José Antonio Fornaris
LA HABANA, Cuba, enero (www.cubanet.org) – Hasta hace unos años la imagen creada para la Seguridad del Estado en Cuba hacía ver a sus integrantes como émulos de los héroes de las novelas de caballería. Entre las hazañas que realizaron estaba la de haber desbaratado más de seiscientos atentados organizados por los enemigos contra el jefe supremo. La lectura de esos éxitos era obvia. Los adversarios son malos y estúpidos; los combatientes de la Seguridad, buenos, valientes y sagaces.
El primer resultado de esos triunfos era que la proyección del jefe subía, sobre todo su invencibilidad y su ascendencia internacional. No se atenta tanto contra la mediocridad. Y la comunidad de inteligencia recibía sus merecidos premios, y a la par, su imagen se llenaba de bellos y atractivos colores. Pero todo eso pertenece a un pasado diseñado con cuidado.
En lo personal, sufrí sus acciones represivas, por vez primera, en 1981, cuando invadieron mi vivienda y me amenazaron con echarme encima un perro pastor alemán para que me destrozara. En otras ocasiones, a quemarropa, me han amenazado de muerte.
Pero la primera vez que vi a la Seguridad del Estado propinar golpes en plena vía pública fue en el año 1999. En esa ocasión se iba a realizar un juicio, luego suspendido indefinidamente, contra el periodista Mario Viera, en el Tribunal Provincial de La Habana. Estaban en el área dos o tres decenas de opositores para apoyar al comunicador. De pronto llegaron al lugar un número indeterminado de paramilitares que realizaron todo tipo de provocaciones. Se formó un gran desorden.
De los ómnibus que pasaban por la calle Prado y de los balcones de las viviendas situadas frente a la sede del tribunal se gritaban consignas antigubernamentales. Resultaba evidente que la situación se les estaba yendo de las manos. Y entonces aparecieron los policías de la Seguridad del Estado golpeando a los opositores pacíficos.
Después, esa manera de actuar no ha sido excepcional. Incluso han reprimido con alevosía y ensañamiento a indefensas mujeres; se les ha visto saltar cercas o verjas de casas ocupadas para gritarles obscenidades a sus dueños, o para pintar en el piso y las paredes consignas “revolucionarias”.
Están muy cerca de convertirse en sicarios. Están realizando un trabajo sucio a plena luz del día. Y todo por migajas. Por andar en un viejo auto Lada de la época soviética o en una pequeña motocicleta, por algún que otro módulo de ropa y por pagar a bajo precio los centros de recreación y descanso. Mientras, los grandes jefes, sus hijos y allegados, siguen disfrutando de una buena vida y del poder vitalicio.
La realidad del castrismo terminó con la imagen que la Seguridad del Estado había creado de sí misma. Lo bueno o malo de este tipo de historia es que siempre llega el momento, a veces a través de los que ni si quiera fueron culpables directos, en que hay que responder por ese tipo de acciones.
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Publicado el sábado, 28 de noviembre de 1998 en El Nuevo Herald
Golpes y arrestos en juicio a periodista independiente
OLANCE NOGUERAS
Agentes de Seguridad del Estado y turbas paramilitares cubanas insultaron y agredieron a un grupo de disidentes, que desde las primeras horas del viernes se congregó frente al Tribunal Provincial de La Habana a presenciar el juicio contra un periodista independiente acusado de ``injuriar'' a un funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores.
La reyerta comenzó cuando miembros de las Brigadas de Respuesta Rápida (paramilitares), apoyados por agentes de Seguridad del Estado, la Policía Nacional Revolucionaria y las tropas especiales anti-motines (``avispas negras''), arremetieron contra más de una veintena de disidentes que rezaban un Padre Nuestro en apoyo a Mario Viera González y ondeaban una bandera cubana, según indicaron a El Nuevo Herald periodistas independientes.
Viera de 59 años, director de la agencia de prensa Cuba Verdad, está acusado de injuriara un funcionario del gobierno en un artículo en el que lo calificó de hipócrita.
Los partidarios de Viera, aparentemente atraídos por las cámaras de televisión, empezaron a rezar en voz alta el Padre Nuestro. Pero, uno de ellos, el doctor Oscar Elías Bicet, exclamó: ``¡Viva Mario... que defiende la libertad de los cubanos!'', y eso atrajo rápidamente a simpatizantes del gobierno, algunos visiblemente indignados.
