Noam Chomsky.
1. La estrategia de la distracción.
El elemento primordial del control
social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención
del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las
élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de
continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la
distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por
los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la
psicología, la neurobiología y la cibernética. ”Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos
problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al
público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a
granja como los otros animales (cita del
texto ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.
2.
Crear problemas y después ofrecer soluciones.
Este método también es llamado
“problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista
para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de
las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o
se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin
de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en
perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer
aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el
desmantelamiento de los servicios públicos.
3.
La estrategia de la gradualidad.
Para hacer que se acepte una medida
inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años
consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente
nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990:
Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa,
salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran
provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.
4.
La estrategia de diferir.
Otra manera de hacer aceptar una
decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el
momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro
que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado
inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a
esperar ingenuamente que “todo irá mejor
mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo
al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con
resignación cuando llegue el momento.
5.
Dirigirse al público como criaturas de poca edad.
La mayoría de la publicidad dirigida al gran
público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente
infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese
una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar
engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. Por qué?
“Si uno se dirige a una persona como si
ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la
sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o
reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12
años o menos de edad (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”)”.
6.
Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión.
Hacer uso del aspecto emocional es una
técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y
finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización
del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para
implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir
comportamientos…
7.
Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad.
Hacer que el público sea incapaz de
comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su
esclavitud. “La calidad de la educación
dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible,
de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases
inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposible de
alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras
tranquilas)”.
8.
Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad.
Promover al público a creer que es
moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…
9.
Reforzar la autoculpabilidad.
Hacer creer al individuo que es solamente él
el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su
inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de
rebelarse contra el sistema económico, el individuo se auto desvalida y se
culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición
de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!
10.
Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen.
En el transcurso de los últimos 50
años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha
entre los conocimientos del público y aquellos poseídos y utilizados por las
élites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología
aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser
humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido
conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto
significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y
un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí
mismos.
***
Noam
Chomsky, Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional Autónoma de México,
UNAM. Noam Chomsky, nació en Filadelfia, Estados Unidos, el 7 de diciembre de
1928. Es un lingüista, filósofo y activista estadounidense, profesor emérito de
Lingüística en el MIT, Massachusetts Institute of Technology, y una de las
figuras más destacadas de la lingüística del siglo XX.
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