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Estatua del Cacique Tiuna ubicada en la
Plaza Tiuna, Caracas
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No existe ninguna referencia histórica
de la maldición de Maracapana. Así que tal noción puede interpretarse como la
intención de ver la Batalla de Maracapana un referente capaz de despertar una
alegoría esotérica que pueda convertirla en una manera de desear el mal. Aunque
los territorios de lo esotérico dependen de regiones de coincidencia cultural y
religiosa, pero sobre todo de cuanto logre afianzarse en la cultura popular, es
necesario saber qué pasó en Maracapana para conocer el hecho histórico.
La Batalla de Maracapana, uno de los
eventos más antiguos de la historia bélica venezolana, es ubicada por los
historiadores entre 1567 y 1568, en una ciudad de Caracas recién fundada y que
tiene lugar en lo que ahora se conoce como Catia, cerca de la desaparecida
laguna, donde hoy queda el Parque del Oeste.
Algunos datos afirman que sólo los
hombres que comandaba Guacaipuro, el líder estratégico del ataque, sumaban casi
dos mil. La cifra puede multiplicarse de acuerdo con la idea de que
participaron dieciséis caciques. La superioridad numérica era uno de los
factores determinante de la estrategia escogida por Guaicaipuro, quien decidió
iniciar el avance ofensivo con un ataque sorpresa antes de conseguirse con las
otras tropas que completaban la coalición.
Sin embargo, al parecer la suerte
favoreció a Diego de Losada, pues sin saber de los planes de ataque, el
conquistador había asignado la tarea de buscar alimento y otras provisiones a
Pedro Alonso Galeas y un grupo de sus hombres. Y ese grupo se consiguió con la
avanzada de Guaicaipuro antes de lo que el líder aborigen esperaba. Los
españoles decidieron no darle una respuesta frontal a un ataque que las
circunstancias convirtieron en inevitable.
La decisión de Alonso y Galeas fue
optar por distraerlos con ataques repetidos sistemáticamente. De este modo,
lograron resistir hasta la llegada de la noche. La larga espera de unas tropas
indígenas que esperaban la llegada de Guaicaipuro al mediodía, la falta de
coordinación entre ese ataque sorpresa y el resto de la estrategia, sumado al
mal tiempo, hicieron que algunos de los grupos armados de los indígenas
empezaran a retirarse.
En Maracapana, Tiuna quedó al mando de
un ejército que los estudiosos ubican sólo entre 10.000 y 14.000 hombres,
armados sólo con lanzas, arcos, flechas y algunas otras armas. Pero ya Losada
estaba al tanto del ataque, así que llega hasta Maracapana con uno 300 soldados
y, además, los aliados indígenas que en buena parte venían desde El Tocuyo con
el español. No tenía la ventaja numérica de su parte, pero con sus arcabuces,
armaduras y caballos eran prácticamente los dueños de un ventajismo feroz.
Además, con Guaicaipuro detenido por la confrontación, el combate se transformó
en un evento sangriento que hizo una mella en las poblaciones indígenas de la que
jamás pudieron recuperarse.
La muerte del cacique Tiuna es de las
más conocidas y épicas. Fue el último cacique en caer. Peleaba con el llamado
“palo de guaica” en alto y, cuenta la historia, media espada clavada en él,
gritando y desafiando a Diego de Losada. Un oficial arremetió contra el
cacique, quien esquivó el golpe y pudo atravesarle la pierna, tumbándolo del
caballo. Cuando otros tres españoles vinieron en ayuda del suyo, Tiuna los
enfrentó. Pudo con dos de ellos, pero al atacar al tercero una flecha disparada
por uno de los indígenas que estaban del lado de los españoles le atravesó la
espalda.
Esta victoria de los españoles terminó
de agrietar la unión y la fuerza de los indígenas que había mantenido el poder
en el valle durante años. La muerte de Guaicaipuro días después, a manos de los
hombres de Francisco de Infante guiados por nativos, desmoralizó a los
pobladores y les permitió a los españoles ocupar Caracas.
Pasado el tiempo, los pueblos
indígenas que apoyaron a los españoles terminaron sometidos por la conquista e
incluso asesinados.
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