Pedro Corzo. EL NUEVO HERALD
“No fueron los ricos,
ni los poderosos los que lo comprendieron sino los humildes. Es que los ricos y
poderosos han de tener el alma cerrada por la avaricia y por el egoísmo,
mientras que los humildes duermen al aire libre”. Eva Perón.
Los venezolanos inventaron el termino
boliburguesía para identificar a quienes, disfrazados de servidores públicos y
promoviendo la austeridad y el sacrificio, bajo los gobiernos de Hugo Chávez y
Nicolás Maduro, se han enriquecido a costa de los bienes del estado.
Algunos de estos nuevos ricos siguen
en el país amasando una mayor fortuna y otros, con sus riquezas a resguardo,
han salido al exterior donde sus fortunas deslumbran a los simples mortales.
Por supuesto que la corrupción no es
patrimonio de ideología o proyecto político.
Es una condición tan vieja como el
hombre, vigente en toda sociedad y en todos los tiempos, pero en el presente
resulta paradójico que muchos de los abanderados de la justicia social sean
grandes consumidores de los bienes más superfluos, acrecienten sus cuentas bancarias,
ya sea robando o incursionando en el mundo de los negocios, gracias a la
administración que ejercen sobre los bienes del estado.
Conocida es la atracción que ejercían
sobre Eva Perón las joyas costosas, las pieles más caras y los vestidos
lujosos, al extremo que RTVE refiere que “Asunta Fernández estuvo a su lado
hasta el final y la vistió por última vez para el velatorio. Para ello cogió un
vestido de Christian Dior y lo convirtió en mortaja”.
Por ejemplo, a Fidel Castro le gustaba
regalar relojes Rolex a las personas que le prestaban un servicio especial.
También obsequió costosos relojes de la misma marca a muchos de los guerrilleros
que se entrenaban en Cuba.
Los Castro, aparte de contar con
numerosas residencias, tienen a su disposición cotos de caza y pesca como en el
pasado disfrutaban los aristócratas más encumbrados. Sus cuentas bancarias son
cuantiosas, como lo ha reseñado la revista especializada Fortune.
Por su parte, el presidente Hugo
Chávez dijo: “Ser rico es malo, es inhumano, así lo digo”.
Roland Carreño, un crítico de modas
venezolano, declaró en una ocasión que “Chávez es el presidente más narcisista
que hemos tenido” y agregó “entre los preferidos de Chávez, están los trajes de
la casa francesa Lanvin, y los de los modistas venezolanos Giovanni Scutaro y
Clemens, que visten también a otros ministros del gabinete revolucionario, y
las casas de relojería suiza como Vacheron Constantin, Rolex y Audemars
Piguet”.
El único hijo varón del difunto
mandatario gusta de los fastuosos autos Bentley. Otro de sus caprichos es usar
los helicópteros de la Fuerza Aérea de Venezuela.
Criminal Justice
International Associates estima en 2,000 millones de
dólares la herencia que dejó Hugo Chávez a su familia. Incluidas 17 fincas
valoradas entre 400,00 y 700 mil dólares, un flotilla de diez todoterrenos
Hummer y cientos de millones de dólares depositados en el exterior, amén de
innumerables bienes distribuidos por toda Venezuela y el extranjero.
Todo esto hay que sumarlo al nepotismo
que practicó el difunto mandatario, que colocó a un número importante de
parientes en posiciones claves de su gobierno. La finca de 30 hectáreas que
tenía su padre hizo mitosis y hoy cuenta con 600 hectáreas.
El indescriptible Daniel Ortega está
acusado de tener una fortuna muy superior a la que acumuló el dictador
Anastasio Somoza, aunque el líder nicaragüense no debería sorprender porque hay
que recordar la famosa “Piñata de los Comandantes Sandinistas”.
Un letrero del Frente Sandinista de
Liberación Nacional señala: “Arriba los pobres del mundo”, entre los que por
supuesto no está incluida la familia Ortega-Murillo, que maneja un gigantesco
emporio empresarial que va desde emisoras de radio y televisión a administrar
la ayuda petrolera de Venezuela, que suma en los últimos años miles de millones
de dólares.
Pero el colofón es el Canal. Un casi
desconocido magnate chino recibió de manos del presidente Ortega la concesión
para la construcción de un canal cuyo costo se calcula en 40 mil millones de
dólares, lo que lleva a reflexionar tomando como base una expresión del ex
presidente cubano José Miguel Gómez, “se ahogará en dólares este tiburón”.
Cristina Fernández, la mandataria
argentina, heredó de Eva Perón la sensibilidad por la pobreza que sufren los
demás y para vacunarse contra el sufrimiento ajeno vive una vida de lujos y
derroche.
En el 2011, gastó $110,000 en 20 pares
de zapatos y adquirió por otros miles carteras de Louis Vuitton, Hermes Birkin,
entre otras marcas. Viajó en un jet privado para visitar al Papa Francisco. La
habitación del hotel costó 2,180 euros y el patrimonio de Fernández se incrementó
en un 46 % en el último año.
Sin dudas que seremos más miserables,
con estos líderes que luchan contra la pobreza.
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