Helen Aguirre Ferré. DIARIO LAS AMERICAS
No
son muchos los jurados que regresan con un veredicto de no culpable, pero en
Sanford, Florida, seis mujeres, una de ellas hispana, lo hicieron absolviendo
al vigilante George Zimmerman de asesinato en segundo grado y asesinato
involuntario en la muerte del joven afro americano Trayvon Martin.
Los
detalles del caso son más que conocidos. George Zimmerman se impuso la
responsabilidad de ser el vigilante del complejo de apartamentos en donde vivía
con su esposa. Era conocido por todos y nadie tenía una palabra despectiva
acerca de él, todo lo contrario, lo describían como un hombre servicial.
También era un hombre armado. Tenía permiso para aportar un arma oculta.
Martin,
de 17 años estaba visitando a su padre en el complejo. Era un joven típico
buscando su camino entre los retos de la agresiva vida urbana en donde el uso
de la mariguana aumenta y la cultura más ruda domina. Trayvon tenía problemas
en la escuela pero no por violencia sino por mariguana y su madre, que vive en
Miami, creía que su hijo estaría mejor con su padre en Sanford. El resto es
historia. Regresando de comprar unos dulces y un refresco es observado por
Zimmerman quien lo ve sospechoso. El joven vestía con un “hoodie” y era negro,
dos detalles que para el vigilante representaban un peligro; así vestían unos
ladrones que habían robado en el vecindario en semanas previas. Pidiendo ayuda
de la policía para parar a Martin, Zimmerman ignora la orden de ellos de no
perseguir al joven ya que ellos se encargarían.
Martin,
por su parte, le decía por su celular a una amiga que le seguía un sureño,
usando una descripción despectiva hacia Zimmerman. El muchacho no estaba armado
e intuía que el que lo perseguía le era hostil. Lo único que se sabe con
certeza de lo que ocurrió luego es que Zimmerman disparó su revólver matando a
Trayvon Martin.
Se
cree que la muerte de Trayvon Martin deja un legado. Ciertamente abre un nuevo
debate sobre las tensiones raciales en Estados Unidos y el uso de las armas. No
son temas nuevos. Ha habido enormes avances en la vida cultural y legal en el
país desde las leyes discriminatorias conocidas como “Jim Crow” en el sur con
todas sus consecuencias. Pero el hecho de que tanto Zimmerman como Martin se
hayan sentido amenazados por motivo de prejuicios raciales es evidencia de que
en muchas partes del país, ciertamente en la Florida, las divisiones sociales
son muy marcadas. A la vez, todo esto ocurre cuando el país votó a favor de la
reelección del primer presidente negro de la nación.
Si
realmente estuviésemos preocupados por las víctimas de crímenes contra los
negros y la proliferación del uso rampante de las armas podríamos enfocarnos en
la ciudad de Chicago. Durante el fin de semana del cuatro de julio, 72 personas
fueron baleadas y 12 de ellas murieron, la gran mayoría negros. En solo las
últimas veinticuatro horas, entre este sábado y domingo pasado, 12 personas
fueron heridas, dos de ellas murieron a consecuencia de sus heridas. Mucha de
esta violencia es por causa de guerras entre pandillas pero igualmente preocupante
es que la gran mayoría es afroamericana y también se ve un aumento en la
participación hispana. El silencio nacional sobre lo que está pasando en
Chicago dice mucho.
Qué
bien que estemos conversando sobre el juicio de Zimmerman. Igualmente importante
es analizar el sistema judicial cuando muere un joven desarmado sin
provocación. ¿Puede un jurado que no tiene a un solo negro presentar una manera
de ver la evidencia distinta a las demás? ¿Es la justicia verdaderamente ciega?
No
obstante hay algo claro. Casos como el de Zimmerman no son tan comunes, ¡a Dios
gracias! Pero la violencia y el crimen de negro contra negro, como se ve en
Chicago, sí lo es. Ojalá que los que claman por justicia para Trayvon Martin
aprovechen la oportunidad con la fuerza de la atención de los medios a su
alrededor para ver cómo podemos todos hacer más por salvar a nuestros jóvenes
negros, hispanos, anglos y asiáticos, del culto a la droga y la violencia que
crea mayores huellas y acaba con más vidas que un vigilante irresponsable con pretensiones
policiacas.
Lo
que hizo George Zimmerman fue trágico y difícil de perdonar. No lo quisiera de
cuidador de mi vecindario. Tampoco pienso que encontrará la paz que seguro
anhela y la cual los padres de Trayvon tampoco tendrán.
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