Mario
J. Viera
Birmania
es una dictadura militar con fronteras con China y la India, en el sudeste
asiático. Es un enclave geopolítico muy importante en las aspiraciones de Putin
y su distópica teoría euroasiática. Serguéi Lavrov, el ministro de relaciones
exteriores de Putin está de visita en Birmania. Busca estrechar sus lazos
diplomáticos (la realpolitik de Putin) con el régimen militar impuesto tras el
golpe de estado del 1 de febrero de 2021, que derrocó al débil gobierno
democrático de la Premio Nobel por la Paz Aung San Suu Kyi.
Por
su parte el tirano birmano Min Aung Hlaing ha visitado por dos ocasiones a Rusia, donde, de acuerdo con EFE, visitó las principales agencias armamentísticas rusas.
El
golpe de estado fue rechazado por la población birmana con actos noviolentos de
manifestaciones de protesta que fueron reprimidos a tiros por los militares, La
noviolencia de la oposición birmana pasó a convertirse en insurrección armada.
Según
la Asociación para la Asistencia de los Presos Políticos, al menos 2.145
personas han muerto a manos de los militares, mientras que casi 15.000 personas
han sido arrestadas de forma arbitraria,
La
UE ha impuesto sanciones económicas contra la tiranía birmana, desde los
primeros días, luego del golpe militar, incluyendo a Min Aung Hlaing, a altos
funcionarios del régimen, así como a varias empresas vinculadas con los
golpistas. Según el jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell, con esas
sanciones se estaba enviando un mensaje claro a los dirigentes militares: “seguir
en la vía actual apenas traerá sufrimientos y no le dará jamás ninguna
legitimidad". Los militares se han reído de tal advertencia, como es común
en toda dictadura cerrada, donde todos los poderes legislativos y judiciales
están bajo su total control, la carga de las privaciones se deja al pueblo.
Estados Unidos y Gran Bretaña también han impuesto sanciones contra dos
conglomerados empresariales controlados por altos cargos militares de la tiranía
birmana.
Hoy,
Estados Unidos debierá considerar y tratar el caco birmano como una potencial
amenaza a su seguridad nacional y a la de la UE. Todo lo que internacionalmente
favorezca a los intereses rusos y chinos afectan a la seguridad de Occidente.
Como
se informó por la agencia suiza SWI, el relator especial de Naciones Unidas
para Birmania, Tom Andrews advirtió que las medidas tomadas contra los militares
golpistas "no están a la altura de lo que se requiere para evitar una
crisis cada vez más profunda"; y expuso: "Las limitadas sanciones
impuestas por los Estados miembros no cortan el acceso de la junta a los
ingresos que ayudan a sostener sus actividades ilegales, y la lentitud de la
diplomacia está fuera de sintonía con la escala de la crisis".
Mientras
tanto, China, observa con tranquilidad la situación birmana, como reporta la
página web de SupChina, el embajador chino
en Birmania, Chen Hai declaró: “Tanto la Liga Nacional para la Democracia como
el Tatmadaw (el ejército birmano) mantienen relaciones amistosas con China”.
China tiene intereses comerciales con Birmania y la situación interna en ese
país, según lo ve SupChina, pueden constituir una amenaza para las
empresas internacionales de China en el país, como en el Corredor Económico
China-Myanmar.
Como
reporta EFE, China es, junto a Rusia, el principal exportador de armas a
Birmania; Rusia y China son los principales aliados del régimen militar tras la
sublevación castrense.
El
caso birmano tiene que ser tratado por Occidente como un asunto de realpolitik,
como ya lo está ya considerando Putin a su favor. Las democracias de Europa y
de América debieran prestar asistencia y apoyo a los insurrectos de Birmania y,
al mismo tiempo, alentar al movimiento de resistencia noviolenta que ha sido
constreñido en Birmania. Según la reportera del New York Times, Hannah Beech, “En
la actualidad (5 de abril de 2022), lejos de consolidar su dominio sobre el
país, el ejército birmano, conocido como el Tatmadaw, se ve obligado a luchar
en decenas de frentes, desde las tierras fronterizas cerca de India, China y
Tailandia hasta las aldeas y pueblos del corazón del país. Las escaramuzas suceden
casi a diario, y también se registran bajas”.
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