viernes, 13 de mayo de 2011

Puntos débiles en la versión oficial sobre la muerte de Juan Wilfredo Soto García.

Mario J. Viera. 


Solo tres días duró el infortunio de Wilfredo Soto, desde el aciago jueves 5 de mayo hasta su deceso en la madrugada del día 8. La oposición cubana había denunciado la muerte del opositor villareño como consecuencia de un golpiza recibida en el parque Vidal a manos de miembros de la Policía Nacional Revolucionaria.
El 10 de mayo, el gobierno a través de su principal periódico, Granma, desmentía los hechos. Y atribuyendo la muerte de Soto a  "shock multifactorial por fallo multiorgánico, debido a una pancreatitis”. No faltó entonces la acostumbrada nota de descrédito en contra del occiso como ocurriera también cuando el caso de Orlando Zapata.
Sin el menor pudor en las páginas del órgano del Partido Comunista se describió a Soto como un delincuente común con “varios antecedentes delictivos, como alteración del orden, hurtos y lesiones graves, por lo que cumplió sanción de privación de libertad durante dos años” agregando que en los últimos tiempos se había vinculado “a elementos contrarrevolucionarios, que lo usaron para sus actividades provocadoras. La última de ellas tuvo lugar el 5 de mayo en un parque de Santa Clara, por alteración del orden, ocasión en que fue conducido a una unidad policial y liberado tres horas después sin incidencia alguna”.
En la mañana del jueves 5 de mayo, el pastor bautista, Mario Félix Lleonart, vio por última vez a Juan Wilfredo Soto. “…él iba montado en (…) un bici-taxi y se dirigía hacia el hospital donde él iba a ser atendido ─ declaró el pastor en una entrevista para Radio Nederland, días después ─ (…) Cuando él me divisa, detiene la marcha del bici taxi y se acerca muy agitado y me dice, evidentemente sumamente adolorido, que había sido víctima hacía dos minutos de una golpiza muy fuerte en el parque de Santa Clara, que unos policías lo habían golpeado y que sobre todo le dolía mucho la espalda porque lo habían golpeado con (…) tonfas (…) él estaba muy adolorido y en ese momento corría rumbo al hospital buscando ayuda”.
De acuerdo con un reportaje del Granma de fecha 12 de mayo, el esposo de una sobrina de Soto, Yasmil Pérez Rodríguez habría declarado que “la hija de Wilfredo acudió a su casa desesperada, para que acompañara a su papá al médico”. Eso ocurrió el día siguiente, viernes 6 de mayo. Dijo además el hombre que identifica el periódico como estudiante de Derecho: “Cuando llegué (a la vivienda de Wilfredo) tenía sudoraciones, no se sentía los pies, e incluso tuvimos que bajarlo del cuarto piso en un sillón de ruedas. Una vez en la consulta del (Hospital) Arnaldo Milián, fue objeto de varios análisis, recibiendo medicamentos de todo tipo, sin que hubiera una respuesta favorable de su organismo. Ante su empeoramiento, lo remitieron a la sala de terapia, donde permaneció ingresado hasta su deceso".
Entre los síntomas de la pancreatitis aguda ninguno se corresponde con los síntomas descritos por Yasmil Pérez como sudoraciones y falta de sensación en los pies o entumecimientos de las extremidades inferiores. Los síntomas de la pancreatitis aguda descritos por la literatura médica son dolor abdominal que puede irradiarse hacia la espalda o el tórax, puede durar desde horas hasta días y finalmente se puede tornar continuo, malestar general, náuseas, vómitos, aceleración del pulso, fiebre, inflamación de la parte superior del abdomen, acumulación de fluido en la cavidad abdominal, disminución de la presión sanguínea y color amarillo de la piel y ojos, ninguno de ellos reportados por el testigo del Granma. El cuadro más importante es el intenso dolor en la región epigástrica que evidentemente debió haber estado sintiendo Wilfredo pero se omite evidentemente en la declaración quizá con el propósito de no relacionarle con la paliza recibida (1).
Granma reproduce la declaración de un supuesto Jorge Alvarez Cabrera del que solo por más señas se dice que es florero. El supuesto florero ofrece una dulcificada versión de los hechos. Según esta sobre las nueve de la mañana del jueves “escuchó a una persona gritando consignas contrarrevolucionarias y vio que era Wilfredo, a quien conocía por su habitual presencia en el lugar”. Dijo que había observado “cuando dos agentes del orden público, uno de ellos mujer, lo condujeron a la patrulla, sin que hubiera el más mínimo forcejeo, e incluso, él montó por sí mismo". Granma señala que el florero recordó que “al poco rato lo vio nuevamente en el Parque, y que Wilfredo hasta fue a pedirle "candela", a lo que le contestó que no fumaba”.
