jueves, 4 de abril de 2013

La fuga de los candidatos


Hace apenas 46 días los ecuatorianos fueron a las urnas, luego de una campaña electoral en la que los candidatos a la Presidencia juraron que defenderían al país y a su gente hasta con sus vidas. Tras la derrota, hoy ni siquiera dan la cara.

Thalía Flores y Flores. HOY.com

¿Alguien ha visto a Guillermo Lasso autoproclamado líder de la oposición a Correa tras los resultados electorales del 17 de febrero pasado, que lo ubicaron en segundo lugar? ¿Alguien ha escuchado siquiera un comentario sobre algún tema de interés ciudadano a Mauricio Rodas, Alberto Acosta o Lucio Gutiérrez?

De los únicos excandidatos presidenciales de los que se tiene noticia es de Álvaro Noboa y el pastor Nelson Zavala pero, porque por diferentes razones, tienen cuentas con la justicia.

Hace apenas 46 días los ecuatorianos fueron a las urnas, luego de una campaña electoral en la que los candidatos a la Presidencia juraron que defenderían al país y a su gente hasta con sus vidas. Tras la derrota, hoy ni siquiera dan la cara. Nadie sabe dónde están ni qué hacen. Han desaparecido de los radares de la política.

Ecuador, es huérfano de un liderazgo contradictor al poder imperante. Y tampoco parece importar a nadie. Una suerte de anomia colectiva se ha impuesto en la sociedad que contempla sin reaccionar como la autocracia ha sentado sus reales. Aquí, uno solo manda y el resto obedece.

Hechos absurdos, acciones demenciales como el asesinato de mujeres no han logrado sacar a los políticos de su enclaustramiento para que cumplan su papel de observadores, de críticos, de personas con una palabra a pronunciar.

¿Qué pensarán aquellos que en campaña decían lucharían por las mujeres acerca de la pena que habría que implantar contra el feminicidio?

Y ¿qué pensará Guillermo Lasso de la quiebra del banco Territorial? ¿O de la píldora del día después, que hoy se debate en el país? ¿Qué opinará Mauricio Rodas de la cruzada del oficialismo contra la CIDH? ¿De las giras del canciller para buscar votos para aniquilar las medidas cautelares de la Comisión?

Y el candidato de las izquierdas, Alberto Acosta, ¿qué pensará del acoso a los estudiantes del Central Técnico para quienes 35 días de cárcel no habrían sido suficientes según el presidente Correa?

¿Qué dirá Gutiérrez de la muerte de ciudadanos inocentes en las carreteras por causa de choferes irresponsables quienes hoy gozan de poder político con sus dirigentes gremiales como asambleístas de Alianza País? ¿Qué pensará? ¿Tendrá una opinión?

Resulta hasta sospechoso que los políticos que hablaban de lo divino y lo profano hoy hayan enmudecido. Se hayan escondido. ¿A qué o a      quién le tienen miedo? ¿Tienen rabo de paja? Es inconcebible que habiendo estado en la disputa para hacerse de las riendas del poder, solo dos meses después, ni siquiera cumplen con el rol primario de ejercer ciudadanía hablando de lo que pasa en su nación. O que hayan renunciado a la institución de la crítica, pilar en una democracia.

Mientras tanto, el Gobierno reduce el Gabinete que él mismo infló, pero que no admitió cuando a tiempo se le criticó.

Rafael Correa aún no jura su nuevo mandato, pero, como dictan los preceptos de la política, ya ha hecho nuevas promesas, solo los candidatos no asoman, han fugado de la escena.

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