Ernesto Alvarenga. EL UNIVERSAL
Desde el inicio de la revolución
cubana los hermanos Castro han tenido la ambición de apoderarse de Venezuela.
Esta virtual obsesión se confirma por diversos hechos históricos, entre los
cuales se pueden mencionar, la primera la invasión de guerrilleros venezolanos
y militares cubanos, tales como el hoy difunto Arnaldo Ochoa, por la Vela de
Coro; luego se produjo la llamada "invasión de Machurucuto" en 1967.
Finalmente, desde el año 2002 se produce la invasión no violenta y consentida
por el régimen, mediante distintas modalidades, lo que ha llevado a nuestro
país a convertirse en una suerte de protectorado de La Habana.
Estos movimientos también se producen
en el plano internacional: en enero de 1981 el canciller cubano Isidro
Malmierca, visita Georgetown durante 5 días, luego, el mismo mes, junto a su
par Rashleigh Jackson firman y anuncian (ambos cancilleres) un documento
conocido como el Pacto Cuba-Guyana. Allí de manera pública se desconocen las
reclamaciones en torno al diferendo fronterizo y en particular al Esequibo. En
la declaración se indica que nuestro país reclama algo que no le pertenece, al
mismo tiempo Fidel Castro denuncia que la política de Venezuela es
expansionista. Este pacto de hace unos 30 años refleja una relación estratégica
de ambos gobiernos. Comento estos hechos a propósito de lo que ha sido la
postura del régimen castro-chavista en cuanto al Esequibo y la política del
vecino país, de otorgar concesiones a transnacionales como la petrolera
Anadarko, afectando nuestra fachada atlántica del Delta del Orinoco.
Quizás este pacto es lo que explique
la política entreguista de Maduro en su reciente visita al vecino país. Su
postura es sumisa y obediente a los hermanos Castro. Claro, él no representa el
pensamiento de los venezolanos. En algo alivian las declaraciones del mayor
general Alexis López, comandante del ejército, quien en la isla Anacoco y San
Juan de Venamo señaló: "estamos para
defender la soberanía, con la convicción de que el Esequibo es nuestro".
Debo insistir en la necesidad de un gran acuerdo nacional para la defensa de
nuestra soberanía y fronteras, acuerdo que trasciende a los partidos políticos.
Recuerden que Maduro es un agente de los Castro en Venezuela.
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