Noé Vega. LA PRENSA.hn
La falta de seriedad, las constantes
denuncias de corrupción y las campañas políticas vacías solo pueden llevar a
pensar que la política es una cuestión circense, que es algo que se puede
sobrellevar sin mayor preparación, solo con saber mentir o decir medias
verdades, pero no tiene que ser así, según distinguidos personajes de la
historia, la política es un asunto muy serio. Examinemos algunos conceptos, que
por la procedencia vale la pena hacerlo.
Albert Einstein dijo “La política es más difícil que la física”,
será posible que el físico más conspicuo de la última centuria y con un gran
legado para la humanidad haya dicho que la política es más difícil que la física;
pues sí, a veces la política contradice las leyes de la física, no solo una
sino todas. Cuando un político dice que está arriba, lo más probable es que
esté abajo, cuando dice que les están lloviendo piedras, es posible que él las
esté lanzando. Cuando dice que bajará el gasto, no dice que aumentará la
burocracia. Pero ya seriamente, esto es cierto, la política puede resultar más
difícil que las cuestiones de la física, es que resulta difícil poder
determinar lo mejor para todo un pueblo, sobre todo cuando no se ejerce el
poder como un mandato del que hay que rendir cuentas.
“Yo
he llegado a la conclusión que la política es un asunto tan serio que no se le
puede dejar a los políticos”, decía el presidente francés Charles de
Gaulle. Algo así como política sin políticos, imposible. Pero tenemos que
reconocer que la política es un asunto tan serio que no conviene dejarla en
manos de “meros políticos”, es decir en manos de aquellos que creen que el
único sacrificio que hay que hacer es ingeniárselas de cómo llegar al poder y
después no existe ningún otro compromiso. De Gaulle fue uno de los más grandes
políticos de nuestro tiempo, compartió su compromiso político con Francia para
que toda la humanidad pudiera aprender de que lo que realmente un político comprometido
es capaz de hacer, diría yo que vio el ejercicio del poder como ningún político
hasta ahora lo ha visto: como renuncia, como carga pesada y como algo de lo que
hay que rendir cuentas.
Para Otto von Bismarck, el líder
alemán, “la política es el arte de lo posible”. Porque aquí se encuentra el
talón de Aquiles de los políticos, prometer lo imposible, hacer tantas promesas
que le sumen cuantos votos sea posible, sin importarle cumplir, o lo contrario,
no prometer nada y prometer lo que sea necesario hacer. Empero, esta visión de
la política dentro de los límites de la realidad, una política sensata y
realista que no quiere monopolizar ni la verdad, ni las soluciones, sino partir
de un sentido de lo posible no solo lo necesitamos deberíamos exigirlo, una
política que tome en cuenta las distintas variables sin caer en lo utópico.
Concluyamos con Winston Churchill, el
gran líder británico que dijo: “Los
políticos tienen la habilidad para predecir lo que va a suceder mañana, la
próxima semana, el próximo mes y el próximo año. Y tienen la habilidad en
adelante para explicar por qué no pudo suceder”.
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