miércoles, 16 de febrero de 2011

“Cuentapropistas”. Licencias onerosas

¿Resolverá el trabajo por cuenta propia el problema del desempleo en Cuba? No parece probable. Las licencias se solicitan masivamente y también se devuelven en casi igual proporción.

Los impuestos anejos con la actividad se llevan un alto porciento de las utilidades, el acoso de los inspectores agobian a los cuentapropistas.

La panacea castrista parece no ser tan efectiva como creyeron los ancianitos del Comité Central.

Estos dos artículos procedentes del periodismo independiente de Cuba parecen decir que los artífices de la nueva economía cubana están equivocados.


Trabajadores por cuenta propia se niegan a negociar con el gobierno.


MORÓN, Cuba, 16 de febrero (José Manuel Caraballo Bravo, APLA / www.cubanet.org ) –Desde el pasado 10 de febrero, funcionarios de la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT), en conjunto con los del Poder Popular de Morón, han intentado infructuosamente reunir a los trabajadores por cuenta propia para llegar a acuerdos sobre la ubicación de los establecimientos en la calle principal de la ciudad y los pagos al fisco. Los cuentapropistas no han asistido a las reuniones convocadas.  La estación de radio local, Radio Morón, refiriéndose al asunto llamó a la “reflexión”, en su noticiario de las 6:30 AM.

Según datos de la ONAT, en Morón, luego de la apertura a los trabajos por cuenta propia, existen unos 2.500 trabajadores cuentapropista, en unas 140 especialidades. Predominan los dedicados a la gastronomía. Muchas personas que obtuvieron licencias inicialmente las han devuelto ya y han cerrado sus pequeños negocios, por considerar demasiado altos los permisos e impuestos cobrados por el Estado, lo cual, combinado con la ausencia de un mercado mayorista donde comprar abastecimientos a precios bajos, no les deja margen de ganancia.


Dueños de nada
Amarilis Cortina Rey

LA HABANA, Cuba, febrero (www.cubanet.org) – Frustración y desconfianza son algunos de los sentimientos expresados por algunas personas que han solicitado licencias para trabajar por cuenta propia.

La idea del gobierno de tratar de paliar la crisis del desempleo estimulando la iniciativa privada, no parece haber tenido la acogida que se deseaba. La gente se muestra escéptica ante las nuevas medidas.

De acuerdo con el criterio de varias personas, a las oficinas habilitadas por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social llegan tantas personas a solicitar sus licencias para trabajar por cuenta propia, como las que acuden a devolverlas poco después de haberlas obtenido, debido a que no pueden pagar los altos costos e impuestos que el gobierno demanda.

“Se pueden ver las dos filas. Unos van a solicitar la licencia y otros a entregarlas porque no ganan lo suficiente, ya que los impuestos son muy altos y la vida está muy cara” -expresó Daniel, un habanero de 48 años.

Sin embargo, los vendedores ambulantes, que hasta hace poco fueron combatidos por policías e inspectores, vuelven a ocupar las calles. Improvisadas mesas en varios sitios de la ciudad, exhiben una discreta variedad de productos. Y otros son escondidos debajo de las mismas, fuera de la vista de los inspectores.

Una vendedora comentó: “Uno no sabe ni lo que puede vender. Mi licencia me permite vender sólo objetos útiles para el hogar. Sin embargo, por vender estropajos de aluminio, ayer los inspectores me pusieron una multa, dicen ellos que simbólica, de 20 pesos. Es como una multa de advertencia. Pero después, uno de ellos me pidió que le regalara un estropajo. Hay cosas que sabemos que no podemos vender, pues no se relacionan con nuestra licencia. Pero otras si, y de cualquier modo nos multan, y si protestas es peor”.

Quienes en Cuba han adquirido una licencia para trabajar por cuenta propia, saben que la buena relación con los inspectores es primordial para la subsistencia de su negocio.

Migdalia, enfermera jubilada con más de treinta años de servicio, recibe un retiro mensual de trescientos pesos, equivalente a doce dólares, y afirma que debe vender lo que pueda para subsistir:

“Estoy enferma y cansada, mi retiro no me alcanza, pero mientras tenga ánimo seguiré luchando. Aquí uno se enfrenta a muchas adversidades y la primera son los inspectores. Algunos trabajan bien, pero otros se aprovechan del puesto que tienen para sacarte algo de lo poquísimo que nos deja el gobierno. Y lo más triste es que se lo tienes que dar”.
 

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