Mario J. Viera
A Nicolás Maduro le persiguen los
pajaritos y le rodean otras aves. Parece estar obsesionado con los pajaritos;
cada vez que ve uno volando se imagina que le está enviando un mensaje del más
allá de aquel buitre ya difunto de nombre Hugo Chávez. Su última visión
ornito-angélica la tuvo durante un acto que presidía en Mérida. Un pajarito
pasó volando cerca de él y, lleno de mística emoción, clamó: “Mira, mira...me está buscando el pajarito. Mira,
pasó por aquí. Después dicen que yo invento; y pasó cantando. Ese pajarito está
feliz porque yo estoy trabajando”. No hay que burlarse del iluminado
Maduro, cualquiera puede ser presa del éxtasis y ver ángeles, deidades y aves
canoras con espíritus encarnados.
Tal vez Nicolás, el elegido, no se
haya fijado que a su lado revolotea un ave carroñera que le vigila de cerca,
una que se alimenta de basureros como el Zamuro que ronda tras de él. Un zamuro
con cuerpo regordete, vociferante y taimado que aguarda el momento para tirarle
al estercolero y asumir el cargo de gran buitre, cuyo nombre es Diosdado
Cabello.
Además de los pajaritos y del zamuro,
giran en torno del vidente Maduro una bandada de aves de mal agüero, los
rebullones que atormentaban a Juan Primito. Para calmar sus pronósticos
catastróficos en contra de alguna futura víctima solo cabe alimentarles con
“…miel de aricas y bilis de ganado mezcladas”. Alarma los rebullones aliados de
Maduro ya están asomando: “¡Ya están aquí
los rebullones! ¡Ave María Purísima! Aguaiten, muchachos, cómo viene esa
bandada de bichos negros oscureciendo el cielo”.
Ya anuncian (9 de junio) que los
opositores a El Miedo se están comprando
aviones de combate en Texas para llevarlos a campamentos del imperio en
Colombia “a más tardar a principios del
mes de noviembre de este año” (José Vicente Rangel) “¿Se prepara una agresión armada debidamente camuflada con la
participación de mercenarios?” se preguntan los rebullones. Y Maduro como
cree en profecías se envalentona y se da de hombre duro y afirma: “…no acepto jueguitos de nadie, que lo sepan
en Colombia, no acepto jueguitos porque aquí no hay bobos gobernando, aquí hay
chavistas y bolivarianos” ─ que para el caso es lo mismo que bobos y
delincuentes gobernando ─. He aquí el oráculo de uno de los principales
rebullones del madurismo: “Hay sectores
políticos desde Bogotá (…) que han
armado toda una plataforma de conspiración política, de rumores, de guerra
psicológica hacia el pueblo venezolano y hacia las instituciones del Estado
venezolano” (Elías Jaua).
El zamuro carroñero también se
mimetiza como rebullón y pronostica y amenaza: “(A
los opositores) no les queda otra opción.
Maduro está en la calle trabajando mañana, tarde y noche y la oposición está
conspirando pero si intentan algo contra Nicolás estamos obligados por lealtad
al comandante Chávez y a la revolución a actuar en consecuencia”. ¿Quieren
matar a Nicolás Maduro? Amargo presagio que bien debiera considerar el vidente
de pajaritos, quizá sea el propio zamuro el que quiera rasgarle el gaznate y
echarle la culpa a otros.
Los
rebullones quieren sangre. Están sedientos.
Fue genial
Francisco de Goya cuando dibujó sus caprichos. Fue genial cuando tituló uno de
sus dibujos con la contundente frase: “El Sueño de la Razón crea monstruos”. La
razón está dormida, aletargada entre los seguidores del comandante sin
batallas, del golpista que se acobardó, del símbolo de la enajenación popular
que se elevó más allá de lo que su mente le habría permitido; por eso…
revoloteas sobre Miraflores, pajaritos, zamuros y rebullones.
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