“Something
is rotten in the state of Denmark" (Hamlet,
Acto I, escena 4. W.
Shakespeare)
Mario J. Viera
Cada vez que escuchamos alguna
ocurrencia de los pichones del chavismo, no sabemos si reírnos, si quedarnos
boquiabiertos o si tirarles a chacota. El post chavismo conducido de la mano de
Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y otros pícaros se me antoja como si se
tratara de una ridícula parodia del Hamlet de Shakespeare sin que le falte
hasta su fantasma de Elsimore pero sin padecimientos en el purgatorio, sino
“galáctico”, “celestial” y “universal”, a lo dicho por el alcalde del Municipio
Libertador de Caracas, el muy chavista, patriotero, socialista e inepto
funcionario, Jorge Rodríguez Gómez.
Como el fantasma de Hugo Chávez aún
vaga cerca de Nicolás, el ungido, inspirándole con la profundidad de su
pensamiento, de sus preclaras ideas, con su superior sistema ideológico, nada
más natural que el día de su 59 aniversario a Nicolás se le ocurriera una muy
brillante, rutilante idea: Crear por decreto el Instituto de Altos Estudios ─
fíjense bien, altos estudios, algo así como nivel de doctorado, universitario ─
del Pensamiento del Comandante Chávez.
Buen trabajo le espera a los
catedráticos que intenten rasguñar en el legado ideológico ─ si es que lo hubo
─ del comandante inmortal, del faro luminoso de toda América, ¡Quiá, América!, del
mundo entero. No será fácil sistematizar el pensamiento de Hugo Chávez, porque
con respecto a Simón Bolívar él será lo que con relación a Martí, un poeta
adulador diría de Fidel Castro, “retoño martiano” y en su caso, “retoño
bolivariano” (Fidel, fidelísimo retoño
martiano,/ asombro de América, titán
de la hazaña…)
Habrá que filtrar cientos y cientos de
CD con los discursos, con la verborrea de Chávez en maratónicas audiencias de
su “Aló Presidente”, si hasta a su aliado Raúl Castro le cansaban sus discursos:
“Yo tengo un problema. Escucho su
larguísimo programa 'Aló Presidente' cada domingo, pero dura tanto que pongo el
televisor bajito y sigo trabajando. Después pido a algún ayudante que me haga
un resumen porque él siempre dice cosas interesantes”.
Entre las cosas interesantes que dijo
están las palabras de apoyo a violadores de derechos humanos y autores de
crímenes contra la humanidad como Robert Mugabe: “Mugabe ─ declaró el comandante supremo ─ se ha convertido en blanco del ataque de distintos entes del sistema
mundial y a través de la prensa occidental lo satanizan, lo atacan (…) Quiero
darle nuestro apoyo moral y político al presidente Mugabe y al pueblo de
Zimbabue (…) Este pueblo lo reconoce por sus luchas antimperialistas. Es un hombre
que ha dedicado su vida a la lucha anticolonial. Tenemos que alinearnos en su
defensa”. Tal vez lo que afirmara de Muammar Gadafi
cuando le regaló una réplica de la
espada de Bolívar: “No estoy exagerando
para nada: lo que es Simón Bolívar para nosotros los venezolanos y venezolanas
es Muammar al-Gadafi para el pueblo libio. Es el libertador de Libia, el
creador de la república árabe popular socialista”. Interesantes sus
palabras cargadas de fe revolucionaria las que le prodigara a Mahmud
Ahmadinejad al recibirle en una de sus habituales visitas a Venezuela: “Sólo un continente libre como Sudamérica
puede ahora recibirte como te recibe. Bienvenido, hermano. Yo te llamaría
incluso gladiador de las luchas antiimperialistas, ejemplo de firmeza, de
constancia, de batalla por la libertad de su pueblo (...) La patria de Bolívar te da la bienvenida”.
Posiblemente los eruditos que estudien
el pensamiento del fantasma viviente se decidan por dedicar todo un volumen al glosario de lindezas que en vida le
dedicara a sus opositores. Así habría que estudiar el valor semántico que
encierra el descalificativo dado de “escuálidos” a los opositores; o ese de “majunche”
que le regalara a Henrique Capriles o la clara expresión que le dedicara al
candidato presidencial del Perú Alan García y luego electo presidente
diciéndole “corrupto y ladrón de siete suelas”. Habría que estudiar la sutiliza
del acertijo empleado para referirse a Capriles: “Tienes rabo de cochino, orejas de cochino, roncas como un cochino,
entonces eres cochino”; y que decir de sus calificativos de “mafiosos”, “oligarcas” y traidores. En ese glosario se
pudieran incluir los descalificativos que les dedicara al presidente de
Colombia Álvaro Uribe, como esta joya de
arte diplomático: “Uribe sirve para ser
jefe de una mafia”.
El Instituto de Altos Estudios, según
Nicolás el vidente tendrá como objetivo “ejercer
la rectoría para profundizar el estudio y la difusión del pensamiento y los
valores del comandante eterno”, quizá luego el profundo pensamiento de
Chávez se dosifique para implementar la formación de los escolares en la
luminosa ideología, y hasta sea posible que se fabrique con esa enseñanza al “hombre
nuevo” del Socialismo del Siglo XXI… Esto si antes los venezolanos no mandan a
los chavistas y a su Instituto al estercolero.
Mas ahí no se queda la peste de
Chávez, su hedor llega hasta modificar el Himno o Marcha a Caracas. El alcalde del
Municipio Libertador de Caracas, Jorge Rodríguez Gómez, tiene una gran
preocupación, su inquietud la puso de
manifiesto el día de la conmemoración de los 466 años de la fundación de
Santiago de León de Caracas; no se trata de las tantas personas que cada mes
son asesinadas en la ciudad, ni que sus calles “están llenas de basura, de desechos sólidos y la oscuridad confabula
con la delincuencia”, como denunciara el diputado Stalin González; ni que las
parroquias estén “inundadas de basura, la
vialidad destruida con huecos por doquier” como hiciera ver el Coordinador
Operativo de Primero Justicia Caracas, Miguel Rivas. No, esos son temas de poca
monta, preocupaciones de los escuálidos fascistas de la oposición. La preocupación del alcalde tiene el éxtasis
del patriotismo, del amor hacia la luz de Venezuela, hacia el Cristo del socialismo.
El la emprende contra el Himno a Caracas: “Caracas
no se merece un himno de la ciudad, que fue escrito por un señor que le hacía
los lemas de campaña y las canciones a Carlos Andrés Pérez y a Jaime Lusinchi.
Caracas no se merece ese pasodoble barato como himno de la ciudad” y tiene
que ser cambiado por un nuevo himno “en
el que se sienta la nueva vida que vivimos y se respire al hombre que ha
moldeado la Caracas del futuro, nuestro comandante supremo Hugo Chávez”.
Tal como diría Marcellus en la torre
de Elsimore ante la presencia del fantasma del padre de Hamlet: “Algo apesta en
Venezuela… apesta a fantasma, a podrido…”
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