Mario J. Viera
De acuerdo con cifras
oficiales emitidas al cierre del escrutinio electoral del referendo realizado
ayer, 25 de septiembre, la opción del “Sí” alcanzó el 66,87 %, un total
de 3. 936, 790 votos de las boletas válidas; en tanto que, la opción del “No” alcanzó
el 33,13 %, un total de 1, 950,090 de los votos emitidos., junto un un 25.01 %
de abstención, un total de 2,107,129 de electores, lo que puede considerarse como
un rechazo al proyecto del 58.14 % del padrón electoral de 8.425.147 electores.
Sin importar mucho que los números no cuadren perfectamente, podemos extraer
algunas experiencias. El total de los que ejercieron el voto fue de 5,886,880
electores lo que corresponde al 69.9 % de todo el total de electores inscritos
(no se definió el total de boletas anuladas ni entregadas en blanco); y se
acepta oficialmente que hubo un abstencionismo que alcanzo un 25.1 % del padrón
electoral, lo que representa un total de 2,107,129 electores).
Sea como sea queda
demostrado que el principio de no colaboración con el régimen, que incluye la
no participación en los procesos eleccionarios y referenciales, no se ha
alcanzado; 69.9% fueron a ejercer el voto. Si sumamos los porcientos alcanzados
entre los que votaron en contra del Sí y los que se abstuvieron de participar en
el proceso se tiene un porciento de rechazo del 58.14.
¿Es significativa esta
cifra? En apariencias, sí lo es. No es una demostración tajante al régimen,
sino el ejercicio de determinados concurrente. Ahí están presentes los que
mantienen una posición vertical de oposición al sistema, aunque muchos de
manera solapada; como también están presentes aquellos con posiciones muy
conservadoras de rechazo al tema del matrimonio entre homosexuales
principalmente; tema este rechazado por las iglesias evangélicas como la
iglesia católica De modo que no podemos inferir que ya existe una conciencia
generalizada de no colaboración con el régimen. Por tanto, ha faltado la labor
de convencimiento entre las masas populares; la propaganda opositora no se ha dirigido
de la manera más efectiva.
Hay que demostrarle a todo
el pueblo, que la sumisión siempre irá en su contra, que, bajo un régimen dictatorial,
la población con su carencia de voluntad para decir no, o decir sí cuando se
requiere, es, al mismo tiempo, víctima y sostén de la dictadura. La propaganda,
la agitación política de la oposición en Cuba debiera plantearse como objetivo.
la obtención de un abstencionismo, en las farsas electorales que organiza el
PCC, que alcance como mínimo un 45 %.
No se debiera esperar a los
días previos a cualquier convocatoria electoral para lanzar campañas a favor
del no o a favor de la abstención; esta debe ser una condigna constante,
machacante, insistente de todos los días; y sin hacer olvido de que, siempre
habrá un número importante de simpatizantes con las directivas del PCC, los
cuales siempre votarán a favor y según los interese de la
dictadura. Ese número pude abatirse, cuando el porcentaje de quienes se nieguen
a salir a votar, superen al de los seguidores de la dictadura.
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