Luis Cino Álvarez. CUBANET
Se refería hace unos días el general
Raúl Castro, en su discurso ante la Asamblea Nacional del Poder Popular, a los
múltiples males que azotan a la sociedad cubana. Y uno no sabe por qué preocuparse más, si por
la existencia de dichos males, en cuyo recuento
el general se quedó corto ─ probablemente sus informantes del Partido no
quisieron hacer demasiado larga la lista de indisciplinas sociales e
ilegalidades para no escandalizarlo y preocuparlo demasiado ─ o por los métodos
que utilizarán para disciplinarnos y adecentarnos.
Aunque le agradezcamos la sinceridad,
no era preciso que el general-presidente alertara al respecto: ¡vaya si
sabemos que en esta sociedad los valores se han ido a bolina
y los conceptos más elementales han trocado sus significados!
Se han hecho parte de la anormal
normalidad nuestra de cada día el ruido del reguetón, los sobornos, las palabrotas, la chusmería, los escándalos domésticos que derivan en
riñas tumultuarias; los empujones para abordar la guagua; los muchachos que van
por la calle sin camisa, el pantalón por la verija, vociferando y bebiendo
alcohol a pico de botella; las fiestas que terminan a machetazos, la gente que lanza la basura a la calle; los
que orinan y cagan en los portales; los hombres que entran a las funerarias en
camiseta y sin quitarse la gorra; las muchachas, con modales de burdel, que
anuncian sus tarifas y exhiben su cuerpo como carne de cerdo en tarima …
Sería mejor que luego de enumerar los
desastres, si quieren empezar a buscar soluciones, que hurguen en las causas…
¿Por qué tantos cubanos prefieren vivir
del trapicheo y el delito antes que trabajar para el Estado o sacar una
licencia para trabajar por cuenta propia?
¿Por qué hay tantos alcohólicos? ¿Cuál es el verdadero significado de las
palabrotas y la jerga marginal de los adolescentes? ¿Cuánto de frustración hay en las piedras que lanzan los gamberros
contra los cristales de las guaguas? ¿Por qué son jóvenes la inmensa mayoría de
los están en las cárceles y de los que se van del país?
¿Pensarán los Jefes que los cubanos le
hemos cogido el gusto a vivir en la cochambre y la ilegalidad?
¡Cualquiera se eriza cuando los
mandarines verde olivo hablan de imponer orden! Y no es que no haga falta el
adecentamiento de la piara en que nos han convertido, pero no a la manera que ellos conciben el orden y la disciplina, ni con los métodos que utilizan.
Presiento que se avecinan nuevas
legislaciones draconianas, que vuelven el componte y los mayorales, las multas
hasta por respirar y estar vivos, que se
duplicarán los abusos de la PNR ─ y más ahora con la modificación penal que
aliviará el trabajo a los tribunales municipales y concederá a los policías
fueros de jueces para multar y también para dejarse sobornar por los maleantes
─ y los desalojos que no dejan de ser exactamente eso porque oficialmente los
llamen “extracciones”. Y todo lo demás que se les pueda ocurrir por el camino a
los caciques para frenar tanto
desenfreno. ¿Se imaginan si les da por
cortarles las manos a los ladrones, como en Arabia Saudita, la cantidad de mancos
que habrá en Cuba?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario