Alejandro Tellería Díaz | Alemania
El pasado 8 de Mayo fallecía en Santa Clara, Cuba, el disidente y ex preso político Juan Wilfredo Soto García. Inmediatamente después de su deceso, miembros de la oposición cubana denunciaban sobre su fallecimiento en una institución hospitalaria como consecuencia de una golpiza propinada, tres días antes, por agentes de la policía nacional revolucionaria (PNR).
Inicialmente, el gobierno de Raúl Castro guardó silencio. Para el martes 10 de Mayo se emitía un comunicado oficial, en el que se afirmaba que “la muerte de Juan Wilfredo Soto García era de tipo natural, a causa un shock multifactorial por fallo multiorgánico (FMO), debido a una pancreatitis”. Más adelante, el comunicado señalaba que Soto resultó detenido por la policía el jueves –5 de Mayo- en el Parque Vidal de Santa Clara por “alteración del orden público” y que no hubo violencia, denegando con ello la supuesta paliza referida por un grupo de amigos y opositores.
Soto -conocido también como “El Estudiante”- era cristiano, y su consejero espiritual era el pastor Mario Félix Lleonart. El día antes de su detención -miércoles 4 de Mayo- Soto conversó con Lleonart. Allí nunca refirió sentirse mal, ni tampoco evidenció síntomas de pancreatitis aguda (dolor abdominal, vómitos, etc), lo anterior quedó constatado en un tweet enviado por Leonart: (transcripción literal) "@maritovoz #cuba Miércoles pasado por esta hora converse con EL ESTUDIANTE sobre reciente cirugia de cadera de su madre. Pero él se sentia muy bien."
Al día siguiente, Soto y Lleonart coinciden de manera fortuita poco después de ocurrida la golpiza. Después del encuentro, Lleonart envió ese mismo día (5 de Mayo a las 11:55 AM) el siguiente tweet (puede verse en “@maritovoz): "mario #cuba Wilfredo apodado "el estudiante" expreso político con problemas cardiovasculares acaba de ser golpeado en parque de S.Clara por PNR"..... Con este tweet, la evidencia de la paliza resulta irrefutable.
Se hace difícil creer que un pastor cristiano fabricaría una mentira, en ese momento no había manera de que el Sr. Lleonart pudiera, ni tan siquiera remotamente, imaginarse el destino fatal que le aguardaba a su amigo en los próximos días.
En entrevista posterior, Lleonart expresaba: en la mañana del pasado jueves, yo me encontraba acompañando a un familiar en el hospital oncológico de Santa Clara, y hay un momento en que yo salgo con mi familiar a la calle y en ese momento va pasando frente al hospital Juan Wilfredo, él iba montado en lo que en Cuba llamamos un bici-taxi y se dirigía hacia el hospital donde él iba a ser atendido, que es otro hospital, no al oncológico donde yo estaba. Cuando él me divisa, detiene la marcha del bici taxi y se acerca muy agitado y me dice, evidentemente sumamente adolorido, que había sido víctima hacía dos minutos de una golpiza muy fuerte en el parque de Santa Clara, que unos policías lo habían golpeado y que sobre todo le dolía mucho la espalda porque lo habían golpeado con lo que nosotros llamamos “tonfas”,....
Por su parte, la nota informativa del gobierno se señalaba que: Soto había sido ingresado el viernes en el Hospital Arnaldo Milián Castro, de Santa Clara, sufriendo de “intensos dolores abdominales causados por una pancreatitis aguda”. Para apoyar estas declaraciones el régimen utilizó inicialmente las declaraciones de un galeno de la sala de terapia intermedia del hospital “Arnaldo Milián” (Dr. Rubén Aneiro Medina), quien relató, que Soto García había muerto el domingo como consecuencia de una “pancreatitis aguda e insuficiencia renal” (en esta declaración no se menciona explícitamente el FMO).
Como médico (anestesista e intensivista) veo muchas incongruencias en la versión ofrecida por el gobierno. Primero, si el paciente tenía una pancreatitis y ya estaba en insuficiencia renal, pues que hacía éste ingresado en una sala de terapia intermedia; un paciente en ese estado pertenece a una sala de terapia intensiva.
