Sebastián Martínez Ferraté
De ningún modo un gobierno de corte mesiánico puede aceptar que se hagan públicas las lacras que le corroen. Lo sucio pertenece a otras sociedades, no a las sometidas a las “conquistas del socialismo”. En el socialismo todo es puro y no puede permitirse que cualquier periodista venido del extranjero capte con su cámara oculta lo objetable presente en la sociedad o al menos así es como razonan las autoridades de ese sistema.
Si a un periodista local se le ocurriera describir el submundo de la delincuencia imperante en Cuba, de los antros de corrupción existentes, del consumo de drogas por la juventud o del despreciable negocio de la prostitución infantil asociado al comercio del turismo, caería sobre él una jauría de oficiales de la Seguridad del Estado y desaparecería del mundo real. Se le acusaría de emitir falsas noticias. Se le encerraría en una lúgubre celda… Pero el periodismo está bajo el poder y el control del estado y no se concibe tal osadía por parte de un reportero de un medio oficial.
Si el osado fuera un periodista independiente ya el asunto asumiría mayores proporciones, sería denunciado como un mercenario al servicio de una potencia extranjera intentando denigrar a la revolución y al pueblo cubano. Primero se lanzarían contra él las turbas fratricidas de la respuesta rápida, luego sería arrestado violentamente por la policía y enviado a Villa Marista y sufrir agotadores sesiones de interrogatorio por parte de adustos e inquisidores oficiales de la Seguridad del Estado.
No se permite la difusión de noticias que puedan ser escabrosas por su realismo. No se acepta, de ningún modo, la denuncia; solo el partido, ese coloso colocado sobre las espaldas de la nación, puede hacer denuncias, cuando lo entienda, como lo decida y contra quien las dirija.
La prensa es el principal enemigo de los gobiernos autoritarios y totalitarios y hay que destruir sus fundamentos porque el pueblo, considerado como ente estúpido, pueril y seducible, solo puede recibir la información mensurada, filtrada y deformada. Hay que controlar la prensa, dominarla, imponerle la censura oficial y la auto censura. La opinión solo se acepta la coincidente con la oficial.
En propias carnes ha conocido Sebastián Martínez Ferraté esta terrible realidad. El, un ex periodista de televisión española, tuvo la osadía de hacer un reportaje sobre la prostitución infantil en Cuba. Su reportaje, que mostraba “la facilidad con la que los turistas (en Cuba) pueden llegar a mantener relaciones sexuales con un grupo de chicas, cuya edad oscila entre los 16 y 17 años, a cambio de unos 100 dólares” como destacara el periódico EL MUNDO es. AMERICA fue emitido por la cadena TELECINCO de España.
Ya se había ganado el odio de los zombis del gobierno de la Isla.
Martínez Ferraté había abandonado el periodismo para trabajar como director gerente de la empresa turística mallorquina Marina Hotels. El 11 de julio de 2010 viajó de nuevo a Cuba, esta vez como funcionario de Marina Hotels. Grave error. De inmediato fue detenido y remitido a la prisión La Condesa, ubicada a unos 78 kilómetros de La Habana, antes una prisión para militares y miembros del Ministerio del Interior y ahora convertida en cárcel para extranjeros[1].
Desesperado Martínez Ferraté clama al periódico EL MUNDO desde su prisión en Cuba: "Estoy desesperado, llevo 10 meses en la cárcel y todavía no sé por qué me encuentro aquí. El consulado me tiene abandonado y estoy a punto de sucumbir. No aguanto más".
Según señala la página digital Cubamatinal en artículo firmado por Miguel Cancio, Martínez permanece incomunicado sin permitírsele contactar con abogados españoles aunque se le ha designado un abogado cubano. Esta misma página ha informado que en el programa de Carlos Herrera, la esposa de Martínez Ferraté, María Angeles Sola, informó que al embajador español en La Habana, que se ha interesado por la suerte del detenido político español, las principales autoridades cubanas, políticas y judiciales, no le hacen caso, ni lo quieren recibir.
De acuerdo con EL MUNDO el proceso judicial de la Fiscalía cubana ha sido poco claro desde la detención del ex periodista. Primero ─ anota el diario ─, lo acusaron de proxenetismo infantil. Más tarde, la fiscalía retiró todos los cargos contra el empresario turístico, pero lo mantuvo en prisión sin ningún tipo de acusación. Ahora la nueva acusación es de corrupción de menores, delito que puede conllevar una sanción de 15 años de privación de libertad.
Sebastián Martínez rechaza tal acusación "No he hecho nada ─ afirma ─. Jamás he corrompido a ningún menor y no tienen base para mantener esa acusación. Hice un reportaje periodístico y se emitió en Telecinco. Ése es todo mi delito" y se queja del desamparo en que se encuentra y denuncia que las autoridades españolas se han lavado las manos en su caso.
EL MUNDO concluye su denuncia diciendo: “El juicio contra Sebastián Martínez se podría llevar a cabo en menos de un mes y la fiscalía cubana puede pedir hasta 15 años de cárcel”.
Los gobiernos como el que rige en Cuba, como el que se trata de imponer en Venezuela, como persigue el de Ecuador, no admiten opiniones que pongan en entre dichos su integridad. El martillo cae sin apelación contra aquel que se les haya ganado su ojeriza. El destino de Sebastián Martínez Ferraté es negro; si el gobierno socialista de Zapatero no actúa con energía le esperan 15 años de anulación como persona, hundido en las sombras de una cárcel cubana.
[1] Ver artículo relacionado de Luis Cino Los presos “de afuera” en http://www.cubanet.org/CNews/y08/junio08/23cronica5.html
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