No parece tener sentido que una persona que estuviera gritando “consignas contrarrevolucionarias” en un céntrico parque luego de ser arrestado, regresara al mismo lugar “al poco rato” como afirma el florero o tres horas después como asegura el Granma en que estuvo detenido, como si cualquier cosa, tranquilo, sosegado y pidiéndole a alguien que le diera “candela” para encender un cigarrillo.
Esta versión choca diametralmente con la que diera el pastor Mario Félix Lleonart de haberle visto dirigirse a un hospital en bici-taxi con evidentes muestras de dolor.  
La joya de las declaraciones presentadas por Granma es precisamente la declaración dada por una hermana de Wilfredo Soto. De acuerdo con Rosa Soto García, Juan Wilfredo “padecía varias enfermedades, entre ellas gota, hipertensión arterial, migraña y crecimiento del corazón, razón por la cual recibía atención médica desde hacía muchos años”, algo que ratificó el pastor Mario Félix que dijo conocer que Wilfredo padecía de “hipertensión, problemas del corazón, padecía también de gota y de diabetes melitus tipo 2”.
Ninguna de esas afectaciones de la salud está reportada como desencadenante de un cuadro de pancreatitis aguda. Entre las enfermedades que pueden originar una pancreatitis aguda se relacionan insuficiencia renal, hipercalcemia, lupus, infecciones como paperas, hepatitis A, hepatitis B y salmonella, fibrosis quística y presencia de un tumor. Además picadura de avispas, abejas africanas y escorpión, algunos medicamentos como isoniacida, furosemida, algunos esteroides, antihistamínicos y sobre todo un trauma abdominal o una cirugía.
Un dato interesante. La hermana del opositor muerto aseguró que este “llevaba una vida muy desordenada”. ¿Qué se pretende insinuar? Sencillamente infundir la suspicacia en el lector ¿Era, quizá, Wilfredo un alcohólico? El consumo habitual de alcohol es un factor de riesgo que puede influir en la aparición de la pancreatitis. Pero este supuesto alcoholismo en Juan Wilfredo es negada por Fariñas que conoció muy bien a Wilfredo. “Juan Wilfredo Soto era totalmente abstemio ─ ha afirmado Guillermo Fariñas ─. Por la cantidad de enfermedades que padecía —hipertensión arterial severa, era diabético, tenía insuficiencia cardíaca crónica, problemas circulatorios, la gota— nunca bebía. El Gobierno puede decir eso, habrá médicos que certifiquen que murió de alcoholismo pero todo el mundo vio cuando le golpearon y patearon”.
Y dice la hermana de Wilfredo: “Eso de que lo golpearon es una gran mentira. Estamos muy dolidos con esta campaña que se ha formado, causante de un gran dolor en la familia”.
Para la hermana del opositor fallecido, el gran dolor de la familia resulta ser la supuesta “campaña” sobre la golpeadura que la oposición denuncia sufriera Wilfredo y que confirmara el pastor Mario Félix Lleonart cuando asegurara que “Juan Wilfredo cuando va pasando frente a mí y se detiene muy adolorido, me comenta de esa fuerte golpiza”. Y agrega: “El familiar que yo estaba acompañando también lo escuchó y se quedó sumamente conmocionado por esto. Ayer precisamente hablando yo con mi familiar, me dijo que había dicho “Me han matado”, yo esta frase no la recordaba pero parece que sí, que posiblemente me la dijo pero lo único que yo no la interpreté literalmente, pero ahora entiendo que literalmente Juan Wilfredo me estaba diciendo, ‘me han matado’”.
Y Yasmil, el estudiante de Derecho, el esposo de la sobrina de Wilfredo declaró además algo sustancialmente débil de sustento; según este testimoniante, él acompañó a Wilfredo en el hospital desde las 9:00 a.m. del viernes hasta el otro día, tiempo suficiente para conversar con él, según dijera, llevarlo al baño, desvestirlo y nunca observó el más mínimo síntoma de violencia en su cuerpo. Resulta poco creíble que un hombre con una pancreatitis severa, tanto que en poco tiempo le arrancara la vida, podía ser levantado de su cama y llevado al baño por alguien. Los agudos dolores que presentaba se lo impedirían; además, si los médicos que le atendían no hubieran sido negligentes en su cuidado, Wilfredo tendría que estar tendido en su lecho con sueros y medicamentos intravenosos. No cabe la probabilidad de que Yasmil le hubiera llevado al baño y haberle ayudado a desvestir. Y "si fuera verdad lo que dice esa gente (los opositores), de seguro ─ afirmó el estudiante de Derecho, el esposo de la sobrina de Wilfredo ─ él se lo hubiera contado porque entre ellos dos no había secretos".
