Juan González Febles. CUBA ACTUALIDAD (PD)
De vez en vez y cada cierto tiempo, alguien desde la distancia se nos vuelve políticamente genial. Entonces, le llega el momento de sentar cátedra.
En estas circunstancias, los unos corren a prestar sus servicios al gobierno militar para que les dejen regresar y para participar en las performances que se organizan últimamente. Otros, más abyectos aún, se prestan a servir sin el más elemental pudor a la dictadura militar en los momentos en que esta se muestra más impresentable.
He leído estupefacto el trabajo publicado en cubaencuentro.com que firma desde Miami Miguel Fernández Díaz. Digo estupefacto porque la tesis que defiende el autor echa por tierra las muy bien fundadas sospechas sobre el carácter intencional de la muerte del líder católico Oswaldo Payá Sardiñas. Es una ofrenda de servicio al régimen militar desde el título hasta su coda final o conclusión: "Payá y la crisis de su oposición".
No sé de nadie en Cuba -fuera del muy pequeño círculo familiar o del entorno de sus más allegados-, que a esta altura respalden a Payá o a su Proyecto Varela dentro de Cuba. De hecho, pocos Cuba adentro conocen más de cinco activistas del Movimiento Cristiano Liberación (MCL). Este movimiento se convirtió y es en la actualidad, una exitosa transnacional de la oposición al régimen cubano fuera de Cuba. Esto es cierto, pero de ahí a condonar lo que podría haber sido una operación especial del régimen que podría haber concluido en asesinato, ya es demasiado.
Nos dice Fernández Díaz: "La bandería disidente, que no acertó antes en cómo oponerse a Castro, tampoco sabe ahora cómo desaparecer".
¿Por qué tendría que desaparecer eso que el Sr. Fernández Díaz llama "bandería disidente?" ¿A quien tendría o debía dejar su espacio la llamada "bandería disidente"?
Lo cierto es que no es en Cuba o dentro de Cuba donde se discute o no sobre el Proyecto Varela. Tampoco me parece éticamente correcto que el señor Fernández, desde una cómoda distancia, elucubre sobre lo que deben hacer o no quienes están a pie de obra.
Por otra parte, sólidas argumentaciones que Fernández expone, ciertamente nos dicen una verdad de Perogrullo sobre la inviabilidad actual del Proyecto Varela. Al menos en Cuba, hace bastante tiempo que se demostró como inviable. Lo que se trata es que no parece ser exactamente el Proyecto Varela el factor desencadenante del "accidente" en que perdieron la vida Oswaldo Payá y su ayudante Harold Cepero. Hay algo más, existen otras variables que merecen ser consideradas.
Al momento del accidente, Oswaldo Payá se encontraba en la zona oriental de la isla porque trataba de crear la base en Cuba -que hoy no existe- para el Movimiento Cristiano Liberación. Aunque no se trataba de crear una célula terrorista o una asamblea de violentos, ya que los métodos tradicionales de la disidencia o "bandería disidente", como prefiere llamarla Fernández, son en lo general pacíficos y en lo particular, es decir, lo que atañe tanto al finado Payá como a su organización, también. Esto pareció ser demasiado para la intolerancia supina del régimen militar.
De haber logrado el señor Payá la creación de una organización abarcadora de disidentes y opositores en la zona oriental de la isla, el MCL se habría convertido en la fuerza opositora más formidable dentro de Cuba. Los cuantiosos recursos económicos y el poder mediático centrados en el señor Payá y su organización, le habrían potenciado como un candidato a considerar para dialogar desde la posición de contrapartida válida con el régimen militar. Entonces, si se tiene en cuenta que el régimen militar se empeña en no permitir manifestaciones pacíficas, en invalidar los espacios ciudadanos de disensión, si este régimen se niega a negociar con cubanos dentro de Cuba y si existe algo más que dudas razonables sobre las motivaciones para eliminar a Laura Pollán, entre otras ausencias muy sensibles, ¿cómo es posible que el señor Fernández descarte a priori la posibilidad?
Luego de las muertes misteriosas de algunos disidentes, Laura Pollán, Juan Wilfredo Soto, Wilmer Villar, etc., existe un patrón bajo el cual exigir al régimen militar una investigación imparcial e independiente de la muerte del líder católico Oswaldo Payá. ¿Cómo es posible que el señor Fernández pase por alto este hecho?
No se trata exactamente de cólera o reflexión, es mera y simple justicia. Para demandarla no hay que ser simpatizante del señor Oswaldo Payá: yo nunca lo fui. Se trata de ser incompatible con los asesinatos o con los asesinos, cuando se tiene la duda fundada de estar en presencia de uno o de ambos.
Por otra parte, el Proyecto Varela, más allá de sus aspectos positivos -los tuvo- le sirvió a Fidel Castro para montar su tinglado del "socialismo eterno e irreversible". Y que conste, esto lo digo sin cólera, casi como una decepción y nada más. Prefiero la esgrima y me siento mejor en la polémica con los defensores desembozados de la dictadura militar de Granma, Cubadebate o Le Monde Diplomatique, que con quedaditos que lo hacen como si nada y hasta por carambola
He leído estupefacto el trabajo publicado en cubaencuentro.com que firma desde Miami Miguel Fernández Díaz. Digo estupefacto porque la tesis que defiende el autor echa por tierra las muy bien fundadas sospechas sobre el carácter intencional de la muerte del líder católico Oswaldo Payá Sardiñas. Es una ofrenda de servicio al régimen militar desde el título hasta su coda final o conclusión: "Payá y la crisis de su oposición".
No sé de nadie en Cuba -fuera del muy pequeño círculo familiar o del entorno de sus más allegados-, que a esta altura respalden a Payá o a su Proyecto Varela dentro de Cuba. De hecho, pocos Cuba adentro conocen más de cinco activistas del Movimiento Cristiano Liberación (MCL). Este movimiento se convirtió y es en la actualidad, una exitosa transnacional de la oposición al régimen cubano fuera de Cuba. Esto es cierto, pero de ahí a condonar lo que podría haber sido una operación especial del régimen que podría haber concluido en asesinato, ya es demasiado.
Nos dice Fernández Díaz: "La bandería disidente, que no acertó antes en cómo oponerse a Castro, tampoco sabe ahora cómo desaparecer".
¿Por qué tendría que desaparecer eso que el Sr. Fernández Díaz llama "bandería disidente?" ¿A quien tendría o debía dejar su espacio la llamada "bandería disidente"?
Lo cierto es que no es en Cuba o dentro de Cuba donde se discute o no sobre el Proyecto Varela. Tampoco me parece éticamente correcto que el señor Fernández, desde una cómoda distancia, elucubre sobre lo que deben hacer o no quienes están a pie de obra.
Por otra parte, sólidas argumentaciones que Fernández expone, ciertamente nos dicen una verdad de Perogrullo sobre la inviabilidad actual del Proyecto Varela. Al menos en Cuba, hace bastante tiempo que se demostró como inviable. Lo que se trata es que no parece ser exactamente el Proyecto Varela el factor desencadenante del "accidente" en que perdieron la vida Oswaldo Payá y su ayudante Harold Cepero. Hay algo más, existen otras variables que merecen ser consideradas.
Al momento del accidente, Oswaldo Payá se encontraba en la zona oriental de la isla porque trataba de crear la base en Cuba -que hoy no existe- para el Movimiento Cristiano Liberación. Aunque no se trataba de crear una célula terrorista o una asamblea de violentos, ya que los métodos tradicionales de la disidencia o "bandería disidente", como prefiere llamarla Fernández, son en lo general pacíficos y en lo particular, es decir, lo que atañe tanto al finado Payá como a su organización, también. Esto pareció ser demasiado para la intolerancia supina del régimen militar.
De haber logrado el señor Payá la creación de una organización abarcadora de disidentes y opositores en la zona oriental de la isla, el MCL se habría convertido en la fuerza opositora más formidable dentro de Cuba. Los cuantiosos recursos económicos y el poder mediático centrados en el señor Payá y su organización, le habrían potenciado como un candidato a considerar para dialogar desde la posición de contrapartida válida con el régimen militar. Entonces, si se tiene en cuenta que el régimen militar se empeña en no permitir manifestaciones pacíficas, en invalidar los espacios ciudadanos de disensión, si este régimen se niega a negociar con cubanos dentro de Cuba y si existe algo más que dudas razonables sobre las motivaciones para eliminar a Laura Pollán, entre otras ausencias muy sensibles, ¿cómo es posible que el señor Fernández descarte a priori la posibilidad?
Luego de las muertes misteriosas de algunos disidentes, Laura Pollán, Juan Wilfredo Soto, Wilmer Villar, etc., existe un patrón bajo el cual exigir al régimen militar una investigación imparcial e independiente de la muerte del líder católico Oswaldo Payá. ¿Cómo es posible que el señor Fernández pase por alto este hecho?
No se trata exactamente de cólera o reflexión, es mera y simple justicia. Para demandarla no hay que ser simpatizante del señor Oswaldo Payá: yo nunca lo fui. Se trata de ser incompatible con los asesinatos o con los asesinos, cuando se tiene la duda fundada de estar en presencia de uno o de ambos.
Por otra parte, el Proyecto Varela, más allá de sus aspectos positivos -los tuvo- le sirvió a Fidel Castro para montar su tinglado del "socialismo eterno e irreversible". Y que conste, esto lo digo sin cólera, casi como una decepción y nada más. Prefiero la esgrima y me siento mejor en la polémica con los defensores desembozados de la dictadura militar de Granma, Cubadebate o Le Monde Diplomatique, que con quedaditos que lo hacen como si nada y hasta por carambola
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