Marianella Salazar. EL NACIONAL
Con el viaje de Diosdado Cabello a
Cuba, Nicolás Maduro ha quedado una vez más como un pelele. Fidel y Raúl
reconocen a Cabello como el hombre fuerte que puede desplazarlo de la
Presidencia con el apoyo de sectores que controla en la Fuerza Armada. Aspiran
a que Cabello siga las líneas dictadas en La Habana, necesitaban ese
acercamiento para limar asperezas y convencerlo de la necesidad de un pacto
para mantenerlo en la Presidencia de la República durante y después de una
transición. Saben que en pocos meses a Maduro lo tumbará la megacrisis
económica y ellos quedarán guindando con las entregas de petróleo, que es lo
único que les interesa.
Fidel Castro trata de ganar tiempo
para sobrevivir, no le importa pactar con el mismo diablo, y aunque siempre ha
desconfiado de Cabello, ni es santo de su devoción cree, que puede manejarlo
como hizo con Hugo Chávez, pero el hombre de El Furrial, que es muy rencoroso,
tiene sobradas razones para rechazar las manipulaciones de los mañosos
dictadores cubanos.
El audio difundido de Mario Silva (ex
agente encubierto del Gobierno cubano), en el cual hace graves imputaciones que
involucran al presidente de la Asamblea Nacional no sólo en casos de corrupción
sino en una conspiración para sacar lo antes posible a Maduro del poder, puso
en evidencia la amplia red de espionaje cubana y de cómo tienen “montados” a
los actores principales, empezando por Diosdado Cabello.
El poder de Cuba en Venezuela se
acrecienta con sus labores de inteligencia: en los alrededores de la embajada
cubana, en Chuao, tienen un centro de cómputos paralelo al CNE, donde se
manejaron los verdaderos resultados electorales y se investigaron las cédulas
de los ciudadanos que habían votado antes por Chávez y que no lo hicieron por
el sucesor el 14 de abril, esa fue una herramienta proporcionada a Maduro no
para que cometiera la imprudencia de hacerla pública, sino para el pase de
factura quitando ayudas de las misiones y despidiéndolos de sus trabajos en la
administración pública. Además del centro de cómputos, el Gobierno cubano tiene
agentes encubiertos muy bien entrenados y pagados. En Chuao, a cuatro casas del
consulado, en una clínica privada de dos médicos cubanos que hacen hasta
implantes mamarios, se encuentran los equipos más sofisticados de grabación. A
Los cubanos no se les escapa nadie, espían al oficialismo y a la oposición.
Pisar el peine
Uno de los puntos en la agenda de los
Castro con Cabello fue el tema del desabastecimiento. El chip para controlar la
compra de alimentos salió de Cuba, decidieron implementarlo en las
gobernaciones del Zulia y de Táchira por la necesidad de sacar del juego
político interno a Arias Cárdenas y a Vielma Mora, que tienen aspiraciones
presidenciales. Por más que lo presionaron, el gobernador del Táchira se negó
rotundamente a poner en su estado alguna restricción, pero Arias pisó el peine
que el mismo Maduro le puso, para después ridiculizarlo y quemarlo.
A simple vista quien se medirá con
Capriles en una próxima elección presidencial sería Vielma Mora, que tiene el
apoyo militar y de 80% del chavismo. Los Castro quieren desplazar
principalmente a los gobernadores militares que políticamente consideran como
la piedra de tranca principal en su empeño por apoderarse de Venezuela.
Tic tac
Ruidos: todo parece indicar que el
nuevo ministro de la Defensa será el mayor general Wilmer Barrientos, actual
jefe del Comando Estratégico Operacional (CEO), sin embargo, suena para el
cargo el general Clíver Alcalá Cordones, uno de los llamados narcogenerales que
tiene un gran rechazo en la Fuerza Armada.
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