miércoles, 17 de abril de 2013

Requiem por el chavismo


Mario J. Viera

Como se descompone en el Cuartel de la Montaña el cadáver del Padre Fundador de la mentira, de la vulgaridad convertida en ejercicio de poder, así el chavismo, cadáver insepulto, comienza su proceso de descomposición. Miasmas destila, su hedor comienza a sentirse, y se expande  como la polución de la atmósfera por toda Venezuela. El chavismo, derrotado ideológicamente, antes un credo de mayorías, ha devenido ahora en secta que cada vez pierde más adeptos.

El chavismo era solo Hugo Chávez; no fue siquiera una ideología, apenas un proyecto populista y autoritario o, si acaso, un nuevo avatar de dictaduras de Repúblicas bananeras. La personalidad intranquila, abarcadora, absoluta de Chávez cubría en su totalidad el espejo que reflejaba eso llamado “chavismo”. Con su desaparición de la escena política ya no es posible ocultar lo que su figura impedía que se viera, la realidad del chavismo: una gavilla de inescrupulosos, ineptos y opacos delincuentes comunes, sin el brillo que pudieran tener las discutibles personalidades de los capos del narcotráfico, o las sangrientas personalidades de la Revolución Francesa, ninguno semejante a Marat, a Dantón, a Robespierre, ninguno con la capacidad y la astucia fría de Fouché aunque sin faltarles el oportunismo que era propio de este.

Venezuela se partió en dos mitades. Una mitad que quiere cambios, que quiere realismo en la conducción del gobierno, que sigue al que le habla con la verdad y la otra mitad muy heterogénea formada por marginales, por los engañados de siempre, por los que persiguen un delirio inalcanzable y por los fanáticos que nunca dejan de faltar dentro de un proyecto político. Una mitad que cree que todos son Venezuela y otra mitad que  creen ser toda Venezuela.

La prueba del decaimiento del chavismo como opción social ha sido la apresurada proclamación de Nicolás Maduro como presidente electo prestando oídos sordos a la demanda opositora de hacer un conteo del cien por ciento de los votos emitidos en el proceso electoral. El rechazo a someter la decisión final al resultado del recuento de votos evidencia de que por parte del Consejo Nacional Electoral (CNE) se cometió fraude a favor del candidato oficialista. Error fatal del chavismo es la tal decisión.

Maduro se atreve a declarar que con la petición de recuento de los votos se pretende ─ Nada más y nada menos ─ desestabilizar al país; y Tibisay Lucena, esa chavista que preside al árbitro electoral, demostrando su escaza inteligencia rechaza la petición opositora y declara: “Con el recuento de votos se pretende regresar a una práctica tan vulnerable como el conteo manual”; es que para ella no hay posibilidad alguna de revisión de los resultados porque afirma que estos “nacen legitimados por el sistema” electoral que ella preside, controla y dirige. Es que “los votos son automatizados y los comprobantes son para que el elector verifique que su decisión fue registrada en la máquina. Estos sólo cumplen la función de un recibo”. Burda explicación.

Es enorme, es tal alto el cinismo de la Lucena que  no se inhibe en decir que la Venezuela bajo el chavismo es campeona “de la democracia y ha demostrado su fortaleza a lo largo de estos años”.  Y agrega con total desprecio por la inteligencia ajena:   Venezuela es el país de la democracia más viva de América”.

No está sola Lucena, ella recibe el apoyo de la presidenta del Tribunal Supremo de Justicia, Luisa Estella Morales, experta en interpretaciones constitucionales que favorecen siempre a los chavistas. Y dice Doña Luisa que “el conteo de votos manuales no existe en la Constitución de 1999” y por tanto la auditoría que reclaman los opositores “es un engaño a la población” ─ así de simple ─ y no se puede pedir lo imposible porque entonces “estamos incitando a que se comience una lucha de calle sin fin”.

Doña Luisa Estella con esta particular interpretación de los postulados constitucionales pone de manifiesto el por qué fuera destituida en la judicatura cuando actuaba como jueza de primera instancia (Ver Gaceta Oficial Nº 34.354, de fecha viernes 24 de junio de 1989 y Gaceta Oficial Nº 37.810 de fecha 4 de noviembre de 2003). El conteo de votos, ciertamente no está regulado por la Constitución venezolana de 1999, como tampoco estaba en la Constitución de la República de Venezuela de 1961 en el capítulo dedicado a los derechos políticos. Tampoco existe el conteo manual de votos en la Constitución mexicana y sin embargo se realizó un recuento de esos votos tras el reclamo de Andrés Manuel López Labrador. Si hacemos un esfuerzo para cotejar diferentes constituciones no encontraremos alguna que norme el conteo manual de votos.

Al iniciar el año judicial de 2013, la magistrada Luisa E. Morales violando el principio de independencia e imparcialidad que le corresponde al Poder Judicial, declaró: “Como Poder Judicial asumimos continuar construyendo un Estado democrático social, de derecho y de justicia, el socialismo bolivariano del siglo XXI en Venezuela para asegurar la mayor suma de seguridad social, mayor suma de estabilidad política y la mayor suma de felicidad para nuestro pueblo”.

Maduro aprendió de Chávez lo elemental de su estilo y desde que el CNE graciosamente le invistiera como presidente comenzó a proferir amenazas y ataques con la intención de infundir temor a sus opositores y, en especial a Henrique Capriles y Leopoldo López; quiere mostrarse como el hombre fuerte, el jefe duro… pero es solo una marioneta manipulada por el castrismo y un muñeco de paja para su verdadero competidor, Diosdado Cabello. Los dos forman, por ahora, el dueto del poder chavista. Pronto saldrán las diferencias sin importar que por el momento Diosdado Cabello se muestre fiel y exija fidelidad a Nicolás o declare en su cuenta Twitter: “diputado opositor que no reconozca a Nicolás Maduro como Presidente no lo reconozco en la Asamblea Nacional, lo que es igual no es trampa”.

Por cesárea decisión del Presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello removió a tres diputados opositores de la presidencia de las comisiones parlamentarias que ocupaban, Nora Bracho, Dinorah Figuera y William Dávila quien además fuera agredido con un micrófono que le causara una herida en la parte superior del párpado izquierdo.

Todas estas medidas son el preámbulo de una cacería de brujas contra la oposición. Se quitan las caretas y dejan al desnudo el rostro descarnado de la tiranía y la clara evidencia de que son una piara de salteadores. Anhelando la confrontación violenta que los líderes opositores no están dispuestos a presentarles agudizarán la violencia y la represión hasta el punto de inflexión cuando sean barridos del poder, bien por la acción de la población pensante de Venezuela, bien por un pronunciamiento militar. Están cavando definitivamente la tumba del chavismo.

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