Mario J. Viera
Mañana comenzará un gran ejercicio militar en el lejano oriente asiático y el mar de
Japón. Todo un alarde de fuerza que quiere hacer Putin, tratando de advertirle
al Occidente que Rusia mantiene su poderío bélico, y hacerle creer a los rusos
que la guerra en Ucrania para nada le afecta en su capacidad su capacidad
militar y que no está desesperado por la resistencia del ejército craniano y
sus partisanos en las zonas ocupadas por los invasores. No importa que la
economía rusa esté en sus peores momentos bajo las numerosas sanciones que la
UE, Gran Bretaña, Estados Unidos, Canadá, Australia y Japón le han impuesto, no
le interesa para nada al zar Putin erogar millones de rublos en un descabellado
ejercicio militar, donde emplea más de 50 mil efectivos de tropa, un enorme
despliegue aéreo y 60 buques de guerra. Lo que le importa es el posible efecto
que ello pudiera, así lo cree, genera entre los líderes del Occidente y de la
OTAN.
Allá
va el Vostok 2022 (Oriente 2022) con el criminal de guerra Valeri Gueràsimov,
el jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia al frente de los
contingentes multinacionales que realizarán el juego de guerra fuso-chino. Allá
participando en la payasada militar se encuentran fuerzas de la República
Popular de China (comunista) que también quiere parte de la tajada de la
propaganda putinista. Sí China comunista también intenta enviar un mensaje a
Occidente, advertirle que forma alianza con Putin ─ lo que demuestra que es
cómplice de Rusia en la agresión a Ucrania ─ y mostrar que China está muy brava,
bravísima con la visita de Nancy Pelosi a Taiwán y el apoyo que Estados Unidos
le está prestando a la defensa de la disputada isla por los mandarines del Buró
Político del Partido Comunista de China.
Dos
malos juntos; pero hay otros también deplorables. Junto al zar ruso y a los
mandarines chinos, van de pareja, los representantes de las dictaduras que
gobiernan en las que fueran repúblicas de la Unión Soviética, Azerbaiyán,
Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, y Tayikistán.
¿Quiénes
más? También Mongolia que supuestamente llegó a ser un “aliado estratégico” de
Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump; pero parece ahora ser un
aliado estratégico de China comunista y Rusia de Putin. ¿Qué decir de Argelia y
de Laos, que participan en el Vostok? ¿Y la India que se mueve en medio de las
dos aguas, pero se moja más con las de China? La mequetrefe fuerza militar de
Nicaragua también va de paseo al Vostok; es que Daniel Ortega se siente muy
vinculado a Putin. Siria es otro de los más malos en el paseíto por el Mar del
Japón.
Sin
embargo, hay dos ausencias destacadas en los juegos militares de Putin y Xi:
Cuba y Venezuela; ¿Por qué? Ambos estados están entre los más malos y debieran
contarse entre los participantes del Vostok. ¿Los han discriminado? ¿Deslealtad
hacia Rusia de Cuba y Venezuela? No es posible, Maduro y Díaz-Canel le están
tan agradecidos a Rusia y en especial a Putin…
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