viernes, 19 de julio de 2013

Jarabe de “componte”


Luis Cino Álvarez. CUBANET

Se refería hace unos días el general Raúl Castro, en su discurso ante la Asamblea Nacional del Poder Popular, a los múltiples males que azotan a la sociedad cubana.  Y uno no sabe por qué preocuparse más, si por la existencia de dichos males, en cuyo recuento  el general se quedó corto ─ probablemente sus informantes del Partido no quisieron hacer demasiado larga la lista de indisciplinas sociales e ilegalidades para no escandalizarlo y preocuparlo demasiado ─ o por los métodos que utilizarán para disciplinarnos y adecentarnos.

Aunque le agradezcamos la sinceridad, no era preciso que el general-presidente alertara al respecto: ¡vaya si sabemos  que en  esta sociedad los valores se han ido a bolina y los conceptos más elementales han trocado sus significados!

Se han hecho parte de la anormal normalidad nuestra de cada día el ruido del reguetón, los sobornos,  las palabrotas, la chusmería,  los escándalos domésticos que derivan en riñas tumultuarias;  los empujones  para abordar la guagua; los muchachos que van por la calle sin camisa, el pantalón por la verija, vociferando y bebiendo alcohol a pico de botella; las fiestas que terminan a machetazos,  la gente que lanza la basura a la calle; los que orinan y cagan en los portales; los hombres que entran a las funerarias en camiseta y sin quitarse la gorra; las muchachas, con modales de burdel, que anuncian sus tarifas y exhiben su cuerpo como carne de cerdo en tarima …

Sería mejor que luego de enumerar los desastres, si quieren empezar a buscar soluciones, que hurguen en las causas… ¿Por qué  tantos cubanos prefieren vivir del trapicheo y el delito antes que trabajar para el Estado o sacar una licencia para trabajar por cuenta propia?  ¿Por qué hay tantos alcohólicos? ¿Cuál es el verdadero significado de las palabrotas y la jerga marginal de los adolescentes? ¿Cuánto de frustración  hay en las piedras que lanzan los gamberros contra los cristales de las guaguas? ¿Por qué son jóvenes la inmensa mayoría de los están en las cárceles y de los que se van del país?

¿Pensarán los Jefes que los cubanos le hemos cogido el gusto a vivir en la cochambre y la ilegalidad?

¡Cualquiera se eriza cuando los mandarines verde olivo hablan de imponer orden! Y no es que no haga falta el adecentamiento de la piara en que nos han convertido,  pero no a la manera que ellos  conciben el orden y la disciplina,  ni con los métodos que utilizan.

Presiento que se avecinan nuevas legislaciones draconianas, que vuelven el componte y los mayorales, las multas hasta por respirar y estar vivos,  que se duplicarán los abusos de la PNR ─ y más ahora con la modificación penal que aliviará el trabajo a los tribunales municipales y concederá a los policías fueros de jueces para multar y también para dejarse sobornar por los maleantes ─ y los desalojos que no dejan de ser exactamente eso porque oficialmente los llamen “extracciones”. Y todo lo demás que se les pueda ocurrir por el camino a los caciques  para frenar tanto desenfreno. ¿Se imaginan  si les da por cortarles las manos a los ladrones, como en Arabia Saudita, la cantidad de mancos que habrá en Cuba?

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