Luis Delgado-Aparicio Porta. LA RAZON
El triunfo de Nicolás Maduro en las
presidenciales con el uso abusivo, descarado y bochornoso de los recursos
públicos, es cuestionable. Pero cual condenado que cava su tumba, recibió el
“beso fatal”: la implosión gubernamental, enterrando al chavismo. Con una
moneda grotescamente sobrevaluada, el déficit presupuestal fuera de control y
una desastrosa gestión de los recursos petroleros, su economía es insostenible,
sumada a la escasez e inflación. La mórbida inseguridad crónica y el colapso
infraestructural, anuncian la hora final del engendro Bolivariano.
Suerte de hijo bastardo de Chávez y
por declaración propia, putativo de los Castro, seguirá este troglodita
dilapidando el “oro negro”, cuerno de la abundancia para su futura borrachera
de gloria, contagiado de la megalomanía de su patrón, engañando al ciudadano
para mantenerse. Es el proceder dictado desde los siniestros servicios de la
inteligencia cubana, ya que como las hienas, voraces a la hora de matar, atacan
por sorpresa, cebándose con la presa. Lo sucedido el domingo en Venezuela es
una costumbre, sin que la OEA diga nada. Cuándo lo de Zelaya en Honduras y Lugo
en Paraguay, UNASUR, el organismo progre e incubadora propagandística, vociferó
sin ninguna justificación. Ahora, sacado el resultado del sarcófago, no hay
reclamo alguno; ellos se mantendrán en el peligroso alambre alto del circo
hasta que la sombrilla protectora se cierre, desplomándose.
Ello muestra su actitud no democrática.
El déspota optó por Maduro, brazo fiero de la causa a la que sirve con
fanatismo emocional, siguiendo con el embrollo que terminará arruinándolos. Es
el clarín imparable de una situación límite, que forzosamente los despierte al
vivir adormecidos con cantos de sirena y dádivas de la momia que aún gobierna y
que el heredero seguirá a pié juntilla. Lo escribió el expresidente de Uruguay,
Julio María Sanguinetti: “el socialismo Siglo XXI es sólo un rótulo; el PSUV un
estrambótico conjunto de interesados”. La mínima diferencia del domingo se
evaporará cual burbuja de jabón y Maduro, un obseso marxista leninista formado
en Cuba, sabe que la violencia (“guarimba”), partera de la historia, sí lo
despedirá.
Según la genial Ayn Rand: “No hay
distingos entre comunismo y socialismo, excepto en la manera de conseguir el
objetivo final: uno propone esclavizar al hombre mediante la fuerza; el otro
tras el voto. Es la misma diferencia que hay entre el asesinato y el suicidio”.
Esta dictadura electa -un neologismo político- seguirá en el poder, pero si
nazismo y comunismo fuentes del mal terminaron, ellos están a la vera de
perecer en la flama de carbones ardientes, achicharrándose. El Parlamento
Europeo señaló sus equívocos y la Universidad de Salamanca, que estudió el
desempeño de 18 gobernantes regionales (2008-2012), Chávez fue el peor
valorado.
Nicolás Maduro, servil devoto de “san
Hugo”, un sacrílego, padecerá una pública agonía. Sin ninguna preparación para
el cargo, en su manifiesta y supina ignorancia, se ufana de médium y ornitólogo
cantarín, “dialogando” con un pajarito, convertido ya en el hazmerreír mundial.
El país en la actualidad se cae a pedazos; tendrá un modesto período de calma,
para luego cual Pirro frente a los romanos, sea borrado de la historia y un
nuevo amanecer de justicia y libertad los guíe. Ojalá otros, que olfatean la
senda, no pretendan emularlo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario