Mario J. Viera
Foto BBC |
No fue para mí una sorpresa. No hay
que ser un politólogo avezado en el análisis político de una realidad social
para prever que el Consejo Nacional Electoral (CNE) daría a Nicolás Maduro como
ganador de las elecciones del 14-A. El margen entre un candidato y otro es
suficientemente estrecho para permitir un manejo apropiado de las cifras.
Dada la polarización presente dentro
de la sociedad venezolana actual no era previsible que ninguno de los candidatos
pudiera alcanzar un número significativamente superior como para que no
quedaran dudas de quien sería el triunfador. La diferencia entre los dos
principales candidatos presidenciales no pasaría de los cinco puntos
porcentuales que le garantizaría al candidato que lo ganara la victoria
indiscutible. La diferencia informada por el CNE es de solo 1.59%, técnicamente
un empate.
Los resultados ofrecidos por el
chavista CNE guardan similitud con los obtenidos durante el referendo
constitucional del 2 de diciembre de 2007. En esa ocasión se ponía al
escrutinio público un paquete de reformas constitucionales por el gobierno de
Hugo Chávez agrupadas en dos bloques. Fue entonces la primera derrota electoral
de Chávez. El No al primer bloque de reformas ganaría por 1.39% de diferencia
con la opción Sí; en tanto que el segundo bloque sería rechazado por una
diferencia de 2.02%.
Las mínimas diferencias entre el No y
el Sí se prestaron para intentar desconocer la victoria de la opción de rechazo
a las propuestas chavistas; sin embargo las fuerzas armadas venezolanas convencieron
a Chávez para que reconociera los resultados. Una experiencia que no caería en
saco roto para el chavismo con respecto de futuros referendos y elecciones.
En esta ocasión no fueron los
cristeros, los chaveros y los que tienen pajaritos chiquitos en la cabeza los
que obtuvieron la mayoría. Fue la acción conjunta de estos con las trapisondas de
los malandros con sus pelotones de motorizados y de los enchufados los que
marcaron la diferencia. Nicolás Maduro y su gobierno, tal como denunciara
Henrique Capriles a pocos minutos de conocerse la decisión del CNE, fueron los
perdedores de la jornada.
Las actas que estaban en poder del Comando
Simón Bolívar mostraban que Capriles, no Maduro, era el elegido por la mayoría
de los electores venezolanos, entre ellos un alto número de chavistas que se
decidieron por el candidato de la Mesa de Unidad Democrática en evidente
rechazo al candidato oficialista.
Se requiere una auditoría y
verificación de los votos contados uno por uno para que no continúe la pérdida
de credibilidad del Poder Electoral venezolano. La diferencia en votos es muy
pequeña de solo 234 935 votos además del hecho de 3 200 incidencias que afectaron
la transparencia electoral y que están documentadas por el Comando Simón Bolívar
y que Capriles ha informado se le hará entrega a la prensa nacional e
internacional.
Un hecho es innegable y así lo destaca
BBC Mundo, Capriles aun bajo los datos aportados por el CNE “sumó casi 800.000 votos al resultado que
obtuvo cuando compitió con Hugo Chávez en octubre de 2012, ocasión en la que
obtuvo 6,5 millones de sufragios”, en tanto que el candidato oficialista
obtuvo “unos 600.000 votos menos a los
que acumuló Chávez en esos comicios”, resultados estos que el
analista político Luis Vicente León consideró como paradójicos, como citara BBC:
“Interesante paradoja, Maduro ganando,
pierde y Capriles perdiendo, gana”. Lo que si no queda claro es si en
realidad Capriles fue el que perdiera las elecciones.
El diario español El País se pregunta:
“¿Habría ganado Maduro en una democracia plena?”, y se contesta:
Nadie afirma que las
elecciones venezolanas se hayan desarrollado con imposiciones dictatoriales
abiertas. Nadie fue obligado a votar con violencia pero tampoco es posible
afirmar que se celebraron con todos los crismas de una moderna y completa
democracia. Por todo ello será difícil saber si el resultado de las urnas
hubiese sido o no diferente en el caso de haberse celebrado de forma “normal”
(Juan Arias).
Ciertamente así lo ha dicho Capriles: “No luché contra un candidato sino contra el
abuso del poder. Esta lucha no ha terminado. Le digo a Venezuela que esto es un
mientras tanto hasta que se conozca la verdad”. Destacó además las
condiciones en que trabajaron los testigos en los centros de votación “quienes aguantaron atropellos, tiros y que
tuvieron que verle la cara al fascismo para evitar que muchas cosas siguieran
sucediendo”. No obstante, el oficialismo se ha propuesto proclamar a Maduro
como el presidente electo sin esperar por el recuento de votos.
Personalmente no creo en la victoria
electoral del hombre del pajarito chiquitico, del elegido de Chávez, del hombre
que es una sombra detrás de una sombra y creo lo que afirma Henrique Capriles: “Yo soy un demócrata convencido y ese
resultado no refleja la realidad del país. Quiero que la verdad se conozca
y vamos hacer todo para que se conozca.
Señor Maduro, si usted antes era ilegítimo, ahora estás cargado de más
ilegitimidad”
Creo que en las filas del chavismo
había una gran preocupación por una victoria de la oposición. Tenían mucho que
perder, los boliburgueses, los generales corruptos, los miembros del Consejo Nacional
Electoral empezando por la chavista Tibisay Lucena, rectora del CNE.
Quizá la fuerza imponga al gobierno de
Maduro, pero entonces seguirá cargándose de más ilegitimidad y no tendrá
continuidad tranquila, vendrán las divergencias y las contradicciones entre los
varios sectores del oficialismo, se creará la posibilidad de realizar un
referendo revocatorio y sus gobierno solo será un mientras tanto…
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