Es una lástima que
cuando se escriba la historia del chavismo en Venezuela y se trate el negro
capítulo de la elección de Maduro en el año 2013, el nombre del Perú y de su
presidente tengan que aparecer como protagonistas de esta situación que se
hubiera evitado con el recuento de votos
Iván Slocovich Pardo. CORREO
Contra viento y marea, el presidente
Ollanta Humala logró que el Congreso, con el voto de varios legisladores que en
su momento tendrán que dar explicaciones, autorice su viaje a Caracas para la
asunción de mando de Nicolás Maduro, a pesar de los serios cuestionamientos que
hay respecto a las elecciones que el domingo último lo dieron como ganador, y a
que el chavismo se negó a llevar a cabo un nuevo escrutinio a fin de despejar
las dudas.
El Perú bien pudo haber enviado a la
vicepresidenta Marisol Espinoza o al canciller Rafael Roncagliolo. Pero el Jefe
de Estado ha optado por hacer lo menos conveniente para nuestro país y
Venezuela: conseguir que el Congreso, a último momento, autorice un viaje que
solo servirá para avalar a un régimen ilegítimo, junto a los demás mandatarios
agrupados en Unasur, y que hasta el momento en que escribía estas líneas
permanecían reunidos en Palacio de Gobierno.
Ayer por la tarde, Mario Vargas Llosa
envió una exhortación a Humala y a los presidentes de la región para que actúen
a favor de la democracia y el Estado de Derecho. También se pronunció a favor
del nuevo escrutinio y pidió al gobernante peruano que recuerde cuando el Perú
sufrió por la falta de solidaridad de los demás países, cuando acá se hizo una
cuestionada elección en tiempos de Alberto Fujimori y nadie afuera alzó su voz
de protesta.
Qué dirá el Premio Nobel ahora que
Humala, a quien le puso un visto bueno de demócrata y ayudó a ganar las
elecciones en el 2011, se ha prestado a este hecho que hará que los venezolanos
vivan bajo un régimen que huele a podrido y nuevamente América Latina sea vista
desde afuera como una región donde los presidentes llegan a través de elecciones
sospechosas y sus colegas se apuran en avalarlos, cuando lo democrático y
civilizado hubiera sido llevar a cabo un nuevo conteo.
Es una lástima que cuando se escriba
la historia del chavismo en Venezuela y se trate el negro capítulo de la
elección de Maduro en el año 2013, el nombre del Perú y de su presidente tengan
que aparecer como protagonistas de esta situación que se hubiera evitado con el
recuento de votos que tanto se reclama, que pudo haber servido también a Maduro
para legitimar su administración que por seis años estará sostenida con babas
en el poder.
Mucho de lo que ocurra desde mañana en
un país dividido como Venezuela será responsabilidad de quienes apoyaron a
Maduro y viajaron a Caracas a darle un abrazo, entre ellos Humala. Seguirán los
enfrentamientos y la terrible crisis económica que pudieron terminar con un
gobierno que acabe con los excesos del populismo del llamado socialismo del
siglo XXI. El Perú pudo marcar distancia y curarse en salud, pero optó por la
complicidad y en su momento tendrá que asumir el pasivo de esta decisión.
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