viernes, 21 de junio de 2013

De pajaritos, zamuros y rebullones


Mario J. Viera

A Nicolás Maduro le persiguen los pajaritos y le rodean otras aves. Parece estar obsesionado con los pajaritos; cada vez que ve uno volando se imagina que le está enviando un mensaje del más allá de aquel buitre ya difunto de nombre Hugo Chávez. Su última visión ornito-angélica la tuvo durante un acto que presidía en Mérida. Un pajarito pasó volando cerca de él y, lleno de mística emoción, clamó: “Mira, mira...me está buscando el pajarito. Mira, pasó por aquí. Después dicen que yo invento; y pasó cantando. Ese pajarito está feliz porque yo estoy trabajando”. No hay que burlarse del iluminado Maduro, cualquiera puede ser presa del éxtasis y ver ángeles, deidades y aves canoras con espíritus encarnados.

Tal vez Nicolás, el elegido, no se haya fijado que a su lado revolotea un ave carroñera que le vigila de cerca, una que se alimenta de basureros como el Zamuro que ronda tras de él. Un zamuro con cuerpo regordete, vociferante y taimado que aguarda el momento para tirarle al estercolero y asumir el cargo de gran buitre, cuyo nombre es Diosdado Cabello.

Además de los pajaritos y del zamuro, giran en torno del vidente Maduro una bandada de aves de mal agüero, los rebullones que atormentaban a Juan Primito. Para calmar sus pronósticos catastróficos en contra de alguna futura víctima solo cabe alimentarles con “…miel de aricas y bilis de ganado mezcladas”. Alarma los rebullones aliados de Maduro ya están asomando: “¡Ya están aquí los rebullones! ¡Ave María Purísima! Aguaiten, muchachos, cómo viene esa bandada de bichos negros oscureciendo el cielo”.

Ya anuncian (9 de junio) que los opositores a El Miedo se están comprando aviones de combate en Texas para llevarlos a campamentos del imperio en Colombia “a más tardar a principios del mes de noviembre de este año” (José Vicente Rangel) “¿Se prepara una agresión armada debidamente camuflada con la participación de mercenarios?” se preguntan los rebullones. Y Maduro como cree en profecías se envalentona y se da de hombre duro y afirma: “…no acepto jueguitos de nadie, que lo sepan en Colombia, no acepto jueguitos porque aquí no hay bobos gobernando, aquí hay chavistas y bolivarianos” ─ que para el caso es lo mismo que bobos y delincuentes gobernando ─. He aquí el oráculo de uno de los principales rebullones del madurismo: “Hay sectores políticos desde Bogotá (…) que han armado toda una plataforma de conspiración política, de rumores, de guerra psicológica hacia el pueblo venezolano y hacia las instituciones del Estado venezolano” (Elías Jaua).   

El zamuro carroñero también se mimetiza como rebullón y pronostica y amenaza: “(A los opositores) no les queda otra opción. Maduro está en la calle trabajando mañana, tarde y noche y la oposición está conspirando pero si intentan algo contra Nicolás estamos obligados por lealtad al comandante Chávez y a la revolución a actuar en consecuencia”. ¿Quieren matar a Nicolás Maduro? Amargo presagio que bien debiera considerar el vidente de pajaritos, quizá sea el propio zamuro el que quiera rasgarle el gaznate y echarle la culpa a otros.

Los rebullones quieren sangre. Están sedientos.

Fue genial Francisco de Goya cuando dibujó sus caprichos. Fue genial cuando tituló uno de sus dibujos con la contundente frase: “El Sueño de la Razón crea monstruos”. La razón está dormida, aletargada entre los seguidores del comandante sin batallas, del golpista que se acobardó, del símbolo de la enajenación popular que se elevó más allá de lo que su mente le habría permitido; por eso… revoloteas sobre Miraflores, pajaritos, zamuros y rebullones.

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