Mario
J. Viera
Debemos
estar alertas, con la mirada puesta hacia el horizonte, como los marinos
atisban a los arrecifes que puedan hacer zozobrar a la nave. Hay que prever los
peligros de un futuro desalentador donde, a la caída de la dictadura
totalitaria en Cuba, aflore a la superficie un nuevo régimen autoritario de
signo contrario al actual que preside el Partido Comunista de Cuba, el PCC.
¡Cuidado
que ya hay buitres disfrazados de águilas, esperando el momento para caer sobre
los despojos de la dictadura caída!
Ya
Cuba lleva 70 años sin democracia. Muchos años estos para borrar la memoria de,
qué es vivir en democracia; suficiente tiempo para que fenezcan los valores
cívicos y la conciencia de Nación.
Hay
que levantar la resistencia contra la dictadura totalitaria y sentar las bases,
para que la lucha por la democracia, no sea la aventura feliz de un grupo de
oportunistas de todos los colores. No podemos repetir la experiencia rusa tras
el desplome del estalinismo soviético. Turbas ávidas de poder y riquezas que se
hicieron, con el botín de las privatizaciones, una casta delecta de oligarcas.
Resistencia
noviolenta, firme y constante contra el régimen del PCC y contra el imperio de
una derecha radical no democrática. Desde ahora hay que unir a la derecha y a
la izquierda democráticas para levantar el bastión de la democracia.
El
enemigo principal al cual tenemos que aplastar ahora, es el régimen totalitario
del poder del PCC, y empuñar la adarga y el escudo para aplastar al enemigo
puntual que está al acecho.
Impulsar
la lucha noviolenta contra el régimen del PCC tiene que ser el trabajo de un
movimiento de resistencia autóctono y autónomo al interior del país, sin
control externo, en alianza, pero sin compromisos de acatamiento de liderazgo,
con lo más puro del exilio cubano.
Los
luchadores noviolentos de Cuba deben aprender a ser cautos como las palomas y
astutos como las serpientes, para no dejarse confundir con los cantos de
sirenas de algunos que se autodenominan “líderes del exilio cubano”; hay que
saber distinguir entre la paja y el trigo, y conocer cada árbol por sus frutos.
¡Ahí
están, véanlos! Son las turbas embrutecidas y violentas que se inclinan ante un
becerro de oro que sueña ser aclamado como nuevo Duce, como nuevo Führer. Son
los que, pretendiendo ser la voz autorizada de la diáspora cubana, organizan
marchas y desfiles de automóviles en honor al becerro de oro de Mar – a - Lago;
los que se coaligan con su firma a un hipócrita y demagógico documento titulado
“Carta de Madrid”, elaborado por la Fundación Disenso del español Santiago Abascal, y divulgado por Foro Madrid,
mascarones de proa del partido español Vox, un partido político ─ como ha sido
clasificado ─ de ideología ultraconservadora y ultranacionalista, de clara
adscripción a la derecha radical (desde una óptica ultranacionalista española) es
manifiesta y decididamente neoliberal; sus parámetros originarios los del
más rancio ultranacionalismo español contemporáneo: unitarismo, catolicismo
político decimonónico, nacional-catolicismo del siglo XX y franquismo.
Según
el diario español El País, Vox ha logrado agrupar grupos de evangélicos,
católicos, neoconservadores, populistas de derecha e individuos
"nostálgicos de las dictaduras militares" con la Carta de Madrid.
La
Carta de Madrid se refiere a muchos conceptos generales como libertad,
prosperidad e igualdad ante la ley; la defensa del Estado de Derecho, el
imperio de la ley, la separación de poderes, la libertad de expresión y la
propiedad privada; pero ninguna mención hace del fundamentalismo y la agenda
antiderechos que se expande por toda la América Latina ni a la gran
marginalización de importantes sectores de la población latinoamericana como
consecuencia de la implantación de medidas económicas neo liberales. Sus dardos
van directamente dirigidos al fantasma del Foro de São Paulo y el Grupo de
Puebla, como si tales tuvieran un poder verdadero de acción y movilización en
América Latina. Este es el fantasma con el cual identifican cualquier protesta
social que se produzca en cualquier país de eso que Abascal denomina “Iberosfera”,
como las protestas en Colombia y en Chile
Pero
no toda la derecha le ha dado su aplauso a la Carta de Madrid, figuras como el
expresidente de México, Felipe Calderón Hinojosa criticó la firma de ese documento
por algunos senadores del PAN: “La dirigencia del PAN hace buen rato que
está extraviada. Hoy, una vez más, el acuerdo con Vox lo demuestra. Y que no
vengan con el cuento de que no les hacen caso los senadores, eso está peor.
Ojalá cambien ya de dirigencia. Por esas y otras cosas salimos muchos”.
Solo ese sector de la derecha donde forman fila personajes de la talla de Giorgia
Meloni, presidenta de Fratelli d’Italia, un partido italiano de extrema derecha;
la muy conocida ultraderechista y antieuropeísta Marion Maréchal-Le Pen.
Así
lo ve el analista político ecuatoriano Oswaldo Moreno cuando le expresa al
diario El Universo: “Me llama la atención que políticos ecuatorianos
descendientes de migrantes respalden un postulado emanado desde una
organización que básicamente es racista, xenófoba y antiinmigrante… es
sorprendente en un país donde solo hay mestizos. Yo creo que los que se sumaron
lo hicieron por la novelería de tener likes y quiero pensar que no leyeron lo
que estaban firmando, tal vez hay que hacerse responsables y asumir su adhesión
a estas ideas retrógradas y reaccionarias”.
Lo
mismo se podría decir de algunos de los cubanos que firmaron con Vox:
Vean
algunos de sus firmantes: Orlando Gutiérrez-Boronat, coordinador de la Asamblea
de la Resistencia Cubana y del Directorio Democrático Cubano; Antonio Rodiles;
Zoé Valdés y Rosa María Payá, la de Cuba Decide.
¡No
podemos confiar en ellos!
Cuba
solo podrá ser un país próspero y democrático cuando derecha e izquierdas
democráticas se unan en un mismo propósito, acabar con la dictadura totalitaria
y cerrarles el paso a todos los populismos de derecha y de izquierda, enterrar
junto con la dictadura del Partido Comunista de Cuba a toda manifestación de
extremas.
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