miércoles, 17 de agosto de 2022

FASCISMO, AMENAZA REAL EN ESTADOS UNIDOS

 

Mario J. Viera

 


Aunque muchos digan que la Constitución estadounidense y las instituciones derivadas de ella son un seguro de vida para la continuidad de la democracia en Estados Unidos, la realidad es que el fantasma del fascismo, que siempre ha estado presente, comienza a materializarse. Si durante la administración de Trump, el fascismo se podía contemplar como una posibilidad remota, hoy, con él desplazado del Gobierno, con su influencia y dominio sobre la mayoría ultraderechista del Partido Republicano y luego del allanamiento de Mar – a – Lago la posibilidad de un asalto fascista al poder no es tan remota.

El fascismo requiere, en primer lugar, la aparición de un líder sociópata capaz de mentir y convencer con sus mentiras a turbas embrutecidas y violentas; un líder narcisista capaz de agitar el etnonacionalismo chovinista con promesas de elevar a la Nación hasta las altas cumbres del Olimpo; capaz de sacar a flote las fobias presente en gran parte de la población sobre el socialismo, el comunismo y la afluencia de oleadas de migrantes llegados de países, considerados como “shit hole”, de razas vistas como inferiores al supremacismo blanco. Ese líder ya ha aparecido en el panorama político estadounidenses, Donald Trump, un engendro nacido del mal concebido Colegio Electoral que alcanzó la presidencia aún perdiendo la mayoría de los votos populares y de las toxinas dejadas a su paso por el movimiento del Tea Party.

No se equivocaron los líderes neonazis de Estados Unidos cuando dieron todo su apoyo al candidato Trump durante los comicios del 2016, habían visto en él la figura más representativa del Führer.

El fascismo requiere además la continuada erosión del estado de derecho y las instituciones democráticas. Comenzó en Estados Unidos con la acusación de enemiga del pueblo a la prensa crítica y analítica y sus “fake news” para todo lo que pareciera contrario a Donald Trump, y la exaltación a los primeros planos de los medios de comunicación de extracción derechista, como la AP  los ha denominado; continuó con el control de la Corte Suprema por la extrema derecha, se aspira seguir con el control total del congreso en unas elecciones favorables a la ultraderecha republicana; sin faltar el ataque infundado y cínico  a la institución electoral estadounidense acusándola de corrupta y la negación contra toda evidencia de los resultados electorales que confirmaron a Biden como presidente legítimo de Estados Unidos.

Ya hay grupos que amenazan con provocar una guerra civil. No podemos tomar a la ligera esa propuesta que pueda parecer ridícula; hay que considerarla con toda la seriedad que los momentos actuales imponen. Así le enfoca la AP: “las airadas afirmaciones de Trump y sus aliados sobre el allanamiento están avivando el fuego de la desconfianza de sus partidarios hacia el gobierno federal en general y hacia el FBI en particular — aunque esté dirigido por un hombre que fue designado por Trump ─. Y al menos algunos de los simpatizantes de Trump parecen estar ahora actuando como resultado de su ira”. No podemos tomar a la ligera expresiones como lo dicho por el representante de la Cámara de Arizona, el ultraderechista Paul Gosa en un tuit: “Debemos destruir el FBI”.

¡Cuidado, el fantasma del fascismo ya va convirtiéndose en una amenaza real en Estados Unidos!

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