —
no tendrán un acuerdo preferencial con otros mercados asiáticos, afirman muchos
expertos.
México, cuyo presidente electo Enrique
Peña Nieto ya ha adelantado que apoyará la incorporación de su país al TPP, ve
el acuerdo Trans-Pacífico como una oportunidad única para actualizar su acuerdo
de libre comercio con Estados Unidos y Canadá, y como un vehículo para lograr
acceso preferencial al enorme mercado japonés.
Japón aun no ha pedido oficialmente
entrar en el TPP, debido a la resistencia de sus agricultores. Pero Naoki
Tanaka, director del Centro de Estudios Internacionales de Política Pública,
con sede en Tokio, me dijo en una entrevista que es probable que Japón enuncie
su pedido formal de integrarse al TPP tras las elecciones del 16 de diciembre
allí.
El segundo punto interesante del viaje
de Obama a Asia fue su visita a Myanmar, también conocido como Burma, una
dictadura militar que — al igual que Cuba— ha estado desde hace tiempo sometida
a las sanciones de Estados Unidos por su falta de libertades fundamentales.
El hecho de que Obama decidiera
visitar Myanmar en respuesta a algunos pasos pequeños pero concretos de ese
país hacia una apertura política, que incluyeron la liberación de algunos
presos políticos y elecciones libres para puestos públicos de segundo nivel, puede
interpretarse como una señal de que Obama podría hacer una visita igualmente
histórica a Cuba si el régimen militar de ese país tomara algunas medidas de
apertura política.
Cuando le pregunté por la analogía
Myanmar-Cuba, Roberta Jacobson, jefa de asuntos Interamericanos del
Departamento de Estado, me dijo que Myanmar “es un país que ha sido muy cerrado y muy represor, y que ha empezado a
abrirse’’. Y agregó: “si algo
semejante ocurre en Cuba, vamos a responder, tal como lo hicimos en Birmania”.
Mi opinión: Tanto el TPP como un
posible reacomodamiento con una Cuba más a abierta al mundo ─ probablemente
tras la muerte de Fidel Castro ─ podrían darse durante el segundo mandato
presidencial de Obama. Al no poder ser reelecto, Obama tratará de gobernar para
dejar algunos legados, y ambos temas podrían dejarlo bien parado en los libros
de historia.
A diferencia de los recientes acuerdos
de libre comercio con Colombia, Panamá y Corea del Sur, que fueron legados del
gobierno de George W. Bush, el TPP es una iniciativa de Obama, y tanto él como
su partido pondrán mucho mas empeño en materializarlo. Y un eventual viaje de
Obama a Cuba si se producen algunos cambios democráticos allí sería histórico,
tras más de cinco décadas de sanciones de Estados Unidos a la dictadura cubana.
Tal vez algún día los historiadores vean la reciente visita de Obama a Asia como
un signo de las cosas por venir en Latinoamérica.
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