Juan González Febles. CUBA ACTUALIDAD (PD)
El nepotismo borbónico entronizado por
el general presidente, heredero y nunca electo Raúl Castro, se va más allá de
todos los límites.
Su hija, la zarina indiscutida del
espacio sexual y de la proyección de la nueva imagen del ex ministro de las
Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y además ex gestor, administrador y
promotor de las UMAP, el actual presidente y general de ejército Raúl Castro,
ha sido "electa" diputada al parlamento sin debates, entronizado en
Cuba por voluntad de su tío y de su padre. La Dra. Mariela Castro Espín, hija
de Raúl Castro ya es miembro de la Asamblea Nacional del Poder Popular,
"elegida" por el municipio Plaza de La Habana.
Esto da aliento a rumores que
apuntaron en su momento a que el coronel Alejandro Castro Espín, ─ también hijo
del presidente ─ se convertiría en flamante general sin batallas de las FAR.
El paso de dictadura militar
totalitaria comunista a dictadura militar totalitaria capitalista y de corte
fascista, conlleva costos. Como falla el componente populista clientelar, porque
no tiene con qué ni de dónde sacarlo, al general Raúl Castro le tocó lidiar con
un desastre del que se desentendía, pero del que ya no puede desentenderse más.
Heredero de una ruina total, el general presidente optó por la fórmula que alcanzó
su clímax con aquel tirano de opereta dominicano, Rafael Leónidas Trujillo, que
más allá de sus ridículas payasadas, dejó una estela de crueldad y abusos que
traspuso las páginas de la historia, para quedar inmortalizado como personaje
por Mario Vargas Llosa. El nepotismo que afirmó Trujillo-Chapitas está
igualado, si no superado por creces, por el general presidente. Sobre la
crueldad puede afirmarse otro tanto. Solo que la crueldad brutal de Trujillo,
en el caso del general, llega atemperada y atenuada por la fría eficiencia
tomada de Stassi y KGB.
Si Fidel Castro racionalizó la
opresión contra el pueblo cubano y la hizo potable para el mundo, el general
presidente tiene una no menos difícil tarea: le toca dar permanencia y
continuidad a aquel proyecto. Tendrá que hacerlo sin la fantasía ideológica que
promovió el hermano mayor y además, sin su carisma.
Por suerte para el general presidente,
cuenta con el entrañable y tolerante enemigo del Norte y con esa siempre
conveniente visión política astigmática de todo y todas las cosas. Mientras
vende o alquila la isla a capitales extranjeros complacientes, lava dinero y
mantiene el engañoso discurso de la eterna confrontación contra el
"imperialismo yanqui". De forma paralela, reparte una piñata entre
familiares y allegados y así, encauza la corrupción por el camino correcto.
A su favor puede decirse que hasta
ahora, ninguno de sus hijos se acogió a la Ley de Ajuste Cubano. Pero de ser
cierto lo que se ha publicado en algunos medios internacionales, la flamante
diputada, Dra. Castro Espín, cuenta con varias ciudadanías europeas que en su
momento le permitirán poner a cubierto algunos activos familiares en la jungla
bancaria internacional.
La pregunta que muchas personas se
hacen dentro y fuera de Cuba es, ¿hasta cuándo durará la fantasía política,
nepotista, borbónica y polichinela del general presidente?
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