Per Kurowski. EL UNIVERSAL
¿Quién le prohibió a Nicolás Maduro el
reconteo de votos, ése que él mismo aprobaba el 14 de abril por la noche?
Si fuese Maduro, y después de haber
abusado tanto de todos los inmensos poderes del Estado; y de haber disfrutado
la ventaja de haber sido designado por el propio Chávez como "El
Heredero"; y de tener al CNE soplando mis velas, y sólo hubiese logrado un
margen favorable de doscientos mil votos, y dejar que la oposición a Chávez, en
pocos meses, consiguiese ochocientos mil votos más, yo también me sentiría
molido a palos.
Capriles, de haber ganado con un
margen de votos tan pequeño como el que actualmente le asigna el CNE a Maduro,
de inmediato hubiese estirado una mano sincera para conversar con la otra mitad
del país. Maduro por el contrario, antes de poder conversar con el
"enemigo", necesita legitimarse con los suyos, por cuanto lo que hizo
fue pulverizar a Chávez. Y tratando de hacerlo buscándole camorra barata y
vulgar a los que votaron por Capriles, se hunde aún más, por cuanto se olvida
que la gran mayoría de quienes votaron por él también necesitan de paz y
progreso.
Si con tan poca legitimidad tuviese
que enfrentar la durísima tarea de gobernar a la enredada Venezuela actual,
igual me preguntaría... ¿cuánto tiempo aguantaré?
Y es que Maduro, para tener el más
mínimo chance de comenzar lograr esa promesa que reiteró el 14 por la noche, de
acabar con la pobreza debe, por ejemplo, incumplir su promesa de no aumentar el
precio de la gasolina... ¿y cómo rayos se logra eso en una Venezuela desunida?
Henrique Capriles, quien no venció,
aún, pero que claramente no fue derrotado, lidera con coherencias a quienes lo
apoyan, y los votos que obtuvo son suyos y voluntarios.
Maduro, por el contrario, sabe que la
mayoría de los votos que obtuvo o son votos obligados o son votos que le
pertenecen a otros liderazgos; y por lo
que en esencia hoy se encuentra encuevado con otros treinta y nueve del
liderazgo chavista, sin un Alí Babá que le ponga orden al asunto.
Y Venezuela, mientras no se recupere
la tenue legitimidad que un reconteo de votos le puede traer a quien brincó de
una ilegitimidad a otra, o se la asigne a Henrique Capriles, se encuentra en un
limbo triturándose.
Por ejemplo, al oír tantos países
clamar por un reconteo de votos y observar cajas de votos siendo quemadas...
¿quién sentirá la confianza necesaria para entregarle un crédito al país?
Oí a Maduro claramente decir, con
relación al 49 por ciento, o a lo que él sabe que tras un reconteo de votos
bien podría ser más de la mitad del país, que "No voy a perder el tiempo
con un grupito"... y sin ser abogado, me queda claro que de acuerdo al
Artículo 350 de nuestra Constitución, debo desconocer su autoridad, por cuanto
es "contraría a los valores, principios y garantías democráticas".
Y siendo un gobierno ilegítimo, que ya
se agarra el 100 por ciento de nuestras resultas petroleras, o el 98 por ciento
de todas las exportaciones de la nación, sé muy bien que no merece que además
le paguemos impuestos.
Y de repente se me ocurre que todos
nosotros, los millones del "grupito", debemos entre un cacerolazo y
otro, acudir a las gasolineras y recuperar toda la gasolina que insisten en
regalarnos... así sea que esta se acabe.
Con un "Queridos
compatriotas" comenzó Maduro su discurso aceptando los resultados del CNE.
Lo lamento señor Maduro... ya usted y yo sospecho que no compartimos la misma
patria... la mía es Venezuela, de cuál es la suya, ya no estoy muy seguro.
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