``¡Soy cubana! ¡Soy revolucionaria!'', exclamó Marta Ofelia Cuello Portuondo, desafiando a los opositores y las cámaras de televisión. ``¡Los cubanos somos libres en este país! ¡Viva la Revolución! ¡Abajo la gusanera!''
Inmediatamente, acudieron otras personas, una de ellas enarbolando una bandera cubana, y un hombre exclamó frente a un camarógrafo: ``¡Viva la revolución socialista! ¡Viva Fidel!''
Segundos después, un hombre golpeó a Roberto de Miranda, director del Colegio de Pedagogos de Cuba, y junto con otros lo persiguió por la calle, con la policía y decenas de transeúntes detrás. Los reporteros y periodistas independientes vieron que la policía se llevaba a un joven disidente y un agente policial le daba puntapiés y lo golpeaba a la altura del abdomen.
Miembros de la Brigada Especial ataviados con boinas negras descendieron de varias patrullas de la policía que llegaron con estrépito de sirenas.
Los agentes uniformados arrastraron e hicieron subir a empujones a los autos de patrulla a por lo menos cuatro disidentes. Primero a la invidente Milagros Cruz y al médico Biscet, director de la Fundación Lawton de Derechos Humanos; y luego a Miriam García del Colegio de Pedagogos y su esposo, Delio de la Cruz, del Partido de Renovación Ortodoxa.
Un camarógrafo de la cadena estadounidense Cable News Network (CNN), Rudy Marshall, quien se encontraba entre varios periodistas extranjeros, fue empujado bruscamente por un airado partidario del gobierno cuando filmó los arrestos. Marshall dijo que fue golpeado por el hombre, aparentemente un miembro de Seguridad del Estado.
Según despachos cablegráficos, no fueron arrestados ninguno de los partidarios del gobierno que vestidos de civil confrontaron violentamente a los disidentes.
Entre ellos se encontraba un hombre grueso que vestía una camisa a rayas, quien empujó a una anciana opositora, haciéndola caer al suelo. Inmediatamente le arrancó una bandera de entre las manos y la mostró en señal de patriotismo.
Según la agencia Cuba Press, su reportera Odalis Curbelo fue testigo de golpes y empujones propinado a la invidente.
``El policía la golpeó sin compasión'', dijo la reportera. ``También vimos como un individuo de civil propinó golpes al opositor Rolando Illobre que sangraba profusamente por la boca''.
Según Cuba Press, durante los disturbios cuatro patrulleros de la Policía ordenaron evacuar un ``Camello'' (medio de transporte masivo en la capital), y arrestaron a un grupo numeroso de pasajeros porque ``desde las ventanillas gritaban ¡Abajo Fidel! y otras consignas antigubernamentales''.
Según el periodista Viera, el funcionario, José Peraza Chapeau, jefe de la dirección jurídica del Ministerio de Relaciones Exteriores, presentó una acusación por injurias en su contra, luego que escribió y se publicó en la pagina electrónica de Cubanet una nota sobre que Chapeau ``tiene una moral en calzoncillos''.
Peraza exhortó a la comunidad mundial a establecer un Tribunal Civil Internacional verdaderamente independiente, lo que Viera calificó de hipocresía, alegando que las cortes en Cuba no son independientes.
Viera es uno de varias decenas de periodistas autoproclamados independientes, que trabajan fuera de la prensa estatal y son considerados disidentes por el gobierno. Sus artículos son enviados principalmente a Estados Unidos y publicados vía internet.
El abogado de Viera, José Angel Izquierdo, indicó que funcionarios de la corte le informaron que el juicio fue suspendido por tiempo indefinido.
``Me han comunicado que el juicio está suspendido indefinidamente, sin fecha, por el conflicto que se armó afuera'', declaró.
Viera aseguró que el caso en su contra tiene motivaciones políticas. ``El Estado está detrás. Esta es la nueva modalidad de atacar a la prensa independiente'', dijo.
La protesta del viernes es el brote de disturbio público más significativo desde una ruidosa manifestación llevada a cabo en las afueras de la misma corte, tras el juicio y condena de otro disidente en agosto.
