Previo a su arribo a estos lares se produjo
una verdadera cacería humana donde todos los indigentes y marginales, cuya
proporción tristemente aumenta cada día, fueron atrapados y detenidos en
grosero y descarado operativo hasta que los caravanistas fueron conducidos de
regreso
Mario Félix
Lleonart. MARTINOTICIAS
Ayer se marchó de Cuba la XXIII
Caravana de los Pastores por la Paz. No tuve ningún contacto con ellos, no se
propició, solo seguí a distancia las actividades que les planificaron, si bien
este aňo, a diferencia del anterior, fueron traídos a los poblados más cercanos
a mi terruño Taguayabón, tales como Caibarién, Remedios, Camajuaní y Vueltas.
Como se dice en buen cubano, me
picaron cerquita, aunque a Taguayabón en particular solo le miraron fugazmente
a través de las ventanillas de sus buses. Yo que el año pasado escribí que
nunca los habíamos tenido por esta zona, ni a ellos, ni mucho menos a sus
ayudas humanitarias, ahora no podré escribir lo mismo, al menos de ellos, porque
sus ayudas siguen tan distantes como antes.
Es probable que al pasearles por estos
poblados de las Villas a ellos hasta les haya parecido que por lo menos acá no
hay necesidad de repartir sus contenedores y por ello descansan en esa tarea de
la repartición en las autoridades cubanas o en instituciones que gozan de su
visto bueno, si ellos supiesen que previo a su arribo a estos lares se produjo
una verdadera cacería humana donde todos los indigentes y marginales, cuya
proporción tristemente aumenta cada día, fueron atrapados y detenidos en
grosero y descarado operativo hasta que los caravanistas fueron conducidos de
regreso, de esta forma no se causó a estos visitantes tan ocasionales la mala
impresión que cotidianamente puede apreciarse. No se tuvo en cuenta ni importó
en lo más mínimo a las autoridades el escándalo que esto ocasionó,
especialmente en una población tan concentrada como la de Vueltas donde fue
particularmente notorio. Se realizó una verdadera limpieza humana para no
afectar la pulcritud de los visitantes extranjeros.
El que les trajeran a mi zona no fue
la única diferencia que encontré en la Caravana XXIII con respecto a la XXII.
Se notó esta vez por ejemplo la ausencia de Ellen Berstein quien en la
experiencia anterior venía al frente como sustituta de Lucius, y no extrañó
solo su ausencia física sino el silencio total de los medios oficiales respecto
a su persona contrastando con el trato de heroína que se le concedió el año
pasado como líder de la caravana.
También fue extremadamente notable
cómo el número de los caravanistas se redujo a menos de la mitad de los que
vinieron el año pasado. Esto obedece a que, aún con todas las medidas
profilácticas tomadas para contrarrestar esto por parte de las autoridades
cubanas, cada vez resulta más difícil conseguir personas sensatas que no se
percaten que les están pasando gato por liebre, salvo a jóvenes inexpertos, en
número considerable teniendo en cuenta el número total de los caravanistas, que
aprovechan esta posibilidad para tener una aventura “revolucionaria”, a la vez
que encuentran una manera barata de pasar unos días de sus vacaciones atendidos
como reyes, disfrutando entre uno y otro acto político de algunas de las
bondades que el régimen que impera en Cuba les concede a ellos al mismo tiempo
que se las niega a la mayor parte de su propio pueblo.
Que contradictorio se me hace el
civismo del que alardea el grupo, capaces como son de conseguir mas de cien
toneladas de ayuda humanitaria tras recorrer numerosas ciudades y hacerlas traspasar
las fronteras Canadá-EE.UU y EE.UU-México, con la forma tan sumisa con la que
se dejan conducir como borregos por el territorio cubano. No tiene gracia
comportarse valientes allá ante un gobierno democrático que finalmente les
permite pasar sin mayores dificultades para venir a rendir pleitesía ente un
régimen autoritario que niega la mayor parte de los derechos que ellos
defienden para el pueblo cubano. No esperaba verlos por mi zona, debo reconocer
que en esto me sorprendieron esta vez quienes les llevaron, pero donde me quedó
bien claro el control total que le entregan al gobierno de acá fue cuando, por
más que busqué, no encontré a ninguno de ellos en la Parroquia San Salvador del
Mundo donde uno de los activistas políticos cubanos de mayor renombre recibía
honras fúnebres, ni en el cementerio de Colón para su multitudinario sepelio.
La muerte de Oswaldo Payá fue sin
dudas el mayor acontecimiento que tuvo lugar en la isla durante la estancia de
esta XXIII Caravana. Los caravanistas que sin dudas si poseen el acceso a
internet del que carece la mayor parte del pueblo de Cuba, saben que este
hombre brillante realizó su activismo inspirado en la doctrina social de la
iglesia, la misma en la que dicen sustentar la suya los Pastores por la Paz.
Fue por ello que no pude evitar mi limitado gorjeo en twitter a través de mi
cuenta @maritovoz y por lo menos tuve que decir: Esperaba 23 Caravana
#PastoresPorLaPaz presente en #Cuba iría a misa por #OPS pero el coraje cívico
lo dejaron cuando cruzaron la frontera.
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