No tengo la menor duda. El oficialismo
intentará conservar el poder por cualquier medio, incluyendo un golpe de
Estado. Es posible que intenten violar flagrantemente la Constitución Nacional
utilizando alguna de las tantas triquiñuelas jurídicas de las que nos tienen
acostumbrado o en caso de no ser posible ese camino, sencillamente utilizarán
la fuerza de manera descarnada. La justificación ética es la de siempre:
preservar la revolución, como si esa palabra pudiera justificar todos los
abusos de poder a que la camarilla gobernante ha sometido a Venezuela desde que
alcanzaron el poder. He llegado a esta conclusión después de analizar
detalladamente un conjunto de hechos que han venido ocurriendo en estos días
con motivo a la grave enfermedad que
enfrenta Hugo Chávez.
El primer hecho, es la ausencia del presidente
de la República. Nadie conoce con precisión el estado de salud de Hugo Chávez
ni quién ejerce sus delicadas funciones, ya que el vicepresidente no se ha
juramentado para ejercer funciones de encargado del Poder Ejecutivo. Esta
situación tan delicada surge por no haberse declarado la ausencia temporal del
jefe del Estado como lo establece la Constitución Nacional y es lo que obliga a
Nicolás Maduro a mentirle, una vez más, a los venezolanos al decir que había
conversado con Hugo Chávez:, por más de veinte minutos, sobre distintos
problemas de gobierno. Todo el mundo sabe que si esto hubiese sido verdad, sus palabras
habrían sido transmitidas, sin límite de tiempo, por Venezolana de Televisión y
por Telesur.
El problema se agrava al finalizar el
período presidencial el 10 de enero de 2013 y tener la obligación el presidente
electo de la República de juramentarse para el nuevo período presidencial.
Estoy convencido que Hugo Chávez no podrá hacerlo. No voy a entrar en
disquisiciones jurídicas. El artículo 231 y 233 no requieren de interpretación
alguna. El presidente electo debe juramentarse ante la Asamblea Nacional. Si
por alguna razón no pudiese reunirse, el presidente electo se juramenta ante el
Tribunal Supremo de Justicia. En todos los casos, el acto de juramentación debe
realizarse en esa fecha con la presencia del presidente electo. De no hacerlo
se encarga del Poder Ejecutivo el presidente de la Asamblea Nacional y se
convoca a elecciones a los treinta días.
De todas maneras, el problema es
político. El oficialismo controla suficientemente todas las instituciones para
lograr que la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia interprete
esos artículos a su conveniencia. Esa es la verdad. Allí no está el problema.
Al chavismo le preocupa que lo
arbitrario de la decisión pudiese originar una gran protesta nacional.
Convencidos de esta realidad, comisionaron a Diosdado Cabello para que,
mediante una declaración, tratara de atemorizar a los sectores pacíficos de la
oposición. No existe otra explicación para poder justificar una declaración tan
imprudente: "el 10 de enero es un
día como cualquiera. Si el presidente Chávez no está aquí será el TSJ. Esto lo
vamos a defender rodilla en tierra, fusil al hombro y bayoneta calada".
No satisfecho con esta amenaza,
consideraron necesario que hablara el ministro de la Defensa. El almirante Diego
Molero Bellavia, mantuvo que: "ante
una eventual ausencia de nuestro comandante en jefe, escenario que seguro
estamos no va a presentarse, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana ya sabe que
hacer: estar completamente preparada en el sentido de continuar ideológicamente el camino trazado desde hace
14 años por el líder de la Revolución Bolivariana". El almirante
Molero olvida que "la Fuerza Armada está al servicio exclusivo de la
nación venezolana y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna".
Por suerte, puedo dar fe de ello, una gran mayoría de los cuadros militares
cumplirán cabalmente sus obligaciones constitucionales.
Definitivamente, Hugo Chávez no está en
condiciones, ni físicas ni mentales, para ejercer la presidencia de la República
por un nuevo período. Esta verdad la conocen perfectamente sus posibles
herederos políticos. Yo llegué a pensar que el chavismo sin Chávez tendría la
inteligencia de negociar una solución constitucional que permitiera un proceso
electoral con todas las garantías para la oposición. Esa es la única manera de
lograr preservar su vigencia política. Lamentablemente, empiezo a pensar que
estaba equivocado. El enfrentamiento entre la logia militar del 4 de febrero y
el sector marxista los está obligando a radicalizar posiciones. Creo que hasta
llegan a pensar, por lo menos los de origen militar, que no es descartable
ni la solución de un golpe de Estado.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario