jueves, 26 de mayo de 2011

Sanción a PDVSA da combustible al chavismo

Mario J. Viera



El 24 de mayo pasado el subsecretario de Estado James Steinberg comunicaba a los medios: “Estoy aquí para anunciar que la secretaria de Estado, Hillary Clinton, ha decidido imponer sanciones a siete entidades extranjeras bajo la ley de sanciones a Irán de 1996” y entre esas empresas se incluía a la petrolera PDVSA. El motivo, hacer negocios con Irán facilitándole a este país desarrollar su programa atómico. La anunciada sanción impediría que la petrolera venezolana acceder a contratos con el gobierno de los Estados Unidos y al financiamiento para importar y exportar del Banco de Exportación e importación de los Estados Unidos. Se alegó que PDVSA entre 2010 y 2011 había enviado a Irán al menos dos cargamentos por un valor aproximado de 50 millones de dólares del compuesto denominado “reformate” que mejora la calidad de la gasolina.
Al imponer estas sanciones ─ se declara en el texto ─ estamos enviando un mensaje claro a las empresas de todo el mundo. Quienes sigan irresponsablemente apoyando al sector energético de Irán o ayuden a facilitar los esfuerzos iraníes para evadir las sanciones de Estados Unidos enfrentarán consecuencias significativas
"Estas medidas ─ señaló Ramón José Medina, portavoz de la Mesa de Unidad que agrupa a los sectores de la oposición venezolana ─ son inocuas, no tienen más que un efecto moral a una política que es responsabilidad del gobierno
El presidente de la Comisión Permanente de Ambiente, Recursos Naturales y Cambio Climático de la Asamblea Nacional, Julio Montoya declaró por su parte que las medidas adoptadas por Estados Unidos en nada ayudaban a ambos países, señalando que “es necesario que no se decidan acciones como estas" para los intereses de los dos países. Sin embargo aclaró: “También dejamos claro nuestra decisión de decirle al Gobierno nacional que la soberanía no se defiende con discursos. La soberanía se defiende con acciones concretas para la recuperación del aparato productivo del país, que ha desaparecido en los 12 años de este gobierno. En la medida que Venezuela no dependa de nadie, ni en tecnología, mano de obra y mucho menos en materia alimentaria, se tendrá la posibilidad de sostener una verdadera soberanía alimentaria. Cosa que no podemos ver en este gobierno.”
Montoya declaró además que apoya irrestrictamente a PDVSA “a esa empresa ─ dijo ─  hay que defenderla de medidas arbitrarias y unilaterales como esta de los Estados Unidos, pero también del gobierno de Chávez, y de la gestión de Rafael Ramirez (presidente de PDVSA)”
Sin embargo el analista Ángel Álvarez, director del Instituto de Ciencias Políticas de la Universidad Central de Venezuela consideró que las sanciones le permiten a Chávez “aglutinar fuerzas y radicalizarse contra un enemigo externo, además de movilizar electores indecisos”.
Para el “politólogo” chavista, Nicmer Evans un endurecimiento de las sanciones de Estados Unidos podrían afianzar las banderas del nacionalismo, el antiimperialismo y el intervencionismo del Gobierno norteamericano, según declarara a un periódico local.
Como sucediera en Cuba al inicio de la dictadura castrista con motivo de las discrepancias suscitadas entre Estados Unidos y el gobierno revolucionario de Cuba  por el asunto del sistema de pago que establecía la Ley de Reforma Agraria en las expropiaciones de tierras y por las subsiguientes sanciones impuestas por los Estados Unidos, el fantasma del imperialismo y la supuesta defensa de la soberanía nacional sirvieron para la agitación nacionalista que posibilitó que Castro se consolidara en el poder, ahora las sanciones contra PDVSA le vienen de perillas a Chávez.
Con sus índices de aceptación en decadencia, Chávez podrá agitar las sanciones contra PDVSA como una intromisión de los Estados Unidos, enarbolará el estandarte del nacionalismo, machacará sobre el imperialismo con el objetivo de mostrar a la oposición como aliada del odiado imperialismo y así asegurar votos con vistas a las elecciones de 2012. Podrá presentarse como el defensor de la dignidad nacional.
Discrepar de la línea oficial podrá ser considerada como traición a la patria a favor de los designios intervencionistas de Estados Unidos. Así ocurrió en Cuba.
Tal vez la administración Obama se apresuró para dictar en estos momentos las sanciones contra PDVSA, acosado por la presión de los republicanos y pretendiendo mostrarse duro ante el díscolo gobierno de Hugo Chávez. Tal vez las sanciones van dirigidas en última instancia contra Irán y como un medio, quizá no muy efectivo, de presionar a ese país para hacerle desistir de sus intenciones de poseer el arma atómica dentro del marco de los intereses de la seguridad nacional de Estados Unidos; sin embargo, las sanciones le han regalado a Chávez los argumentos y la retórica que necesita para radicalizar aún más a su régimen y un pretexto para, dependiendo de los resultados de su campaña anti imperialista, cancelar las elecciones del próximo año.

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