Mario J. Viera
Sí, ojalá me equivoque, pero mi
entusiasmo no me ciega: Es posible que este domingo, este 14 de abril se vaya
Nicolás Maduro con la Presidencia. ¡Ojalá me equivoque! Le pido a Dios que esté
equivocado ─ ¿A Dios? ¡Ah, dios no se entromete en estos asuntos mundanos, él
deja que cada cual elija su destino! ─. Es que hay tantos cristeros, tantos
chaveros y tantos malandros amalgamados en torno a la figura fantasmal de Hugo
Chávez, tantos con pajaritos chiquiticos en la cabeza y, junto a ellos está
todo el aparato gubernamental actuando como maquinaria electoral a favor de un
bando único, que no albergo esperanza de que la sensatez triunfe en Venezuela.
Las masas empobrecidas se dejan
arrastrar por aquellos que les regalan una dádiva aunque les mantengan en la
pobreza. No se crean empleos con los que se pueda acceder a una vida digna,
pero se fundan Misiones, que dejan intacta la pobreza y alaban la limosna.
Capriles es un gigante. No es David
luchando contra Goliat es el Titán Prometeo que se roba el fuego de los dioses
para beneficiar a los humanos y es atado a una roca para que su hígado sea
devorado, no por un águila sino por los buitres de cristeros, chaveros,
malandros y enchufados.
Capriles ha ascendido en las encuestas
y ha devenido en líder nacional, mas esto nada importa: el CNE es fiel a su
compromiso y su compromiso es con esa patraña del Socialismo del Siglo XXI. Se
requeriría una aplastante victoria de Capriles para que no se pudiera
escamotear su triunfo. Se requiere el voto de 10 millones de electores a favor
de Capriles para que se respete su victoria.
Pero ronda el fantasma de Hugo Chávez
cual endriago satánico y el fantasma del desconsuelo que inhibe la decisión de
votar porque, “si de todos modos se
robarán los resultados…”
Capriles es el águila que se eleva
sobre los picachos de los Andes y aunque “Aquila
non capit muscas” un enjambre de moscas puede impedir que el águila alce su
vuelo. Así es que, ¡Ojalá me equivoque!, no dudo que las moscas devoren la miel
del 15 de abril.
¡Ojalá el electorado venezolano me
demuestre que estoy equivocado! Lo juro por lo más sagrado: ¡No me enojaré!
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