José Antonio
Fornaris. CUBA ACTUALIDAD (PD)
Los malos que se ocultan tras caretas
de bondad, que siempre juegan el papel de víctima y que se presentan a sí
mismos como inmaculados, son los peores de todos.
Son incluso peores que los que
abrazaron el nacionalsocialismo, porque estos no negaban su esencia.
Tras la muerte, en un accidente aún
nada claro, de los opositores pacíficos Oswaldo Payá y Harold Cepero el pasado
22 de julio, el régimen de Cuba jugó otra vez a la estrategia de pasar de
victimario a víctima. A tales efectos cambió el foco del asunto. De momento ya
lo grave no era la muerte de los dos opositores, sino la presunta o real ayuda
que desde el exterior se le presta a la oposición interna.
Dentro de esa línea ─ no podía ser de
otra forma ─ está el editorial que los medios en la isla ─ todos al servicio
del Estado a toda hora y en todo momento ─ divulgaran el martes 31 de julio.
"No se puede tapar el sol con un dedo: pese a la censura y la manipulación,
es bien sabido (mentira) que en
nuestra tierra, la contrarrevolución siempre ha sido y es mercenaria. Son
vulgares agentes que el gobierno de los Estados Unidos y sus aliados pagan,
abastecen e instruyen. Traicionan a su patria por unas monedas".
Miren quiénes hablan de traición, los
que negaron hasta la saciedad que fueran marxistas para obtener el apoyo de
todos los que deseaban que el golpista general Fulgencio Batista saliera del
poder y el país volviera a la senda democrática, y que convirtieron a Cuba en
una base militar e ideológica de la Unión Soviética a cambio de todo tipo de
apoyo para continuar en el poder.
¿Y de qué revolución habla esta
gente? Aquella terminó el mismo día en
que Fidel Castro aplastara todas las leyes del país, violara todas sus
tradiciones y agrediera la memoria de todos sus próceres, al afirmar frente a
un grupo de seguidores armados que su régimen era comunista. Lo que hoy existe
es un gobierno tan ineficiente económicamente y tan represivo y excluyente en
lo político, que además de un derecho, es un deber estar en su contra.
"Es conocida la historia inmaculada de una revolución que triunfó y ha
sido defendida durante medio siglo sin una sola ejecución extrajudicial, sin un
desaparecido, un torturado, un secuestrado, un solo acto terrorista".
En los primero años del triunfo
"revolucionario" fueron fusilados miles de cubanos, a algunos se les
condenó por la mañana y se les fusiló por la tarde de ese mismo día. Los
últimos fusilamientos con matiz político fueron los de los tres jóvenes negros
que intentaron secuestrar la lancha de pasajeros Baraguá para llegar a costas
de Estados Unidos. En un proceso que duró solo ocho días fueron juzgados y
fusilados. Con un sistema judicial con esas
características, ¿para qué hacen falta las ejecuciones extrajudiciales?
En el municipio Aguada de Pasajeros,
de la provincia Cienfuegos, en la región central del país, la familia Gonzalo,
cuyos integrantes son conocidos como "los asturianitos", tiene tres
desaparecidos. Dos murieron en combate
en la época de las guerrillas anticastristas y las autoridades nunca le han
informado a sus dolientes donde están enterrados. El padre de la familia, un
asturiano, en esa misma época salió una mañana de su casa hacia las faenas
agrícolas, y nunca más se supo de él; solo apareció su cabalgadura, una mula,
con cincuenta y dos impactos de bala. Varios miembros de esta familia, que
cumplieron largos años de prisión, residen en Estados Unidos.
Se conoce muy bien que la tortura no
es solo física, existe también la psicológica, y esa la han sufrido y la sufren
muchos cubanos. Los llamados actos de repudio no son más que una práctica de
terrorismo de Estado. Amén de que la revolución se hizo, en gran medida, a base
de terrorismo. ¿Y secuestro? Hay más de una historia de ex funcionarios de
varios niveles, que tras desertar fueron secuestrados en otros países y traídos
de regreso a Cuba.
El llamado "gobierno libre y soberanamente elegido" (nunca hemos tenido
elecciones libres, justas y democráticas), lleva más de cincuenta y tres años
en el poder. Una verdad que no necesita ser demostrada, es que es imposible
permanecer tanto tiempo en el poder sin aplastar vilmente derechos
fundamentales de varias generaciones. Un régimen de ese tipo nunca tendrá razón
y es muy difícil que diga alguna verdad.
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