Oscar Peña. EL NUEVO HERALD
José Montoya, uno de los líderes de la
religión afrocubana en Miami, me ha hecho una pregunta muy interesante:
¿considera usted que las nuevas generaciones cubanas han desplazado el poder de
la extrema derecha en Miami?
La respuesta requiere meditación para
no atropellar la verdad. La realidad es que no se puede contestar en blanco y
negro porque no se trata de poderes, sino de formas de mirar y valorar el
panorama cubano. Pensemos en cuantas viejitas y viejitos cubanos sin más poder
que su exiguo retiro después de trabajar muy duro coinciden también en el
pensar intransigente igual al de un alto funcionario cubano de un banco o el
propietario de una empresa o dirigente de una organización política de
veteranos exiliados cubanos. La respuesta más cercana a la verdad es que han
sido los propios primeros exiliados en general con su desvinculación por muchos
años de la vida de Cuba los que se han aislado al tratar de “estar midiendo” a
los cubanos de hoy por sus pasadas vivencias y formas de pensar.
La evolución del exilio cubano es algo
que hace mucho rato se veía venir y ha sido un grave error humano y político de
los más conocidos rectores del exilio cubano no haber sabido hacer mudanza a
tiempo de sus viejos pensamientos. Se quedaron rezagados y han perdido crédito
político ante su pueblo. Se ven como extraterrestres. Los cubanos huían del
extremismo dentro de la isla y encontraban extremismo en Miami. Los veteranos
exiliados han ido teniendo una acumulación de errores que los ha aislado del
sentir de sus compatriotas de la isla. Las nuevas generaciones rechazan el
castrismo y huyen de Cuba, pero tampoco se suman a los anticastristas porque
los ven – enfrentados al régimen y sin olvidar nunca a Cuba – pero muy
parecidos en formas y abrazo a la intransigencia.
La falta de apoyo popular a las
tradicionales organizaciones de los exiliados, la baja audiencia de los
programas cubanos en las emisoras de radio, la escasa asistencia a actos
políticos, va a obligar – ya ha obligado – a los viejos rectores exiliados a ir
cambiando su inefectivo y almidonado discurso a la antigua. Los que tienen
buena voluntad hacia el futuro de Cuba y un mínimo de inteligencia y sentido
común se van percatando que la edificación y continuación de la nación cubana
es Entre Todos sin odios, ni rencores. Entiendo que es muy difícil admitirlo
pero en el caso cubano todos tenemos una porción de culpa.
Tengo una buena noticia: se observa a
una gran mayoría de los primeros exiliados definitivamente progresando y
dejando de creer en esas griterías radiales que han perdurado por muchos años y
que tanta avería y perjuicio a hecho al proceso de emancipación de Cuba al
dejar desamparado al pueblo cubano sin un faro de luz y un punto de referencia
de lo que deseamos para su cercano futuro.
Hoy ya hay muchas esperanzas que Miami
está avanzando y reflejando una mejor imagen al pueblo cubano de la isla y al
mundo. La elección de Joe García es una irrefutable prueba. No se trata de
ideología, ni de ser afiliado al Partido Demócrata o al Republicano, ni de nada
personal con David Rivera. Se trata que el ganador se percibió más cerca del
pensamiento del exiliado y del cubano de la isla que el perdedor. Incluso los
senadores y congresistas republicanos de origen cubano que siguen en sus
puestos tendrán que cambiar sus enfoques o también pierden.
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