Mario
J. Viera
El
actual sistema bipartidista que rige en Estados Unidos no ha sido capaz de
sacar al país del marasmo político de la polarización, que tuvo su inicio con
el surgimiento en 2008 del grupo de extrema derecha conocido como Tea Party y
su continuidad con la aparición en la escena nacional del fenómeno trumpista,
pero cuya base sustentadora es precisamente la existencia de solo dos partidos en
los debates públicos nacionales.
El
bipartidismo es la eterna disyuntiva entre los clásicos partidos conservadores
y liberales o entre dos tendencial la derecha y la izquierda, sin importar que
ambas tendencias asuman caracteres moderados. La realidad actual es el
surgimiento de una corriente política que rompe con el equilibrio político
requerido por el bipartidismo, la extrema derecha populista enmarcada dentro de
los actuales marcos del Partido Republicano.
Como
factor equilibrante de la política siempre ha existido en Estados Unidos un
sector denominado independiente, que no precisamente constituye un centro, sino
una variabilidad de opiniones y criterios; sector éste que siempre, en los
periodos eleccionarios, cada partido intenta cooptar. Una especie de tercer
partido de carácter difuso y no organizado.
No
obstante, terceros partidos, como el Partido Libertario y el Partido Verde han
presentado candidatos para la presidencia en 2016 y 2020, con resultados
inferiores a los 5 millones de votos cada uno. Otros terceros partidos en
Estados Unidos son algunos de derecha, otros centristas y otros de izquierda: Partido de la Constitución, Partido Verde,
Partido Libertario, Partido de la Reforma, sin faltar la existencia del Partido
Comunista de Estados Unidos, el Partido Socialista; todos ellos con ninguna o
con escasa representatividad en el escenario político.
En
las elecciones del 2016 presentaron candidatura para la presidencia, además de
los candidatos demócratas y republicanos, Gary Johnson – Partido Libertario,
que alcanzó un total de 4 489 341; y Jill Stein – Partido Verde con
una votación de 1 457 218. La suma de ambos aspirantes resulto nada
significativa con respecto a los 62 984 829 de votos alcanzados por Donald
Trump y los 65 853 514 de votos obtenidos por Hilary Clinton. En las pasadas
elecciones de 2020, Jo Jorgensen del Partido Libertario presentó su candidatura
para alcanzar un total de 1 865 858 votos.
En
las elecciones presidenciales los terceros partidos se las ven muy mal. El
Colegio Electoral es su principal inconveniente. Cuarenta y ocho estados tienen
la línea de quien gana en el estado se lo lleva todo, todos los votos
electorales correspondientes; de este modo esos partidos, tal como los califico
la Voz de América (VoA), actúan como “aguafiestas” en las elecciones
presidenciales, desviando votos desde los otros dos grandes partidos.
Un
nuevo partido está en proceso de formación, el Partido Forward (FWD). ¿Cuáles
son sus posibilidades reales con independencia de lo que al respecto consideran
sus fundadores, el ex candidato presidencial demócrata, Andrew Yang, y la ex
gobernadora republicana de Nueva Jersey, Christine Todd Whitman? Depende de
como se encaminen; si comenzar a ganar representaciones congresionales en
varios estados o si se lancen a la caza de la presidencia en el 2024; en este
último caso, pienso que sus posibilidades son nulas y solo jugarán ese papel de
“aguafiestas” que mencionó la VoA. Los fundadores de este nuevo tercer partido plantean
como su eslogan el "Not Left. Not Right. Forward" (Ni izquierda
ni derecha, Adelante) para mostrarse situado en el centro. Forward o Adelante
es la fusión de la propuesta del PAC Forward con el Movimiento Renew America (We
are not just Democrats or Republicans or Independents. We are Renewers), y el
Movimiento Serve America que se manifiesta como centrista o de centro derecha; ambos
movimientos integrados principalmente por republicanos indispuestos con la
política de Donald Trump y del rumbo del Partido Republicano hacia la derecha
radical.
Forward
se plantea como algo nuevo, no como “una copia de los partidos actuales, que están arrastrando a nuestro
país hacia atrás. Estamos haciendo avanzar la política estadounidense, con un
partido centrado en soluciones innovadoras, colaborativas y de sentido común
que funcionan para la mayoría de los estadounidenses”.
Por supuesto y quiero dejarlo aclarado que no comulgo con
la aparente línea política de esta fusión de demócratas y republicanos, aunque
sí saludo el empeño de mostrar otra cara de la política estadounidense y romper
con el monopolio compartido de solo demócratas y republicanos en la formación
de las leyes.
Según informaciones de prensa, Forward
será presentado oficialmente en Houston, Texas, el 24 de septiembre y
tendrán una convención como las de los “viejos” partidos cuando deban nominar
al candidato presidencial. Aseguran que el partido estará registrado en
30 estados para finales de 2023 y en los 50 estados para finales de 2024,
justo para las elecciones en ese año.
Los
líderes del nuevo partido: David Jolly, Christine Todd Whitman, y Andrew Yang, en
un comunicado conjunto, publicado por el Washington Post declararon: “El
extremismo político está despedazando nuestra nación, y los dos partidos
principales no han logrado remediar la crisis. Están obsoletos, y fracasaron
por centrarse cada vez más en los extremos. ¿El resultado? La mayoría de los
americanos no se sienten representados”,
Es
claro que la intención es presentarse con una candidatura presidencial en las
elecciones generales del 2024, lo cual es precipitado. Para que un tercer partido
pueda en Estados Unidos presentarse como una nueva opción, lo primero que tiene
que hacer es ganar un buen número de afiliados en cada uno de los estados de la
Unión, no aspirar de inmediato a la presidencia, sino obtener escaños en el
Congreso para luego poder dar la cara con algunas probabilidades de ganar votos
electorales del Colegio Electoral en 2028.
Como
bien lo ha expuesto William Galston del Brookings Institute, existe una
creciente opinión favorable a la necesidad de un tercer partido, y anota: “Los
demócratas están mucho menos satisfechos con su partido que los republicanos y
están más dispuestos a considerar alternativas a él. Un candidato presidencial
independiente o de un tercer partido centrista probablemente inspiraría más a
los demócratas. Y como las elecciones presidenciales han sido tan reñidas en
las últimas décadas, los efectos asimétricos de una candidatura
independiente o de un tercer partido podrían resultar decisivos para devolver a
Trump al Despacho Oval, a menos que dicha candidatura hiciera historia al
triunfar sobre los dos partidos existentes. Pero a pesar del alto nivel
de descontento actual con estos partidos, las probabilidades de que se
produzca este resultado siguen siendo desalentadoras y las consecuencias del
fracaso podrían ser catastróficas”.
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