Es poco probable que una persona agobiada de dolores físicos, casi desmayado, tuviera ánimos para estar contando que fue víctima de una paliza. El dolor es tan fuerte que solo se piensa en cómo superarlo.
Sin embargo, la opositora Idania Yánez Contreras le informó a Diario de Cuba “una sobrina (de Wilfredo) constató marcas de golpes en la región de los riñones y lo informó en el hospital, pero los médicos desestimaron tal posibilidad” para luego agregar: “Su familia está consciente de que murió por los golpes, y además hay testigos de los tonfazos que le dieron”, opinión que tiene tanta o más credibilidad que lo planteado por la hermana de Wilfredo y por Yasmil, el estudiante de Derecho y esposo de una sobrina de Wilfredo.
En una entrevista telefónica que se le hiciera a Fariñas se le pidió que pusiera al teléfono a algún familiar de Wilfredo, a lo que Fariñas respondió: “Tiene familiares trabajando en el Sistema Nacional de Salud, prefieren no hablar ya que si lo hacen son despedidos fulminantemente
Granma recoge además el criterio del Dr. Nestor Vega Alonso, especialista de Primer Grado en Medicina Interna, quien afirmó que atendía a Wilfredo desde el 2008. Según Granma ese médico recordó que “ese año Wilfredo ingresó en la sala Medicina C aquejado de un edema generalizado y de presión arterial elevada. Luego, al profundizar el estudio, le detectaron una cardiopatía dilatada, algo muy grave, además de la enfermedad de la gota y diabetes mellitus, todo lo cual daba un pronóstico reservado de vida”. Sí, definitivamente la salud de Wilfredo era bien precaria, con un pronóstico reservado de vida que pudo agravarse como consecuencia de la golpiza que según los opositores y el pastor Mario Félix recibiera y finalmente le costara la vida.
Continúa el Granma diciendo que el especialista de Primer Grado en Medicina Interna había precisado que Wilfredo “varias veces acudió a su consulta con cuadros de disfunción ventricular e hipertensión arterial, así como cifras muy altas de triglicéridos, una de las causas más frecuentes de la pancreatitis, enfermedad que a la postre provocó su muerte”. Cabe una pregunta. Si el médico conocía que Wilfredo tenía altas cifras de triglicéridos “una de las causas más frecuentes de la pancreatitis” ¿Qué medicamentos le recetó, que previsiones tomó para prevenir se presentara el cuadro de pancreatitis aguda, que él conocía podría producirse dado el estado delicado de salud que presentaba Wilfredo con “pronóstico reservado de vida”?
Otra pregunta: ¿Por qué cuando el jueves 5 de mayo cuando Wilfredo llegó al hospital quejándose de fuertes dolores en la región ventral y lumbar no se tomaron todas las medidas para detectar la pancreatitis que posiblemente haría cualquier médico y, sin embargo, de inmediato se le dio de alta?
Otra pregunta más: ¿Por qué cuando retornó al hospital al día siguiente, casi desfallecido no se actuó rápidamente con electrocardiogramas; por qué no se le realizó una Tomografía computarizada, a la que cualquier médico recurriría ante cuadro tan severo? ¿Se trata, acaso, de una criminal negligencia médica?
Hubo que esperarse a la autopsia para determinar que “la causa de fallecimiento (de Wilfredo Soto) fue una pancreatitis aguda, con focos hemorrágicos a nivel de cola y cuerpo pancreáticos, y producto de las patologías anteriores se alteraron todos los parámetros por descompensación”.
Definitivamente las razones que ofrece el reportaje del Granma presentan puntos débiles.
Si no se hace un análisis independiente, la causa que provocó la muerte de Wilfredo quedará dentro de los marcos de la especulación y comprometida la credibilidad, la poca credibilidad que le pueda quedar al régimen castrista.

(1)  Miller-Keane Encyclopedia & Dictionary of Medicine, Nursing, & Allied Health. Sixth Edition.

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