Mario Vargas Llosa ha comprometido su prestigio a favor de la candidatura de Ollanta Humala, en la esperanza de que este representa el mal menor para el Perú. Confiando en las promesas del buen soldado de Hugo Chávez de que respetará los principios democráticos, de que no coartará el ejercicio del periodismo, que no exigirá una reforma a la Constitución y que no pretenderá reelegirse, invita a todos los peruanos a que le den su voto.
El destacado escritor, imbuido de su desprecio hacia el régimen de Alberto Fujimori y de su asesor de seguridad Montesinos, se arroja lanza en ristre contra el ex ministro de Defensa y candidato a la vicepresidencia por Fuerza 2011 Rafael Rey quien había afirmado que no le constaba que Vladimiro Montesinos hubiera cometido asesinatos. Y Vargas Llosa expone con pasión su opinión: “Esa afirmación ─ afirma ─ es un adelanto al indulto a Montesinos, abrir las cárceles para que los 77 fujimoristas con condenas o procesos salgan de los calabozos y se ubiquen en el poder político”.
Junto a él un grupo numeroso de escritores peruanos de la talla de la escritora, poetisa y periodista de estilo gonzo Gabriela Wiener, del escritor considerado como el más leído del Perú Alfredo Bryce Echenique, del escritor, dramaturgo, guionista, traductor, periodista y autor de la novela Abril rojo Santiago Roncagliolo, del escritor, investigador, docente e historiador Fernando Iwasaki, de Daniel Alarcón escritor visitante distinguido del Mills College y editor asociado de la revista peruana Etiqueta Negra, y la poetisa, narradora y crítica Carmen Ollé, han firmado un comunicado por el que brindan su apoyo a Humala y en el que resaltan que la época del gobierno de Alberto Fujimori fue una década criminal cuyas funestas consecuencias no se debe “olvidar, relativizar ni pasar por alto”.
El grupo de escritores considera que Humala ha jurado públicamente defender los principios democráticos por lo que entienden que el deber de ellos “en este momento es escuchar ese juramento y que nuestra obligación inmediatamente posterior será vigilar su cumplimiento. El presente nos ha dejado con esa alternativa que es la vía válida de oposición a la reinstauración de la dictadura”.
Algo que también podrían hacer si fuera Keiko quien ganara las elecciones: vigilar, con igual o mayor éxito, que cumpliera con los principios de la democracia.
Por otra parte, el ex presidente Alejandro Toledo se comprometió a brindar su apoyo “sin ambigüedades” a la candidatura de Humala, aunque afirmando que su apoyo “no es un cheque en blanco” agregando: "Aquí no hay ningún condicionamiento, no es un toma y daca; para poder tener autoridad moral y ser severos vigilantes de la democracia no hay ningún pacto de gobernabilidad".
No obstante Rafael Rey dio a conocer un libro de la autoría de Ollanta Humala titulado De Locumba a candidato a la presidencia en Perú publicado en 2009 en México por la editorial ‘Ocean Sur’. En ese libro, citó el ex ministro, Humala dice: “En nuestro caso, el Estado peruano, por medio de sus gobiernos de turno, jamás le dio a Sendero Luminoso la categoría de fuerza regular o beligerante y, por lo tanto, el propio Estado peruano le negó el tratamiento decoroso, conforme lo expone el derecho internacional humanitario. Todo lo contrario, le dio la categoría, solamente, de simples delincuentes terroristas”. A lo que ahí se dijo afirmó Rey: “Yo le digo al señor Humala que esos sí son simples delincuentes terroristas, no una fuerza beligerante”.
En un video del 2009 trasmitido recientemente por el noticiero de televisión “90 segundos” Humala se refiere al caudillo de Sendero Luminoso: “Abimael Guzmán, el líder de Sendero Luminoso, está preso no porque haya disparado, sino porque él dirigió una guerra… Abimael Guzmán jamás disparó, que yo sepa”.
¿Significa esta afirmación un adelanto al indulto de Abimael Guzmán y abrir la cárcel para los senderistas con condenas o procesos salgan de los calabozos y retornen a las montañas para imponer su era de terror? Quizá esta pregunta debiera ser respondida por Mario Vargas Llosa.
Por otra parte, ha aparecido un nuevo testigo con declaraciones que pudieran reabrir el caso de Madre Mía contra el capitán EP Carlos (Ollanta Humala), se trata del ex sargento EP Segundo Gómez Reátegui, quien aseguró que Humala había asesinado a seis personas en Huánuco.
Sus declaraciones las hizo para el diario PERU 21. Gómez Reátegui respondió a la pregunta de cuáles eran las misiones que cumplían, dijo: “… salíamos a patrullar y llegábamos a un lugar, caserío, o chacra donde agarrábamos gente que, yo diría, eran inocentes, pero para ellos eran terrucos, senderistas. Han matado gente (…) Los chapaban, les decían que eran de Sendero y después los hacían correr y les disparaban por la espalda”. Luego aseguró haber visto disparar al Capitán Carlos, es decir, Humala: “El capitán ‘Carlos’ agarraba niños y con una pistola amenazaba con matarlos delante de las mamás para que dijeran dónde estaban sus esposos”. Y sí, asegura que vio a Carlos matar “unas seis veces”.
El crudo relato del testimoniante, es, como dijera Fritz Du Bois, director del diario Perú.21 en un artículo que tituló El corazón de las tinieblas, “…desgarrador escuchar la indignación de quien vio a sus paisanos siendo maltratados, ultrajados, incluso asesinados, por algunos – la minoría, dicho sea de paso– de los oficiales que estuvieron a cargo, entre ellos Ollanta Humala, el candidato. El relato evidencia que la represión era gratuita, totalmente innecesaria. Incluso, en algunos casos, el único crimen de los pobladores victimados fue el cruzarse con una patrulla militar en el campo. Un reflejo escalofriante de la prepotencia y del abuso del poder frente al indefenso ciudadano”.
Es cierto lo que afirmó el ex presidente Toledo que es “una decisión difícil y costosa” para un intelectual o un político, para un ex presidente, como para un ex candidato brindar su apoyo a cualquiera de los dos candidatos a la presidencia. Hay mucho de credibilidad que se pone en juego si resultara luego que aquel que fuera elegido no cumpliera con sus compromisos electorales y se inclinaran hacia la formación de un gobierno corrupto, o autoritario en el que se despreciaran los fundamentos de un estado de derecho.
Hay una realidad contundente en épocas de confrontaciones ideológicas que se debe ser cauto a la hora de apadrinar a cualquier r candidato en torno a los cuales se acumulan las nubes grises de la duda. Como dijo el presidente Alán García, “…los padrinazgos nunca son buenos en política”
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