Mario J. Viera
¿Cuándo acabaremos por entenderlo? No, Estados Unidos no
tiene por qué resolver problemas ajenos. Cada nación tiene que atender a sus
propios problemas y conflictos; cada nación tiene que enfrentar los retos a su
propia seguridad, definir cuáles son sus intereses dentro del escenario
internacional, establecer su propia política exterior, seleccionar aliados y
definir enemigos. Ninguna nación tiene por qué salir a resolver los problemas
de otros. Se puede prestar ayuda y solidaridad, pero no tiene que resolver los
problemas de los otros.
En Cuba, todos lo sabemos y lo sufrimos, existe una
dictadura; pero no una cualquiera sino una de corte totalitario; es decir un
régimen donde no puede florecer la sociedad civil; donde no existe la propiedad
privada; donde no existe mercado libre sino totalmente dirigido por el poder
del Estado; donde no existe el respeto a la opinión contraria, no existe
libertad de prensa y de expresión, no existe el debate político porque todo
está subsumido dentro del poder del Estado. No es fácil enfrentar a este
colosal Leviatán que al igual como lo definió Thomas Hobbes, “No hay sobre la
Tierra quien se le parezca, animal hecho exento de temor. Menosprecia toda cosa
alta; es rey sobre todos los soberbios”. Sin embargo, el Leviatán cubano tiene
fisuras y puntos débiles, por tanto, se le puede enfrentar, se le puede golpear;
y se le puede golpear desde dentro y derrotar también desde dentro. Solo se
requiere voluntad, decisión y sagacidad.
Nosotros mismos tenemos que enfrentar al Leviatán, como
ya, de manera espontánea lo hizo el pueblo el 11 de julio, sin fantasías y
melindres civilistas, y no salir a mendigar auxilio y apoyo externo, sino ganarnos,
por nosotros mismos, por nuestra manera de actuar, la solidaridad, el auxilio y
el apoyo externo.
El mundo democrático ha salido en defensa de Ucrania, dándole
recursos militares y poder de fuego. El mundo democrático ha actuado así, sin
comprometerse de modo directo en el conflicto, porque los ucranianos se han
ganado, por su resistencia frente a Rusia, el apoyo, la solidaridad y el
auxilio externo.
Tenemos que entender que los problemas de Cuba no se resuelven
apelando solo al civilismo, sino planteando la lucha desde posiciones políticas;
la resistencia civil no es sinónimo de civilismo; la resistencia civil es el
accionar de los ciudadanos (civis), del pueblo raso, en reto y
enfrentamiento decidido a la dictadura; un enfrentamiento que puede ser
empleando las armas, o empleando la no violencia; esto es resistencia civil.
Resistencia civil por medio del empleo de los métodos de la noviolencia de
protesta, persuasión, no cooperación social (con huelgas de brazos caídos, de
varias industrias, y huelga general) y política (renunciar la membresía a los
CDR y demás “organizaciones de masas”, boicot a las farsas electorales, no
participar en los actos convocados por la dictadura) y la intervención no
violenta (sentadas, plantones, revelar la identidad de
agentes secretos y de jueces y fiscales que actúen en procesamientos a
opositores). Resistencia civil que tiene que ser antisistema y no reformista.
Seamos
capaces, actuemos, principalmente los que formamos parte de la diáspora cubana,
con sentido común y con dignidad. ¿Pedir una intervención militar en Cuba para
que derroque a la dictadura? Eso significa solo una cosa, que somos incapaces
de solucionar nuestros problemas, que estamos rendidos. ¿Pedir a Estados Unidos
endurezca el embargo con más y más sanciones económicas contra el régimen?
¿Resolverá esto nuestro problema principal? Vease a Corea del Norte, véanse
cuantas sanciones económicas y hasta diplomáticas se han implantado contra esa
dictadura totalitaria y, no obstante, el régimen se mantiene incólume ¿Por qué?
Porque la economía del país está totalmente bajo el control de la dictadura, no
existen capitalistas que puedan ser afectados por esas sanciones y generar un
rechazo al sistema, las miserias las soportan los norcoreanos que hasta han
sufrido hambrunas; pero el gobierno es capaz de producir poderosos misiles
intercontinentales y obtener poderío nuclear.
Rusia,
en cambio, está al borde del descalabro no solo por el fracaso de su guerra en
Ucrania, sino por las afectaciones económicas que se le han impuesto y afectan
significativamente a los intereses de los oligarcas rusos. Si las sanciones se
mantienen durante un largo periodo y la guerra en Ucrania sigue siendo
favorable para los ucranianos, el fin del régimen de Putin está a la vista.
¿Por qué? Porque en Rusia existen empresas capitalistas y los capitalistas cuando
ven en peligro sus acciones reaccionan en contra del gobierno, rechazan al
gobierno, cualquiera que este sea.
Desde
1901 los cubanos hemos vivido bajo el síndrome del plattismo, ya es hora de
vacunarnos con una inyección de civilismo, (ahora sí) y de una conciencia
nacionalista sana; y acabar de entender que, no los Estados Unidos, sino
nosotros, los que tenemos que derrocar a la dictadura.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario