Mario
J. Viera
El
capitalismo es un fenómeno social natural. Surge de la iniciativa privada, del
intento nato en el ser humano de superación. Todo lo contrario, es el comunismo
y el socialismo, que no nacen espontáneamente dentro del seno social. El
comunismo es la falsa creencia del igualitarismo, de que todos tienen el mismo
derecho a disfrutar de las riquezas sin importar sus capacidades intelectuales
o físicas. No todos tenemos las mismas cualidades para abrirnos pasos y
superarnos. Algunos son visionarios y avanzan, otros se quedan detrás.
Sí,
como seres humanos todos somos iguales, y se supone esa igualdad ante la ley;
tenemos los mismos derechos naturales, el derecho a la vida, el derecho de
opinión y creencias, el derecho a no ser vistos como inferiores por nuestras
condiciones de raza, de etnia, de color de la piel, de sexo o de preferencias
sexuales; de la condición social; el derecho a ser libres y disfrutar de la
libertad; el derecho a elegir y a ser electos a cargos públicos; el derecho a
la propiedad; el derecho a la búsqueda de la felicidad; el derecho a vivir
decorosamente; el derecho al trabajo y al disfrute de nuestros bienes; el
derecho a vivir en una sociedad de oportunidades; los derechos a la educación;
a disfrutar de un medio no contaminado y disfrutar de una atmósfera no dañada
por contaminación química; y ¿por qué no? a la asistencia médica y al cuidado
de la salud.
Todos
tenemos derechos naturales, humanos; derechos civiles y políticos; y derechos
sociales. El primer conjunto de derechos siempre debe ser respetado y protegido
por el Estado como limitaciones de su hegemonía. Los derechos sociales, solo
pueden alcanzarse, en su totalidad, en sociedades democráticas y prósperas.
Nada de esto está garantizado bajo un régimen antidemocrático y muy en
especial, bajo regímenes comunistas.
Pero
si el capitalismo es un resultado natural dentro de la sociedad, entonces, la
propiedad privada debe ser respetada por su carácter social. Ahora bien, el
capitalismo es como un potro vigoroso que puede desbocarse; y como a los potros
vigorosos, a los que se les ponen frenos para que no se desboquen y despeñen,
al capitalismo hay que ponerle, como anota el Sr. Armando Pérez en su post, regulaciones, para que no se despeñe en la oligarquía y se
transforme en poder plutocrático. Pero, se equivoca el Sr. Pérez cuando vincula
al capitalismo con “asuntos raciales, judiciales, laborales, clasistas”.
El
racismo no es consustancial con el capitalismo, es producto de las ideologías
no democráticas que sustentan algunos sectores poblacionales de mentalidad
nacionalista, no democráticos y se desenvuelven por lo general en sociedades
multirraciales donde una minoría se cree superior al resto de los extraños, de
los otros no iguales. Problemas judiciales, es decir la aplicación de la ley
según patrones raciales, no son necesariamente males propios de un sistema
capitalista.; como los problemas laborales se presentan siempre entre
empresarios y empleados. Siempre habrá esa puja, hasta en sociedades
avanzadas, desde el punto de vista de la justicia social, donde se imponen
estrictas regulaciones a los mercados empresariales y financieros.
La
ciencia económica pertenece al conjunto de las ciencias sociales y debiera
estar liberada de todo concepto ideológico. Cuando la Economía se ideologiza,
sea marxista o sea situada dentro de neoliberalismo económico, siempre se
producirán desastres. Pero esto requiere un análisis más detallado que lo que
se pueda comentar en un debate de facebook. Como centro de sus proyecciones, la
Economía debe tener al hombre, al ser humano, al ser social, al ciudadano.
Por
mi parte, sin tener capital defiendo al capitalismo sobre cualquier sistema de
economía centralmente planificada.
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