Agencias de prensa independiente dijeron que desconocen los paraderos de León, Bicet, Iyobre. También informaron sobre los arrestos de Maricela Pompa, del Partido Solidaridad Democrática y Lázaro Constantino del Colegio de Abogados.
También se desconoce la situación de salud de García, que fue trasladada a una clínica de Centro Habana.
Manuel David Orrio, de la Cooperativa de Periodistas Independientes, dijo que un lada azul que conducía el oficial de la Seguridaddel Estado ``Osvaldo'' se precipitó intencionalmente contra el disidente José Orlando González Bridón, secretario general de la Central de Trabajadores Democráticos de Cuba.
``Esto es para que lo apuntes en tus notas'', dijo el oficial mientras el opositor se quejaba de un fuerte golpe en sus piernas.
A raíz del incidente, la vista oral fue suspendida indefinidamente. De ser hallado culpable, Viera podría ser condenado a un año de cárcel, con seis meses adicionales en caso de que no quisiera retractarse de su declaración.
Viera dijo que perdió su trabajo de agrónomo en 1988 debido a sus creencias políticas.
Protestan por proceso de periodista en La Habana
Por John Rice, AP Nov. 27
LA HABANA, 27 (AP) _ Unos manifestantes que protestaban por el proceso a un periodista independiente fueron rodeados hoy por partidarios del gobierno frente a un tribunal, generando un desorden muy pocas veces visto en el centro de La Habana.
Los reporteros vieron por lo menos cinco personas, aparentemente opositores, que eran llevados por la policía frente al Capitolio, el antiguo edificio de la legislatura.
Alrededor de una decena de personas se pronunciaron en defensa de Mario Viera, de 59 años, jefe de la pequeña agencia Cuba Verdad, no autorizada oficialmente. Hoy se inicia su proceso por difamación de un funcionario gubernamental en un artículo difundido por el sistema informático en el sitio Cubanet Internet.
Los partidarios de Viera, aparentemente atraídos por las cámaras de televisión, empezaron a rezar en voz alta el Padre Nuestro. Uno de ellos exclamó: ''¡Viva Mario... que defiende la libertad de los cubanos!''
Eso atrajo rápidamente a partidarios del gobierno, algunos visiblemente indignados. ''¡Soy cubana! ¡Soy revolucionaria!'', exclamó Marta Ofelia Cuallo Portuondo, desafiando a los opositores y las cámaras de televisión.
Acudieron otras personas, una de ellas enarbolando una bandera cubana. Un hombre exclamó: ''¡Viva Fidel!''
Un hombre abofeteó a Norberto Miranda, de la pequeña organización Colegio de Pedagogos, y junto con otros lo persiguió por la calle, con la policía y decenas de transeúntes detrás.
Los reporteros vieron que la policía se llevaba a Miranda y un agente le daba puntapiés.
También fueron llevados por la policía el doctor Oscar Elías Vicel, presidente de la Fundación Lawton, y una mujer que llevaba un bastón de ciego, que los opositores identificaron como Milagros Cruz.
Lawton es un barrio de la Habana.
Unos minutos después fueron llevadas dos mujeres. A través de la ventanilla del automóvil policial mostraron las muñecas juntas indicando que eran detenidas. No se determinó de inmediato su identidad.
Viera debe ser procesado por el tribunal provincial de La Habana, acusado de incurrir en ``injurias'' contra el funcionario del ministerio de Relaciones Exteriores José Dionisio Peraza.
Peraza demandó a Viera por difamación por un artículo en que ridiculiza las declaraciones que formuló Peraza en Roma sobre un propuesto tribunal internacional.
Viera dijo que Peraza insistió en que el tribunal fuera independiente, pero que los mismos tribunales cubanos ``no son ni independientes ni imparciales''. Los funcionarios cubanos rechazaron esta afirmación.
De ser hallado culpable, Viera podría ser condenado a un año de cárcel, con seis meses adicionales en caso de que no quisiera retractarse de su declaración.
Viera dijo que perdió su trabajo de agrónomo en 1988 debido a sus creencias políticas. Fue encarcelado dos veces, acusado de tratar de abandonar el país ilegalmente, por un año en 1991 y por dos en 1994.
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