Martha Beatriz Roque Cabello. CUBANET
El
6 de abril de 2003, se llevó a cabo una de las vistas en juicio oral de
la Primavera Negra; en la Sala de los Delitos Contra la Seguridad del Estado
del Tribunal Provincial Popular de Ciudad de La Habana, contra seis disidentes,
según la Causa NO. 11/03 seguida por los delitos de Actos Contra la
Independencia o la Integridad Territorial del Estado e infracciones de la Ley
88/99 (conocida como Ley Mordaza). Entre
ellos se encontraba Oscar Manuel Espinosa Chepe, que en ese momento tenía 62
años de edad.
“Chepe” como todos han acostumbrado a
llamarle, nació en Cienfuegos, pero vivía en el municipio de Playa, en La
Habana, de profesión economista, trabajó como miembro activo del Servicio
Exterior del régimen.
Su locuacidad ha caracterizado siempre
las intervenciones que ha hecho, cuando ha estado en presencia de diplomáticos
y disidentes; para tratar de explicar la situación existente en el país.
Para Miriam Leiva, su esposa, la forma
de llamarlo es Oscar. Ellos forman un matrimonio de muchos años y ambos se han
dedicado al periodismo independiente. Él se ha distinguido por la veracidad de
sus informaciones; así como los análisis que ha hecho, que al pasar del tiempo
han coincidido con la realidad cubana. Tuvo un espacio fijo en Radio Martí
conocido como “Hablando con Chepe”.
Durante el tiempo que estuvo preso
como parte del Grupo de los 75, tuvo que ser hospitalizado en lo que se conoce
como la “Salita de la Seguridad del Estado” del Hospital Militar Carlos J.
Finlay. Allí el médico que lo atendió, olvidado de su juramento Hipocrático,
trató de minimizar su enfermedad públicamente, a través de un programa de la
Televisión Cubana, cuyo protagonista principal lo fue el ex ministro de
Relaciones Exteriores, Felipe Pérez Roque.
Sin embargo, algún tiempo después,
tuvieron que admitir que no estaba apto para permanecer en prisión y le fue
otorgada una licencia extrapenal, que es una especie de limbo jurídico no
registrado en lugar alguno.
Posterior a su salida de prisión,
donde cumplió aproximadamente un año y medio, Chepe continuó sus actividades
disidentes, incluso practicó aquellas por las que había sido acusado y
penalizado – como sanción conjunta ─ a veinte años de privación de libertad.
Chepe es uno de esos cubanos que ha
entregado una parte de su vida ─ a pesar de su edad y su estado de salud ─ al
ideal de la democracia en Cuba, por lo que tiene el reconocimiento y respeto de
todos sus hermanos de causa y de los que siguen los problemas de nuestro país;
pero cuando se haya conseguido el objetivo al que ha dedicado estos años de su
vida, la sociedad en general lo recordará y lo admirará.
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