Segundo, el FMO es un proceso que demora desde varios días hasta semanas en establecerse; el tiempo transcurrido desde el ingreso del enfermo hasta su fallecimiento fue menor de 3 días, y 2 días es un período de tiempo demasiado breve para abarcar el desarrollo de una pancreatitis y el consecutivo y paulatino establecimiento de un FMO, que de al traste con la vida de un ser humano; con tratamientos de medicina intensiva, hay enfermos que permanecen vivos -e incluso se recuperan- de FMOs que se han prolongado por más de un mes.
Alarmado por todas estas contradicciones publiqué hace algunos días un artículo, en el que expuse mis consideraciones sobre este caso. A menos de 48 horas de su publicación, los medios de comunicación del gobierno sacaban a la luz un vídeo, donde se escucha la opinión de algunos médicos involucrados en la atención de Soto García.
Sorprendentemente, en una de las partes del mismo se hace énfasis en que el paciente había sido atendido en la sala de terapia intensiva, cambiándose así parte del contenido de la primera versión oficial emitida sobre el tratamiento y la causa de fallecimiento del enfermo.
Más inquietante aún resultó el comentario de uno de los galenos en este vídeo, quien aseguró que por medio de un ultrasonido y un estudio tomográfico se pudo evidenciar líquido y gas en la cavidad abdominal del paciente. Un ultrasonido no puede precisar si el líquido es un exudado, trasudado o sangre, por otra parte la presencia de gas indica casi invariablemente una perforación o ruptura en algún punto del tracto gastrointestinal (TGI).
Son las bacterias alojadas en el interior del TGI las responsables de la fabricación del gas, y cuando se observa gas en la cavidad abdominal ello es señal de que estos gérmenes han sido, de algún modo, derramados dentro de esta cavidad (por naturaleza estéril). La presencia de gas libre en la cavidad abdominal constituye una indicación para la realización de una cirugía de urgencia (laparotomía exploratoria); Soto en cambio nunca fue sometido a ninguna intervención quirúrgica.
No sé a ciencia cierta de que murió Soto García, analizando la información recavada, la causa de su muerte puede ir desde un infarto del miocardio (desatado por el stress de la paliza), hasta una hemorragia por ruptura esplénica (ruptura del bazo) -no detectada o mal tratada-, o una peritonitis secundaria al estallamiento de una víscera hueca del TGI como consecuencia de traumas originados por la golpiza.
Hace poco más de 1 año, moría también producto de maltratos y de una huelga de hambre el prisionero de conciencia cubano Orlando Zapata Tamayo. El fallecimiento de Zapata tuvo un alto costo político para el gobierno de Cuba.
La muerte de otro disidente por maltratos es algo que el régimen no puede permitirse en estos momentos, por ello, con el caso de Soto García han utilizado toda su maquinaria propagandística y represiva para escamotear la verdad; en su largo quehacer dictatorial ellos saben que hay ciertos crímenes que se pueden lavar con una prensa manipulada (“la sangre con letra entra”), por lo demás, a una dictadura no le resulta difícil intimidar a sus ciudadanos para que estos ofrezcan falsos testimonios, incluso en contra de algún ser querido o familiar.
Colaborar con los verdugos genera cargos de conciencia, lamentablemente muchos de los que cooperan con regímenes totalitarios aún no se han percatado de esa gran verdad. Posiblemente por cargos de conciencia, uno de los policías que atropelló a Soto García se suicidó dándose un tiro en la cabeza con su arma reglamentaria. Sobre este evento el régimen también calla.
Alejandro Tellería Díaz (Habana, Cuba, 1969) médico, neurólogo e investigador residente en Alemania desde 1998. Doctorado en la Universidad de Jena-Alemania en el 2003. Fundador y presidente de la Sociedad Foránea de Médicos Cubanos (SOFOMEC). Desde 1999, colaborador de varias publicaciones on-line del exilio cubano.
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